El lunes y el martes se celebra la Cumbre Mundial Humanitaria en Estambul, que repensará la acción humanitaria en una de las mayores crisis de la historia. España, que contará con la representación del ministro José Manuel García-Margallo, ha recortado la partida de Ayuda Humanitaria un 84% en la última legislatura.

Hay varios retos: el récord de 125 millones de personas que requieren asistencia, continuas vulneraciones del Derecho Internacional Humanitario y la falta de financiación.

Un contador resta los segundos que quedan para el inicio de la Cumbre Mundial Humanitaria de la ONU. Así presenta  su página oficial la reunión internacional de alto nivel que se celebra el lunes y el martes en Estambul. Es la primera cumbre de este tipo y llega en una de las mayores crisis humanitarias de la historia: se ha alcanzado el récord de 125 millones de personas requieren asistencia, hay más de 60 millones de desplazados en el mundo y los frecuentes ataques a hospitales y a la población civil recuerdan que el Derecho Internacional Humanitario está más presente sobre el papel que en los conflictos de Yemen y Siria, entre otros.

Los representantes de la ONU, los estados y la sociedad civil se reúnen esta semana para revisar cómo se están abordando las emergencias en el mundo. Antes de la cita, ha habido una preparación de casi dos años en los que desde Naciones Unidas se ha trabajado y consultado a «los países, las organizaciones sociales y la población afectada», recuerda Paula San Pedro, responsable de Incidencia en Ayuda Humanitaria de Oxfam Intermón. En su opinión, al igual que la de Barbara Mineo –que irá a la cumbre en representación de la Coordinadora española de ONGD–, ha sido un proceso muy participativo. «Tal vez se ha abierto demasiado y ahora es más difícil sintetizar qué es lo importante y urgente», añade Mineo.

La emergencia en cifras

Lo ‘urgente’ lo componen una serie de datos que dibujan uno de los peores escenarios de la historia: Naciones Unidas tiene declaradas cuatro emergencias humanitarias de ‘Nivel 3’ (el máximo posible) en Yemen, Siria, Sudán del Sur e Irak; los 60 millones de desplazados en el mundo suponen otro récord desde la Segunda Guerra mundial y superan  en veinte millones las cifras de hace diez años; y el fenómeno climático de El Niño es el más fuerte, superando el mayor registrado, de 1997, indica la ONU.

«Está cumbre es importante, en primer lugar, por el escenario que tenemos. Es muy urgente que los líderes políticos, junto con los otros actores, se junten para intentar llegar a algunos compromisos», sentencia Barbara Mineo. La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha pedido 20,8 mil millones de dólares para atender estas emergencias en 2016 y poder auxiliar a  91 millones de personas, según los últimos datos de mayo. En estos cinco meses, solo ha recaudado un 18%.

Los conflictos armados desangran también a la población civil, pese a la protección que debería brindarles el Derechos Internacional Humanitario, en «abusos flagrantes de los derechos humanos», denuncia la ONU. Desde el inicio del conflicto de Yemen hasta este marzo, el Alto Comisionado de Derechos Humanos registró casi 9.000 víctimas civiles: 3.218 asesinados y 5.778 heridos. Los responsables de la mitad de ellas es la coalición árabe liderada por Arabia Saudí, indicó.

Algunas cifras hablan de problemas enquistados, que no se han resulto, como la desigualdad de género. El protagonismo de las mujeres y niñas en la gestión de crisis también será abordado en Estambul: según informes de las Naciones Unidas, el 60% de las muertes maternas ocurren en situaciones de emergencia humanitaria y todas las formas de violencia de género contra las mujeres y niñas alcanzan su punto máximo en caso de desastre o conflicto, advierten en ONU Mujeres.

Los compromisos

Para Oxfam Intermón uno de los puntos positivos de este encuentro es «que se pide compromiso a los participantes: solo van aquellos actores (gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y agencias de ONU) que van a comprometerse con alguno de los 23 objetivos establecidos», indica Paula San Pedro.

El cumplimiento de estos compromisos, en cambio, no será obligatorio. «Naciones Unidas no puede obligar a que se cumplan pero queremos sugerir en la cumbre que se cree un mecanismo de monitoreo, similar al de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, para que se pueda hacer un seguimiento a lo prometido en la cumbre», añade San Pedro.

España, que será representada por el ministro del Exterior en funciones, José Manuel García-Margallo, no llevará un compromiso en el terreno financiero por la situación de falta de gobierno pero sí en otras medidas como la puesta por el cumplimiento del derecho internacional, indican en Oxfam. En la ONG apuntan que el trabajo de participación previo del Ejecutivo con la sociedad civil ha sido «muy bueno». Otras cifras dejan mucho que desear sobre su apuesta en este ámbito: en esta legislatura, el Gobierno ha recortado un 84% el presupuesto para Ayuda Humanitaria.

