Hace ahora dos años, ante una de esas grandes nevadas que asolan de vez en cuando Estados Unidos, el inefable Donald Trump, instigador de la reciente insurrección del Capitolio que ha abochornado a Estados Unidos y al mundo entero, se preguntaba: “¿Dónde está el cambio climático cuando se le necesita?”.

En un personaje como el ya expresidente norteamericano, capaz de caricaturizar su propia caricatura, no es de extrañar un ‘chiste’ tan malo y tan carente de conocimiento y rigor. Por poner un apunte ante este visionario, a partir de ahora en declive tan vertiginoso como fulgurante fue su ascenso, (o más), informaré que ese mismo año marcó récords de huracanes en el Atlántico, de intensidad superior a la habitual, se dio el mayor número de tormentas simultáneas, se marcó la más alta temperatura absoluta del aire jamás medida (54,6 grados) e incluso se vivieron un par de ‘medicanes’, (huracanes mediterráneos, unos fenómenos climáticos absolutamente inusuales).

Por estos lares ya estamos acostumbrados a que cada vez que hay una gran nevada se produzca un espejismo sobre la evolución del clima y aparezcan raudos y veloces oportunistas que resucitan la idea del teleférico, ‘el columpio más grande del mundo’, y la asociada ampliación de la estación de esquí invadiendo el corazón del Parque Nacional, los parajes más sagrados de la alta montaña mediterránea. Deslumbrados por la nieve desde la Acera del Casino, kilómetro cero de la malafollá granaína, (el granadillo junto a Correos parece ser el punto concreto), algunos confunden el icono de la nieve con el del euro.  Al parecer han encontrado en los inquilinos del Palacio de San Telmo unos aliados en esta aventura del ‘contri más mejor’ y quieren colar este proyecto, que era una empresa en la que empresarios locales filántropos arriesgaban su patrimonio, reconvertido en una iniciativa pública digna de recibir los fondos europeos de la reconstrucción, como si no hubiera proyectos más necesarios y prioritarios de interés general a los que dirigir esas importantes aunque limitadas inversiones.

Ahora cuando Filomena ha tenido un efecto de alcance en buena parte del país, no han tardado en proliferar negacionistas por doquier, muchos de ellos filotrumpistas enmascarados, (que no está el patio para presumir  de esta filiación). Muchos han querido aprovechar esta excepcionalidad del tiempo meteorológico,  para sacar pecho de sus teorías sobre el clima sin fundamento científico, podríamos decir que intentando arrimar el ascua a su sardina (más bien en este caso sería “arrimar el cubito a su cubata”).

Filomena es una borrasca de origen atlántico que venía de un ambiente cargado de aire relativamente cálido y muy húmedo antes de llegar a España, por lo que las precipitaciones intensas estaban garantizadas con su presencia

Expliquemos antes de nada por qué se ha producido esta ‘anomalía’ meteorológica. Llevamos desde principios del año bajo la influencia de una masa de aire muy frío, de origen polar que ha provocado que las temperaturas estén por debajo de lo normal incluso teniendo en cuenta que suelen ser los días más fríos del año. La presencia de este aire frío con temperaturas anómalamente bajas ha sido uno de los ingredientes clave para que el episodio haya dejado tiempo tan extremo, ya que es necesario que se den temperaturas bajas en las diferentes capas de la atmósfera para que nieve. Filomena es una borrasca de origen atlántico que venía de un ambiente cargado de aire relativamente cálido y muy húmedo antes de llegar a España, por lo que las precipitaciones intensas estaban garantizadas con su presencia.

Otro de los factores determinantes, aparte del origen de la borrasca es la trayectoria que ha seguido. Llegó a la Península Ibérica por el extremo suroeste, situando su centro en esta zona del país durante el viernes. Por la circulación del aire alrededor de las borrascas, al situarse en este punto, ha estado insuflando aire húmedo desde el Mediterráneo hacia el centro del país, “alimentando” así a las nubes para que se generaran mayores cantidades de precipitación en forma de nieve y, por tanto, se dieran espesores más llamativos y fuera de lo normal.

No quieren enterarse estos adalides del cuñadismo que el cambio climático no es una cuestión de creencia, de fe y que hace tiempo que dejó de ser una hipótesis. Los modelos climáticos que se diseñaron para hacer predicciones de la evolución del clima hace varias décadas, (que se van mejorando progresivamente con la incorporación de más datos), han confirmado las tendencias del calentamiento de nuestro planeta y de sus consecuencias. Fuera bulos

No quieren enterarse estos adalides del cuñadismo que el cambio climático no es una cuestión de creencia, de fe y que hace tiempo que dejó de ser una hipótesis. Los modelos climáticos que se diseñaron para hacer predicciones de la evolución del clima hace varias décadas, (que se van mejorando progresivamente con la incorporación de más datos), han confirmado las tendencias del calentamiento de nuestro planeta y de sus consecuencias. Fuera bulos, como los que propagan de que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) había predicho que en 2020 no habría playas en el Mediterráneo, -no es cierta esa afirmación por mucho que se repita-, lo cierto es que la Tierra se está calentando muy rápido y que las temperaturas del aire global cerca de su superficie han subido alrededor de 1,5 ºC. De hecho, los últimos cinco años han sido los más cálidos del registro histórico. Y está demostrado que este calentamiento tiene un origen antropogénico derivado del incremento de los gases de efecto invernadero que sigue subiendo a un ritmo de 2,3 partes por millón al año, alcanzando en 2020 un máximo de 413 ppm, (a pesar de la pandemia), año que en Europa ha sido el más cálido desde que hay registros.

