“No puedes ser atarfeño, si no has comprado unas Adidas
En el Luisfer de la Paqui, ella está allí embobaíca
Esperando a sus clientes, apontocá así en la esquina
Te mira de arriba a abajo y luego de abajo a arriba
Te hace 500 preguntas y ninguna repetía
Atarfe tiene sus Paquis, todas son muy conocías
Mira que son buena gente, pero coño ¡Qué cansinas!”

(Las que viene de vuelta; carnaval 2018)

Se llama Paqui Poyatos y creo que no necesita más presentación. Sin temor a equivocarnos, puede ser uno de los personajes locales que más letras han inspirado en los últimos veinte carnavales. Hemos escogido esta entrada de la chirigota de las Niñas de 2018, pero teníamos muchas más.
Siento un cariño especial por ella, ya que la conozco desde que tengo uso de razón. Ella vivió durante muchos años en la calle Salitre, pared con pared con la casa de mi abuela materna. Allí la vi crecer y madurar. Yo un niño, ella una adolescente. Cuando necesitaba alguna ayuda a la hora de hacer los deberes, tanto ella como Fernando, su novio desde muy joven, me la prestaban.

Antes de escribir estas líneas sobre ella, la he visto y como siempre me ha preguntado por mí y los míos. Para rematar la faena, ha sentenciado: “que haces que estás más delgado”. Esa pregunta sobre mi volumen corporal es una constante cada vez que nos vemos. Mi respuesta, también es la misma: eso son imaginaciones tuyas; yo no hago nada.

“Me gusta lo que escribes. ¿Todas las semanas escribes algo?” No Paqui, le contesto. Escribo de vez en cuando y está programado para que se publiquen a diario a las tres de la tarde.

Hoy, he decidido escribir sobre ti. Nada especial, nada particular. Tan solo un pequeño fragmento de las ciento de conversaciones que hemos tenido en el transcurso de nuestras vidas. Una dosis de cercanía y afecto. Elementos que hacen que la vida en el pueblo tenga su encanto.

Fotografía de hace unos años, entrando al Portón, donde me pidió que la retratara.

Curiosidades elvirenses.

 
 
 
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