Nos ha costado mucho visibilizar la violencia contra las mujeres, sacarla de las páginas de sucesos, nombrar y contar a sus víctimas, más de mil desde que tomamos conciencia, poner nombre a este fenómeno brutal y dar una respuesta penal a los agresores y protección a las víctimas, como se ha hecho con las víctimas del terrorismo, con las de los crímenes de odio, con los que afectan a los ciudadanos más indefensos, los menores.

Porque salvo que uno sea imbécil o extraterrestre sabe detectar cuándo un tipo de crímenes se convierte en un fenómeno que requiere un nombre y una respuesta específica. Hoy Madrid dedicaba un minuto de silencio a la última víctima, Adaliz Villagra, asesinada por su expareja en presencia de sus dos hijas de 8 y 10 años.

Los representantes de Vox ya habían anunciado que no secundarían el acto de homenaje con su obsesivo mantra de que “todas las violencias son iguales” y bajo el pretexto de que el minuto de silencio era “una campaña publicitaria de la izquierda”. Pero no se han conformado con banalizar este tipo de violencia diluyéndola, han hecho algo peor. Han organizado una contramanifestación exhibiendo una pancarta que rezaba: “La violencia no tiene género”, rompiendo el luto que habían acordado todas las fuerzas políticas en memoria de la víctima, sobrepasando groseramente esa sutil línea que distingue al desvergonzado y al sinvergüenza. Además, Ortega Smith ha protagonizado en plena calle una discusión con el alcalde, su socio, que les recriminó su actitud y les recordó que el 20% de muertes violentas en Madrid son asesinatos de mujeres y que estos son “la primera causa de muerte violenta en Madrid”. Así que sí, que esta violencia contra las mujeres tiene nombre. Lo que no tiene nombre es lo suyo.

Isaías Lafuente Madrid

https://cadenaser.com/programa/2019/09/19/la_ventana/1568901594_604622.html

FOTO: RTVe

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