Médicos Sin Fronteras no es optimista con los resultados que se obtengan de este encuentro. La organización humanitaria no acudirá a la cita pese a que ha formado parte del proceso de preparación previo: «Ya no tenemos ninguna esperanza de que el WHS vaya a abordar las debilidades en la acción humanitaria y en la respuesta de emergencia, en particular en las zonas de conflicto o en situaciones de crisis epidémicas», dice la ONG en un comunicado. En su opinión, la cumbre recogerá «una serie de declaraciones de buenas intenciones», pero «se niega a reforzar las obligaciones de los Estados de mantener e implementar las leyes humanitarias y de refugiados que han firmado».

Los refugiados

De la denominada ‘crisis de los refugiados’ se ha quedado descolgada en muchas ocasiones el apellido de ‘humanitaria’. La cumbre abordará la emergencia que ha expulsado a millones de personas de sus hogares y sugiere, entre otras cuestiones, «aumentar las vías seguras para que puedan migrar, concertar un pacto mundial de reparto de refugiados y reiterar el compromiso con el asilo y la no devolución de solicitantes de asilo», enumera Barbara Mineo.

En esta ocasión, los países europeos quedarán retratados a través de su pacto con Turquía, que permite las expulsiones desde Grecia a suelo turco pese a las críticas de organizaciones humanitarias y la ONU. «Esto crea un precedente para otros países, lo que Europa ha hecho con el acuerdo tiene afectos muy serios para los otros millones de personas», alerta Paula San Pedro.

Otro de los peores escenarios que quedará sobre la mesa esta semana es la decisión de Kenia de cerrar dos grandes campos de refugiados, en los que viven más de 600.000 personas. «Y uno de los ejemplos que ha puesto Kenia para justificar esta medida ha sido la actitud de la UE», añaden en Oxfam Intermón.

Un miembro del equipo de MSF camina entre los restos del centro de traumatología de Kunduz. Horas antes fue gravemente dañado por el bombardeo del 3 de octubre. | Foto: MSF

Un miembro del equipo de MSF camina entre los restos del centro de traumatología de Kunduz. Horas antes fue gravemente dañado por el bombardeo del 3 de octubre. | Foto: MSF

El Derecho Internacional Humanitario

Otro de los puntos obligados de esta cita es la revisión del Derecho Internacional Humanitario (DIH). «El punto clave es que se actualicen los instrumentos que se utilizan para proteger a los civiles en los conflictos, que están totalmente desfasados», apunta Sergio Maydeu Olivares, consultor y analista sobre conflictos armados, violencia y desarrollo. «El DIH está hecho para un tipo de conflicto armado que ya no se da. Los instrumentos han cambiado, porque cuando se instauró los conflictos eran entre estados y ahora ya no es así. Ya no hay guerras contra ejércitos al uso, ahora hay actores diferentes que van desde paramilitares a grupos terroristas como Daesh (ISIS). Hay muchos conflictos armados internos, en los que el propio estado interviene», argumenta.

Las noticias de ataques a hospitales en Siria han sido una constante en las últimas semanas y organizaciones como Médicos Sin Fronteras han denunciado que los médicos y el personal sanitario es un objetivo de guerra más, en contra de lo que dictan las normas internacionales. «Los instrumentos actuales prohíben los ataques contra instalaciones hospitalarias pero ocurren, y sabemos que hay varios gobiernos detrás, no son solo ataques terroristas. Hay que exigir instrumentos para que esto se cumpla», añade Maydeu. «La Cumbre debe darle también una vuelta al Tribunal Penal Internacional: qué se puede hacer para que tenga posibilidades de investigación y sanción. Los países africanos están hartos de que sólo juzgue a sus expresidentes y no a los de otros países».

No solo los trabajadores humanitarios están desprotegidos. El bombardeo a un campamento de refugiados al norte de Siria, junto a la frontera turca, hace unas semanas evidenció una vez más la vulnerabilidad de la población civil ante los ataques armados. «Hay que reflexionar sobre qué herramientas tenemos para garantizar la seguridad de la población civil. Y preguntarse si son aún válidas las ‘zonas de seguridad’, por ejemplo, o los corredores humanitarios. Abordar por qué los corredores humanitarios no están llegando en la guerra siria, por ejemplo», explica el analista.

La Cumbre concluirá el martes 24 y, aunque algunas voces temen que no haya grandes compromisos, otras insisten en que al menos la comunidad internacional quedará retratada en este encuentro. Porque el contexto exige apuestas e inversión: la vida de más de 125 millones de personas depende de ello.

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