¿Existe en la actualidad el comercio de esclavos? ¿Hay trata de blancas? Si realizásemos estas preguntas en cualquier calle de nuestras ciudades la respuesta, casi generalizada, sería NO. Y posiblemente añadirían que la Trata y la Esclavitud son problemas de otro siglo, propios de países poco desarrollados.

Los derechos humanos no son negociables…

La conciencia social, los medios de comunicación, la ciudadanía de a pie… creen que se trata de algo del pasado, y que hoy, no existen esclavas. La trata de personas es una lacra de nuestra sociedad actual, que permanece a nuestro lado… tan cercana como invisible.

La trata de personas, es un delito internacional consecuencia de este mundo globalizado, en el que prácticamente todos los países están implicados, ya sea como lugar de origen, tránsito y destino. Por eso, no podemos hablar de “trata de blancas” ya que pueden ser de cualquier nacionalidad, origen racial, edad, etc.

Ajena al conocimiento de la mayoría de la opinión pública, la trata de personas, en especial con mujeres y niñas, y principalmente para su explotación sexual, es una de las mayores amenazas globales a los Derechos Humanos, considerada ya como la Esclavitud del siglo XXI. España es uno de los países de tránsito y de destino de la trata en Europa.

Aunque las víctimas pueden ser hombres, mujeres y niños/as. La mayoría de las víctimas – alrededor del 95%- principalmente en la trata con fines de  explotación sexual, y en alta proporción también en la explotación laboral, son mujeres y niñas, y generalmente está asociado a situaciones de extrema violencia, desigualdad, abuso de poder, etc. y directamente relacionado con la feminización de la pobreza.

La trata de personas no es neutral en términos de género, constituyéndose en una de las formas más crueles de violencia contra la mujer. Así lo muestran las distintas organizaciones y documentos internacionales que abordan el fenómeno de la lucha contra la trata de seres humanos (Oficina contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas (UNODC), OIT, Unión Europea, etc.).

La meta de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP) es que las personas que sufren explotación sexual y trata de seres humanos recuperen la libertad y la dignidad haciendo valer sus derechos y que logren la autonomía necesaria para emprender una vida fuera del control y abuso de sus explotadores.

Tras una experiencia de más de 25 años, APRAMP puede afirmar que la mayor parte de las personas que se encuentran en situación de prostitución sufren explotación y viven en condiciones de vulnerabilidad y marginalidad. En la última década, la asociación ha podido constatar que la trata de seres humanos en España afecta a un altísimo porcentaje de personas.

Lamentablemente, es fácil pensar, aunque no siempre lo digamos, porque no es el del todo “políticamente correcto”, que estas mujeres y niñas eligen libremente estar ahí, o lo prefieren a estar desempeñando otro tipo de trabajos. APRAMP ha podido constatar que las personas explotadas sexualmente optan por otra forma de vida si cuentan con los recursos, capacidades y oportunidades para ello

Esto significa que, sea cual sea la causa que ha llevado a las personas a estar en esta situación circunstancias económicas, proyecto migratorio, etc., el engaño y la coacción, el abuso, la violencia y la falta de libertad en la práctica afectan a un 90% de las personas a las que la organización tiene acceso. Es decir, son víctimas de violaciones de derechos humanos y las consecuencias de estos abusos afectan negativamente a su salud física y metal, así como a su propia dignidad como personas.

Si hablamos de “contribuir a que recuperen su libertad y sus derechos”, es porque APRAMP reconoce la capacidad de cada persona para decidir ser rescatada y apoyada, y emprender una nueva vida libre de la esclavitud y la explotación, pero necesita alternativas reales adaptadas a su realidad y circunstancias personales.

Esto lo cuentan ellas mismas en #EXIT , las supervivientes de trata dan su testimonio, dan la cara, hablando  de la vida después de la esclavitud, de la suerte que han tenido ellas, y de las que no han tenido esa oportunidad. Cuentan lo que nadie pregunta y parece que nadie quiere saber Si a las mujeres no se les ofrece alternativas reales y de inserción la única salida que les queda es seguir en la situación de explotación o en trabajos de la economía sumergida.

En APRAMP, en 2016, 1219 mujeres fueron detectadas por la Unidad Móvil y presentaban indicios de explotación y de trata, aunque fueron 3712 las personas atendidas. El teléfono 24 horas, atendió 1383 llamadas

En los Centros de Acogida que están presentes en seis Comunidades Autónomas: 1259 personas iniciaron un itinerario individualizado de inserción. 463 personas realizaron alguna acción formativa, y 291 se encontraban preparadas para una inserción laboral plena.

Pero la realidad que encuentra APRAMP en el día a día, es tan solo la punta del iceberg de una realidad abrumadora. Por eso, aún siguen siendo necesarias conmemoraciones como la de este 23 de septiembre, Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, para que tomemos conciencia de esta realidad que convive con nosotros a nuestro lado, y empecemos a mirar de frente, para buscar soluciones… reales y comprometidas.

La explotación sexual y la trata de personas son consecuencia más de la sociedad patriarcal en la que vivimos, y es un impedimento para la construcción de una sociedad igualitaria y respetuosa con los derechos humanos. Cosificar al ser humano y legitimar la cultura de la prostitución y la explotación sexual atenta contra la igualdad de género y la dignidad de la mujer e inevitablemente seguirá afectando a las nuevas generaciones masculinas y su forma de relacionarse con las mujeres

Por tanto, si estamos hablando de derechos humanos en un país democrático como España, no podemos permitir que luchar contra este delito y proteger a las víctimas, quede a expensas de presupuestos limitados o ideologías parciales.

APRAMP

 

 

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