Maestra, me estás humillando. Y ya está. ¿Causa? El zagal escribe la E al revés, a lo que su maestra le dice que hay que trabajar eso, que se van a poner manos a la obra.

Nada, siete años y unos padres que están ‘muy pendientes de su hijo’. Acto seguido, la madre lleva al niño ante la directora para que presente su queja, y como es lo que el niño quiere, pues adelante. Y la presenta: mi maestra me está humillando, me dice que escribo la ‘e’ al revés y que tengo que escribirla derecha. La directora al rato pregunta a la maestra que eso qué es. Y la maestra se queda boquiabierta, porque ella lo que quiere es que el niño escriba la E derecha, y la B y la T, pero a la madre lo que al parecer le interesa es que el niño desarrolle otras habilidades emocionales.

Luego, cuando crezcan, sus derechos estarán antepuestos a sus conocimientos, y quienes enseñen habrán de pedir permiso hasta para explicar, aunque sea en pleno ejercicio de sus funciones. Y siempre habrá alguien que escuche, que atienda y que dé la razón al niño que se siente humillado porque se le corrige. Al parecer eso de corregir ya no se lleva, ahora debe orientarse, con suavidad y ternura, pero sin pasarse porque puedes ser un blando o pretender otras cosas. Total, que la madre está feliz pues su niño está desarrollando su libertad plena. Eso sí, el sentido que le cojan las letras es otra cosa. Pero a quién importa eso, si ya no escribe nadie. Ahora todo es con teclados digitales.

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