El Comité de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se reúne este lunes para decidir si el brote de virus del zika, presente ya en 24 países de América, constituye una emergencia de salud pública de importancia internacional.
El virus, que transmite el mosquito Aedes aegypti —el mismo que el dengue y el chikunguña—, normalmente provoca una infección leve pero se ha asociado a casos de microcefalia en bebés de madres infectadas y a algunos casos de síndrome de Guillain-Barré. Una asociación que ha llevado a la OMS a considerar el zika como una amenaza «de proporciones alarmantes», como la definió la directora general, Margaret Chan.

Declarar una emergencia de salud pública internacional, decisión que tomó en 2009 con la gripe A y en 2014 con el ébola,  implica poner en marcha mecanismos para coordinar la detección, la prevención y la vigilancia del problema; también la posibilidad de movilizar a los expertos de la OMS y fondos. La reunión se celebra a través de videoconferencia, pero no se ha clarificado si las conclusiones de los expertos se harán públicas este lunes.

La OMS —si así lo deciden los expertos que forman el comité de emergencia— también puede hacer recomendaciones sobre los viajes a las zonas afectadas, como ya han realizado Estados Unidos y las autoridades sanitarias europeas, que han aconsejado a las embarazadas —el grupo de mayor riesgo— que no visiten la regiones donde se han detectado casos. Una decisión delicada, sobre todo para Brasil (el país más afectado por el virus) ya que puede afectar a los carnavales y a los Juegos Olímpicos que se celebran este verano.

La gestión del brote del zika va a ser una prueba importante para la OMS, después de sus actuaciones fallidas en las crisis de la gripe A y el ébola. La OMS ha reconocido que respondió lenta e insuficiente ante él ébola. Su alerta global no fue lo bastante agresiva, su capacidad de comunicación de riesgos y de reacción fue limitada y no fue eficaz en la coordinación con otros organismos. La Organización Mundial de la Salud también recibió duras críticas por sus actuaciones poco transparentes y exageradas —como las describían dos informes uno del Consejo de Europa y otro publicado en la prestigiosa revista científica British Medical Journal— durante la pandemia de H1N1.

CRISIS DE SALUD PÚBLICA

  • 2002.Neumonía asiática. Fue la primera gran crisis sanitaria del siglo XXI. La OMS fue acusada de minimizar el problema para no enfadar a China.
  • 2005. Gripe aviar. La enfermedad aún no ha sido controlada, pero no es tan peligrosa en humanos como se temía.
  • 2009. Gripe A. La OMS declaró la pandemia por seguir un protocolo que no evaluaba la gravedad de la infección, sino su extensión. Tuvo que rectificar.
  • 2014. Ébola. Se tardó cuatro meses en declarar el brote y otros cuatro en decretar la emergencia.

La del zika es una crisis un poco distinta. Para este virus que, según la OMS puede afectar a tres o cuatro millones de personas, no existe tratamiento ni indemnización. Y tampoco hay perspectiva a corto plazo de lograr una vacuna. De momento, hay dos proyectos de investigación trabajando en ella, pero los ensayos clínicos no se prevén hasta el verano, como mínimo, según los responsables del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). El único modo de luchar contra la infección es prevenirla: evitar que el mosquito pique y acabar con él.

 

 

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