CAMINO DEL CALVARIO por JUAN ALFREDO BELLÓN para  EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 20-01-2019

En España y en Andalucía vienen rodando últimamente las cosas de manera dislocada, que quiere decir épica y trágica mucho antes que lírica y cómica, Me explicaré diciendo que, si uno quiere entender lo que ocurre y mira la cara a Maillo, por un poner, vale más la intensidad del querer entender que la de transcribir lo que se saca de su gesto doliente y dolido de haber hecho las cosas muy mal, sin quererlo, pero cuando ya es tarde para remediarlo. Y si este razonamiento es válido para el careto torcido como de El Greco de Maillo y de Teresa Rodríguez, qué habrá que especular cuando se lo miremos a la Presidenta saliente, con todo lo que tiene que estar rebobinando estos días e intentando que no se trasluzca en su cara de Esperanza de Triana y olé. Camino del Calvario puro y crudo es lo que refleja su rostro hierático que lleva impreso el ascenso doloroso al Monte de la Calavera que en política son más y mejores que en Piratas del Caribe porque Susanita tiene un sofocón que para ella (y nosotros) se queda.

Y ante tanta catarsis, no cabe más paranoia sino que, siguiendo con el lenguaje bíblico-freudiano y flamenco de la petenera, diremos que A la mitá del camino / me puse a considerá / qué pocos amigos tiene / el que no tié na que dar. / A la mitá del camino, / me puse a considerá… Solo que, además, detrás de “la mitá del camino” añadiremos “del Calvario” que refuerza la seriedad de lo que ha venido en llamarse metafóricamente “la travesía del desierto” que es lo que también en lenguaje bíblico se dice “pasar las de Caín” cuando, recién muerto Abel, corría despavorido al sentirse perseguido y atemorizado por Jeovah. Vaya, en “román paladino” que diría el Arcipreste de Hita, pasarlas putas.

Y digo más, qué hacer ahora excepto ingerir una sobredosis de lo que, en términos de farmacología de andar por casa, se denominó una hartá de Aguantoformo y carratera y manta que arrieros somos y en el camino nos tendremos que encontrar (si tenemos fuerzas y paciencia para mantenella y no enmendalla -casi-). De modo que, tras haber proclamado nuestro amor y apego por Andalucía y haber dado un gran resbalón, que cualquiera da en la vida, tenemos que mostrarnos humildes y tenaces para plantear salidas y soluciones de futuro, aunque sean dolorosas a corto plazo: lo primero y principal, conocer al tribunal, como se decía en mis tiempos cuando preparábamos oposiciones. Y aquí viene a ser, conocer al adversario, a esa hidra tricéfala llamada extrema derecha nazifascista y populista que no ha dejado de existir entre nosotros y que tratará de hegemonizar el tiempo político que nos ha tocado en suerte. Algo así como lo que hizo la actual Presidenta saliente, ahora ya Parlamentaria socialista casi rasa, cuando le preguntó a Abascal si con tanto amor filológico de la Biblia y otros tantos texto sagrados, siendo ella misma, como se sabe, católica practicante, digo, si lo mejor no sería adoptar el eslógan ya transformado de los nuevos tiempos y que no fuera «amaos los unos a los otros» sino «deportaos los unos a los otros», cosa que ahora podría quedar mucho mejor y mucho más «agiornado».

Con esto, acabo hoy este artículo viendo todo el día la victoria absoluta del PP en Sevilla (según ellos) y para luego en Madrid, escuchando su nueva versión triunphante del himno del partido entre el clavel y la rosa su majestad es-coja, entonado por el coordinador del acto señor Núñez Feijoo, alabando a Fraga como inventor de la mayoría natural y fundamentando en él su teoría del rearme ideológico: tenemos ideas, tenemos un equipo y un país y un presidente nuestro en Andalucía y apañados van los rojos ante el avance arrollador de la derecha con cuyo núcleo se ha vuelto a reencontrar José María Aznar, con la presencia obligada de Mariano Rajoy, Cospedal y Santamaría, que garantizan la defensa de la unidad del partido y de la patria española, sintonizada con la extrema derecha por poder dar lo que se busca del PP y solo el PP puede darlo y solo con el PP se puede reivindicar.

Es el discurso refundado y basado en el solecismo, es la forma más redonda de esgrimir un relato que no se sabe dónde ni cuándo empieza ni acaba, con una cita expresa y delirante: Aquí no hay generales. El que se crea general que se quite la gorra. Y ea: otra mujer asesinada en Zaragoza.

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