Estos ‘filemones’, que confunden clima y tiempo todavía, deben saber que uno de los efectos del cambio climático es el incremento de eventos extremos que en nuestro país se inclinan abrumadoramente hacia periodos de calor extremo y lluvias más escasas y torrenciales,  pero que en los modelos también se contemplan, aunque más escasos, fenómenos de nevadas y olas de frío como la provocada por Filemona. 

Si bien no se puede afirmar, por ahora, que Filomena sea una consecuencia de la crisis climática, sí está comprobado que cuando las temperaturas medias varían (en este caso, aumentan), los eventos excepcionales también lo hacen y el hecho de que haya un episodio concreto y regional de frío no quita que estemos ante unas temperaturas más cálidas, en términos generales. De hecho llevamos una década de inviernos muy suaves, consecuencia del calentamiento global y de la subida generalizada de las temperaturas.

Hay que volver a Barrio Sésamo y recordarle a los filemones de turno la diferencia entre tiempo y clima. Para que lo entiendan acudiré al clásico ejemplo de que el clima es como nuestro carácter y personalidad, y el tiempo meteorológico es el humor, (o el mal humor, malafollá en nuestras latitudes), que fluctúa cada día

Hay que volver a Barrio Sésamo y recordarle a los filemones de turno la diferencia entre tiempo y clima. Para que lo entiendan acudiré al clásico ejemplo de que el clima es como nuestro carácter y personalidad, y el tiempo meteorológico es el humor, (o el mal humor, malafollá en nuestras latitudes), que fluctúa cada día. Eso no quita que haya malafollás con malafollá, es decir, que forme parte de su personalidad, que lo sean durante todo el tiempo. Dicho de otra forma el clima sería una película entera, mientras que el tiempo meteorológico es apenas una escena, una instantánea de la película. Y siguiendo con la metáfora lo que caracteriza el film del cambio climático es que se producen ‘giros argumentales’ y momentos de tensión en un guión que conduce de manera cada vez más rápida al calentamiento del planeta. Los malos de la película en este caso serían los gases de efecto invernadero, nuestro modelo de producción y consumo. Y los buenos, los que pueden variar el final, sería la transición ecológica y el cambio de modelo económico y energético. Pero no podemos dejar que acabe la película para que entren en escena los héroes que nos salven. No hay segunda parte, no hay Planeta B.

Los filemones, inspirados por algunos ocurrentes mortadelos, alegan que en  un clima como el mediterráneo, caracterizado por su alta variabilidad y sometido a tantos giros imprevistos, en el que los meteorólogos no son capaces de acertar con precisión en las predicciones a corto plazo del tiempo, es imposible que sepamos qué va a ocurrir dentro de años con nuestro clima. Pero los climatólogos que trabajan a escalas de tiempo más largas y cuentan cada vez con más datos (de siglos), realizan sus análisis y elaboran modelos cada vez con mayor robustez.

Todos los informes sobre la evolución del clima y todos los modelos elaborados por los expertos coinciden en señalar una tendencia que se fortalece: los fenómenos extremos se están agravando y sus periodos de recurrencia se van acortando

Para comprender lo que está ocurriendo hay que observar que la curva ascendente del calentamiento del planeta es en realidad una simplificación de una línea en zig-zag cuyas puntas son cada vez más pronunciadas aunque la media es irremisiblemente al alza. Esto es lo que explica que no hay contradicción entre el cambio climático y Filomena o las, cada vez más, frecuentes olas de calor.

Todos los informes sobre la evolución del clima y todos los modelos elaborados por los expertos coinciden en señalar una tendencia que se fortalece: los fenómenos extremos se están agravando y sus periodos de recurrencia se van acortando. Sequías desoladoras que dan paso a grandes inundaciones, olas de calor asfixiantes seguidas de periodos de frío intenso… Esa alta variabilidad no solo cabe dentro de la teoría del calentamiento global sino que la refuerza. Y a quienes venimos alertando de las graves consecuencias a las que nos avoca la crisis climática Filomena no nos desautoriza, sino todo lo contrario, nos avala. Por eso vuelvo a apelar a que tomemos nota de este tipo de episodios y en lugar de relajarnos, de relativizar el impacto del cambio climático, seamos más conscientes del riesgo al que nos enfrentamos y emprendamos los cambios necesarios para evitar que se den cada vez de manera más grave y frecuente.

IGNACIO HENARES

FOTO:Fuente Grande o de Aynadamar ,en Alfacar, nevada.

https://www.elindependientedegranada.es/blog/filomena-filemones

 

A %d blogueros les gusta esto: