Cinco huelgas de mujeres a lo largo de la historia
El 19 de octubre se llevó a cabo en Argentina por primera vez un paro de mujeres. Este acontecimiento inédito en el país cuenta con antecedentes a nivel mundial que significaron importantes avances en la lucha del movimiento de mujeres por sus derechos.
1909: el levantamiento de las 20 mil
Un 22 de noviembre de 1909 la joven Clara Lemich tomó la palabra en un mitín de obreros textiles de Nueva York. Esta experimentada obrera rusa de 23 años -la mayoría de sus compañeras no llegaban a las dos décadas de vida- dio un encendido discurso ante mujeres y varones donde llamó a realizar una huelga general.
Al día siguiente comenzó el paro conocido como “El levantamiento de las 20 mil”, debido a que la mayoría de las trabajadoras de la industria textil (entre 60% y 70%) eran mujeres. Para el 24 de noviembre 20 mil mujeres (y algunos varones) salieron de las fábricas. El 90% eran extranjeros.
El conflicto duró once semanas, hasta febrero de 1910, cuando concluyó con la firma del “Protocolo de paz”. En ese camino Lemich fue detenida 17 veces por la policía y sufrió la rotura de seis costillas como consecuencia de la represión.
Finalmente, el 85% de las empresas textiles firmaron el acuerdo que contemplaba la reducción de la jornada laboral a 52 horas semanales, vacaciones pagas, negociaciones salariales, suministro gratuito de instrumentos de trabajo y equiparación salarial (las mujeres cobraban entre 3 y 4 dólares semanales contra 7 a 12 los varones).
Esta lucha fue no sólo una victoria en términos reivindicativos, sino que abrió paso a las mujeres dentro de los sindicatos estadounidenses hasta entonces reticentes a considerar su participación.
1912: la huelga de “Pan y Rosas”
Tres años después de la huelga neoyorquina, la industria textil estadounidense seguía convulsionada. El 25 de marzo de 1911 la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York se incendió generando el cuarto siniestro laboral más importante de la historia del país: 123 trabajadoras de la confección y 23 hombres murieron.
Por eso a comienzos de 1912 y ante el incumplimiento de la patronal de adaptarse a la legislación que había reducido de 56 a 54 las horas de trabajo semanales, las obreras de Lawrence, Massachusetts, decidieron ir al paro.
El 11 de enero comenzó la protesta que incluyó piquetes en las fábricas. Un hecho significativo fue que el comité de huelga constituyó guarderías con el objetivo de cuidar a los hijos e hijas de las obreras para que puedan participar activamente del reclamo. Asimismo se impulsaron reuniones solo de mujeres para tratar sus problemáticas particulares.
Elizabeth Gurley Flynn, una de las dirigentes, sostuvo tiempo después: “El hombre llegaba a la casa y se sentaba, mientras su esposa hacía todo el trabajo, preparar la comida, limpiar la casa, etc. Hubo una oposición masculina considerable a que las mujeres vayan a las reuniones y marchen en los piquetes. Combatimos resueltamente estas nociones. Las mujeres querían luchar”. Elizabeth tenía 22 años.
Finalmente la huelga triunfó, la jornada laboral se redujo y se incrementaron los salarios. Al grito de “queremos el pan pero también las rosas”, las obreras textiles de Lawrence marcaron otro hito en la historia del movimiento obrero.
1968: las 187 luchadoras de Dagenham
En el año 1968 la empresa estadounidense de automóviles Ford tenía en el Reino Unido 55 mil trabajadores de los cuales sólo 187 eran mujeres. Todas ellas trabajaban en la planta ubicada en la localidad de Dagenham, en las afueras de Londres, y eran las encargadas de elaborar el tapizado de los asientos de los vehículos.
De acuerdo a los criterios de la empresa la trabajadoras estaban clasificadas como Grado A o de ‘Habilidades Mínimas”, por lo que su salario era sustancialmente menor al de otros trabajadores de la fábrica. A la diferencia salarial se le sumaba las precarias condiciones de trabajo: el taller era sucio y oscuro y los tapizados los debían realizar sin moldes por lo que todo el trabajo era “a ojo”.
Tras varias demandas que no fueron impulsadas por su delegado hombre, las obreras eligieron como representante a Rita O’Grady. Bajo su liderazgo encabezaron una huelga de tres semanas que primero reunió a las 187 bajo el lema “¡Queremos respeto! ¡Igualdad salarial o nada!”. Luego lograron sumar al resto de los trabajadores de Dagenham.
Con el respaldo de Bárbara Castle, ministra de Trabajo y Productividad del gobierno laborista, las trabajadoras de la Ford lograron un primer acuerdo en el cual llevaron su salario a un 92% del de sus compañeros varones. Sin embargo la lucha continuó y con el impulso de Castle y las trabajadoras de Dagenham en 1970 se aprobó en el Reino Unido la Ley de Igualdad Salarial.
1975: el “Día libre de las mujeres” de Islandia
Fue un viernes 24 de octubre del año que la ONU había declarado “año de las mujeres”. En Islandia las mujeres decidieron hacer paro en sus trabajos formales pero también en el invisibilizado (hasta hoy) trabajo doméstico.
Es que si bien el país fue el quinto en garantizar el voto femenino en 1915 -detrás de Nueva Zelanda, Australia, Finlandia y Noruega- para 1975 apenas el 5% de las bancas (tres) del Parlamento estaban ocupadas por mujeres y en todos los años anteriores solo 9 candidatas habían accedido al Poder Legislativo.
Bancos, fábricas, comercios, escuelas y guarderías tuvieron que cerrar y los varones de todo el país acudieron con sus hijos al trabajo. En la capital, Reikiavik, se llevó a cabo el mitín más grande que reunió a 25 mil mujeres (sobre una población de 220 mil habitantes).
Aquel “Viernes largo” fue un hito que cambió la historia del país. Cinco años después Vigdis Finnbogadottir, una madre divorciada, se convirtió en la primera mujer que alcanzó la presidencia de un país europeo y la primera del mundo elegida democráticamente para ese cargo. Fue reelegida tres veces más.
En el año 2010 Islandia también fue precursora al elegir a Johanna Sigurdardottir, la primera líder gubernamental en el mundo abiertamente homosexual.
2016: paro de mujeres por el derecho al aborto en Polonia
El 3 de octubre de 2016 las mujeres polacas llevaron a cabo la más reciente huelga de mujeres. Ese día miles salieron a las calles vestidas de negro para rechazar el proyecto parlamentario que buscaba hacer aun más restrictivo el derecho al aborto en el país.
La propuesta legislativa planeaba penas de cárcel para las mujeres que practiquen abortos, mayores castigos para los médicos y hasta el inicio de investigaciones en los casos de aborto espontáneo. Actualmente la legislación -vigente desde 1933- permite la realización del aborto en caso de violación o incesto, cuando representa un riesgo para la salud de la mujer y cuando el feto tiene malformaciones graves.
Con consignas como “¡Paremos a los fanáticos!”, “¡Queremos médicos, no misioneros!” y “Mi cuerpo, mi elección” las polacas defendieron su derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Finalmente el gobierno de Ley y Justicia, partido de derecha católico y conservador que gobierna Polonia, dio marcha atrás.
De acuerdo a datos oficiales cerca de mil polacas abortan cada año, pero las organizaciones feministas como la Federación para la Mujer y la Planificación Familiar estiman que ese número se eleva a 150 mil.
Santiago Mayor – @SantiMayor