En menos de un mes, el próximo 14 de octubre, sabremos quiénes son las ganadoras de la séptima edición de los Premios Mujeres a Seguir. Hasta entonces, vamos a conocer un poco mejor a las candidatas de las distintas categorías, empezando por las de Ciencia. Las finalistas de este año en este apartado son cinco sobresalientes investigadoras que lideran proyectos innovadores en áreas como la aplicación de la biología molecular a la mejora de la agricultura y la protección del medio ambiente, la exploración espacial y la investigación contra el cáncer o las enfermedades coronarias.

Ana Caño-Delgado

Centro de Investigación Agrigenómica (CRAG)

El equipo que lidera en el CRAG de Barcelona ha conseguido desarrollar plantas genéticamente modificadas para resistir a la sequía extrema, uno de los principales problemas de la agricultura moderna a nivel mundial. Han   descubierto unos receptores hormonales que actúan en la superficie de las células vasculares de la planta como sensores del cambio climático. En  condiciones de sequía y elevadas temperaturas, la planta activa estos  receptores para enviar señales moleculares y azúcares a los distintos órganos de la planta, promoviendo su supervivencia en la adversidad. Esta investigación está permitiendo explorar nuevas vías para la adaptación de las plantas a la sequía sin penalizar su crecimiento, y la Unión Europea, a través del Consejo Europeo de Investigaciones (ERC), apoya el proyecto. Recientemente han puesto también en marcha una línea de investigación para producir compuestos antivirales COVID-19 a partir de cultivos celulares en plantas. Doctora en Biología por la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, Ana Caño-Delgado hizo su investigación postdoctoral en el Instituto Salk (Estados Unidos). Ha  publicado numerosos artículos en prestigiosas revistas internacionales (Nature y Science, entre otras) y en 2016 fue elegida miembro la European Molecular Biology Organization (EMBO). También destaca por su labor divulgativa a través de medios y redes sociales, e imparte charlas en centros educativos para concienciar sobre el papel de la biología molecular en la lucha contra el cambio climático y para fomentar el liderazgo de las mujeres científicas en nuestra sociedad.

Sara Cogliati

Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC)

Sara Cogliati estudia las diferencias de género en las enfermedades cardiovasculares con el fin de encontrar tratamientos más eficaces a la insuficiencia cardíaca en mujeres. Su enfoque es novedoso porque hasta hace poco se pensaba que las enfermedades cardiovasculares eran un problema ‘de hombres’, aunque las estadísticas nos dicen los contrario (el 52% de las europeas las padecen, frente al 42% de los hombres). Pero las características de la enfermedad son distintas en función del género. Las mujeres, por ejemplo, padecen más de hipertensión, y después del primer infarto de miocardio tienen más posibilidades de desarrollar una insuficiencia cardíaca con pronóstico negativo. Además, los síntomas dan la cara de manera distinta en hombres y mujeres (el típico dolor que baja por el brazo, por ejemplo, no suele darse en mujeres), lo que hace que a veces los médicos no asocien los síntomas con un infarto. Por ese trabajo fue una de las premiadas el año pasado en los premios L’Oréal-Unesco For Women in Science. Licenciada en Biotecnología por la Universidad Milano-Bicocca, en 2013 se incorporó al Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares.

Marina Díaz

Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA)

Es jefa del Laboratorio de Magnetismo Espacial del INTA, que ella misma puso en marcha. Allí conciben y desarrollan nueva instrumentación magnométrica para investigaciones espaciales, en particular, misiones de exploración a Marte y la Luna. Marina Díaz ha sido la investigadora principal del instrumento AMR para la misión Exomars 2020 a Marte, que realizará la caracterización del entorno magnético de la superficie del Planeta Rojo, y ha concebido el nuevo instrumento NEWTON para la exploración planetaria, candidato para la suite instrumental de la misión Luna 28. Anteriormente ha participado en misiones espaciales como ROSETTA, NANOSAT-01, NANOSAT-1B, OPTOS y MetNet. Su laboratorio también realiza investigaciones en análogos terrestres de Marte y la Luna que han permitido comprender el origen de diferentes estructuras geológicas, además de desarrollar equipos  de  medida, incluyendo un sistema a bordo de drones para la caracterización de la firma magnética vectorial. Doctora en Físicas por la Universidad Politécnica de Madrid, Marina Díaz tiene más de 40 publicaciones, 3 monografías y 2 patentes. También suele ofrecer charlas divulgativas y participar en talleres para fomentar el interés de las niñas en el sector científico-tecnológico.

Alexandra Dubini

Universidad de Córdoba

Su trabajo se centra en la producción de biocombustibles a partir de microalgas verdes y su utilización como fuente de energía limpia. Actualmente es la investigadora principal de dos proyectos (uno de ámbito nacional, MULTIVALGA, y otro europeo, WABA) que utilizan consorcios de bacterias y algas para la biorremediación de aguas residuales de diferentes orígenes (rurales, industriales, etcétera). La biorremediación es un proceso que utiliza microorganismos, hongos o plantas para devolver un medio ambiente alterado por contaminantes a su condición natural. El objetivo es economizar el uso de agua y aprovechar la biomasa generada para la producción de otros compuestos de valor añadido como hidrógeno, piensos o fertilizantes. Alexandra Dubini también ha colaborado con la NASA para el envío de algas al espacio. Desde  el año pasado  forma  parte  de  dos  grupos  de  expertos  de  la  Comisión  Europea relacionados con energía, medio ambiente, economía circular y eficiencia de recursos, y actúa también como experta revisora para proyectos europeos. Es también una activa defensora de las mujeres en la ciencia: en 2018 participó en Homeward Bound, el programa que cada año manda a un centenar de científicas de todo el mundo a la Antártida para estudiar el cambio climático. Ese mismo año recibió la medalla de oro de la Cruz Roja Española por su contribución a la mejora de las condiciones medioambientales. De origen francés, realizó su doctorado de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) y luego trabajó durante una década en el Laboratorio Nacional de Energía Renovable de Estados Unidos, en Colorado. En 2015 se unió a la Universidad de Córdoba gracias al programa Talent Hub.

Marta Melé

Centro de Supercomputación de Barcelona

Su trabajo puede ayudarnos a entender por qué algunas personas tienen más riesgo de padecer cáncer que otras y qué genes son responsables de ello. Marta Melé lidera su propio laboratorio en el Centro de Supercomputación, donde estudian cómo la información de nuestro genoma determina la expresión génica de las células del cuerpo y su relación con determinadas enfermedades como el cáncer. En última instancia, lo que quieren entender es la relación entre esas variaciones genéticas entre individuos y la posibilidad de que una persona desarrolle la enfermedad. Para intentar encontrar una respuesta, su laboratorio utiliza nuevas herramientas computacionales que les permiten extraer información biológica relevante de grandes cantidades de datos interrelacionados. Licenciada en Biología por la Universidad de Barcelona, su tesis se centró en el estudio de la variación genética de las poblaciones humanas para hacer inferencias sobre nuestra historia evolutiva reciente. Después trabajó en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona y en el laboratorio Rinn de la Universidad de Harvard. En 2019 se unió como líder de grupo al Departamento de Ciencias de la Vida del Centro de Supercomputación de Barcelona.