Los poderes públicos en Andalucía quieren hacer creer que los impuestos son cosas de “progres” para ocultar que deben ser progresivos, es decir, que deben gravar más a quienes más tienen, para que todos y todas tengamos las mismas oportunidades en la vida, independientemente del hogar donde se nazca.

2 de octubre; 6 de la tarde. La cuenta de Twitter del PP andaluz lanza una triunfante infografía. Bajo el rotundo titular “comprometidos con la educación”, anuncian que “un matrimonio con un rendimiento anual de 80.000 € se podrá deducir 108 € si apunta a su hijo a una academia de inglés o informática”. Lógicamente, le cae la mundial. ¿80.000 euros de “rendimiento”? ¿Cuántas familias tienen esos ingresos anuales en Andalucía? Según las estadísticas, alrededor del 90% de los hogares está por debajo de esa cifra.

Ante la avalancha de críticas, ya al día siguiente, al tuit de la discordia le sigue otro, con la misma infografía pero modificando la cifra de ingresos, que en esta ocasión es de 20.000 €. El PP andaluz quiere hacer ver que esa deducción -exactamente la misma- también se la pueden hacer hogares menos pudientes. Insisten en que el mensaje es “hasta 80.000 €”. Luego sale a la luz que, en realidad, la deducción es hasta 100.000€ en declaración conjunta y los 80.000 son para una declaración individual y, claro, le vuelve a caer la mundial. ¿Se pueden deducir lo mismo dos matrimonios con una diferencia de 80.000 € en ingresos?

En primer lugar, quiénes son los destinatarios principales de sus bajadas de impuestos y, en general, de sus políticas públicas. Pudieron tomar como referencia el ingreso medio de los hogares andaluces, que se sitúa en unos 26.000 €, pero se fueron directamente a 80.000. Como si fuera un mensaje directo “a los suyos”. Otra interpretación sería que no tienen ni idea de la realidad de Andalucía. Tampoco la descartemos.

En segundo lugar, resulta chocante que su compromiso con la educación se manifieste en deducciones fiscales para apuntarse a academias privadas. Las deducciones fiscales suponen, siempre, menores ingresos para la Administración. Y, por si alguien aún no lo sabe, estos ingresos son necesarios para satisfacer inversiones sociales, como la educación pública. Visto lo visto, no es causalidad que Andalucía sea, según datos del Ministerio, la segunda Comunidad Autónoma con menos gasto por alumno en centros públicos, tan solo por delante de Madrid. Además, es la tercera que más gasta en conciertos y subvenciones a la educación privada, por detrás de Madrid y Cataluña. Es decir, que el compromiso con la educación del PP se limita, sobre todo, a lo privado y lo concertado, por acción -inyectándole dinero- o por omisión -disminuyendo ingresos e inversión en el sistema público-.

Es difícil pensar que una familia con tan pocos ingresos vaya a destinar más del 10% de los mismos a academias de inglés o informática. Sobre todo, teniendo en cuenta cómo está el precio de la vivienda o de la electricidad

La discriminación de la educación pública y el refuerzo de la privada y la concertada también es un mensaje sobre quiénes son los principales beneficiarios de las políticas del PP, de sus socios fijos (Ciudadanos) y eventuales (Vox). Un estudio de Andrino, Grasso y Llaneras sobre los centros educativos en España en 2019 concluía que los colegios de vecindarios pobres son casi siempre públicos, mientras que en los ricos, la mitad son concertados o privados. Correlativamente, el mismo estudio demuestra que el porcentaje de alumnos provenientes de familias económicamente favorecidas es mayor en los centros privados y concertados. Por último, señala algo que se puede corroborar con diferentes informes, PISA entre ellos, y es que los centros privados y concertados obtienen mejores resultados académicos.

Este último dato guarda una relación directa con el tuit de marras. Si ya es obvio que los alumnos y alumnas de familias con una situación económica favorable tienen mejores condiciones de partida para formarse, bonificar aún más estos hogares lo que hace es acrecentar las diferencias con los menos favorecidos. Y Moreno Bonilla dirá que la deducción fiscal es la misma para una familia que ingresa 20.000 que para una que ingresa cuatro veces más, pero es difícil pensar que una familia con tan pocos ingresos vaya a destinar más del 10% de los mismos a academias de inglés o informática. Sobre todo, teniendo en cuenta cómo está el precio de la vivienda, de la electricidad o de los alimentos; bienes de primera necesidad.

Así, ante el paulatino deterioro de las condiciones de enseñanza en los centros públicos, a pesar del encomiable esfuerzo del personal docente, los niños y niñas de familias con grandes rentas podrán complementar y mejorar su formación en centros privados, como las academias de inglés e informática. Esto les permitirá, en el futuro, acceder a puestos de trabajo cualificados, con más ingresos, y la segregación seguirá reproduciéndose, ampliando la brecha social y predestinando a las generaciones futuras a un trabajo y a unas condiciones de vida en función del hogar donde hayan nacido.

Y es justo esto, la estratificación en clases, las brechas sociales o la exclusión, lo que se pretende reducir a través de los impuestos. Por eso, el artículo 31 de la Constitución establece que todos debemos contribuir al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con nuestra capacidad económica, mediante un sistema tributario justo, inspirado en los principios de igualdad y progresividad. Lo que se complementa con el artículo 40, que encomienda a los poderes públicos promover las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa.

En este caso, los poderes públicos de Andalucía, los partidos en el Gobierno, están ejecutando una política fiscal que busca -y consigue- justamente lo contrario. Y lo hacen sacando pecho por ello, en una continua campaña de desinformación en la que intentan vender que las bajadas indiscriminadas de impuestos son buenas para todo el mundo, cuando solo favorecen a las clases más adineradas. Quieren hacer creer que los impuestos son cosas de “progres” para ocultar que deben ser progresivos, es decir, que deben gravar más a quienes más tienen, para que todos y todas tengamos las mismas oportunidades en la vida, independientemente del hogar donde se nazca.

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