Insuficiencia cardiaca, la importancia de fortalecer el corazón

Los cardiólogos alertan del aumento de casos de riesgo cardiovascular, que ya suponen un «verdadero problema de salud pública» y afectan sobre todo a mayores y mujeres

El corazón es un músculo y se debe ejercitar como los brazos o las piernas para que no pierda fuerza. La necesita «como el respirar» para poder «bombear la cantidad suficiente de sangre rica en oxígeno» a todo el organismo. «El corazón está preparado para trabajar en condiciones duras y dispone de mecanismos de compensación que le permiten funcionar correctamente incluso después de haber sufrido un daño como, por ejemplo, un infarto de miocardio», explica la cardióloga Marta Farrero, secretaria general de la Fundación Española del Corazón (FEC).

Lo que ocurre es que a veces falla y entra en lo que se conoce como riesgo cardiovascular, una «enfermedad muy importante» no solo por su gravedad sino también por su prevalencia. «A día de hoy constituye un auténtico problema de salud pública a nivel mundial. De hecho, es una de las principales causas de muerte e ingreso hospitalario», precisa la doctora Ferrero. Según un estudio reciente publicado por la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), el número de casos de insuficiencia cardiaca se ha duplicado en las últimas tres décadas y afecta ya a más de 64 millones de personas en todo el mundo.

En España, se calcula que el 2,7% de la población mayor de 45 años padece esta patología, un porcentaje que se triplica a partir de los 74 años. «Ya es la tercera causa de muerte entre las enfermedades cardiovasculares y afecta sobre todo a personas mayores y mujeres», especifican en la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

 

 

Las causas que desencadenan esta enfermedad son diversas. «Por un lado, podemos tener un fallo del propio músculo cardiaco, que pierde fuerza y acaba dilatándose. En muchas ocasiones el motivo de esa dilatación no está claro, pero en otras se debe a la presencia de enfermedad coronaria, arritmias o al efecto tóxico del alcohol u otras sustancias», explica la doctora Marta Farrero. Pero también ocurre que «podemos encontrarnos una situación de insuficiencia cardiaca en la que el órgano conserva su fuerza normal. Aquí el problema viene de una sobrecarga del propio corazón, que no es capaz de responder adecuadamente y entra en fallo. La hipertensión arterial se asocia frecuentemente a este tipo de insuficiencia cardiaca», puntualiza la especialista.

La buena noticia es que prevenir su aparición es «posible» si se realiza un control adecuado de los factores de riesgo «como una dieta sana, la práctica de ejercicio de manera regular, además de evitar el consumo de tabaco y alcohol y llevar un control del peso», precisa el presidente de la FEC, el doctor Carlos Macaya. La insuficiencia cardiaca puede mantenerse asintomática «durante mucho tiempo a lo largo de la vida del paciente». Ahora bien, cuando se presentan, los síntomas más frecuentes suelen ser «cansancio anormal, dificultad respiratoria, aparición de edemas (retención de líquidos) generalmente en los miembros inferiores o falta de apetito, entre otros». La insuficiencia cardiaca «se puede tratar con fármacos aunque, en ocasiones, la implantación de un marcapasos, resincronizador o un desfibrilador puede ser de ayuda para mejorar los síntomas y reducir el riesgo de muerte súbita».

 

CONSEJOS PARA EVITAR QUE EL CORAZÓN PIERDA FUERZA

Mucho cuidado con el exceso de peso

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Haz las paces con la báscula, porque el exceso de peso es causa directa de insuficiencia cardiaca, según confirma un estudio publicado en la revista ‘Plos Medicine’. Los resultados de la investigación demuestran que el incremento de una unidad en el Índice de Masa Corporal (IMC) supone un aumento del 20% de probabilidades de sufrir riesgo cardiovascular.

Controla las enfermedades asociadas a la insuficiencia cardiaca

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Diabetes, hipertensión, colesterol elevado… Diferentes estudios han evidenciado la estrecha relación que existe, por ejemplo, entre la tensión alta y el desarrollo de una insuficiencia cardiaca. «Es muy importante llevar un control adecuado de este tipo de patologías asociadas para poder adelantarnos a futuros episodios de riesgo cardiovascular», insiste el presidente de la FEC, el cardiólogo Carlos Macaya.

Alimentación saludable, variada y equilibrada

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Los especialistas recomiendan evitar la ingesta de sal, puesto que «aumenta la retención de líquidos, lo que a su vez puede derivar en un fallo cardiaco». Puede sustituir la sal por zumos de frutas, vinagres y especias que «también aportan riqueza y sabor a los platos». En cambio, es «fundamental» incrementar el consumo diario de fruta, verdura, legumbres y pescado «para evitar que el colesterol en sangre se dispare y se acumule en las paredes de las arterias», precisa el especialista. También resulta imprescindible reducir el consumo de grasas saturadas.

Realiza ejercicio físico de manera regular

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Levántate del sofá y mueve el cuerpo, tu corazón te lo agradecerá. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los adultos de entre 18 y 64 años dedicar un mínimo de 150 minutos semanales a la práctica de una actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 a una de alta intensidad para mantener el cuerpo en forma. Anda, pasea en bicicleta, nada, corre… En definitiva, mantente activo.

Evita el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas

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Este tipo de sustancias pueden debilitar el músculo cardiaco. Un estudio publicado por la Sociedad Europea de Cardiología alerta de que el consumo entre adolescentes de alcohol y tabaco, incluso en pequeñas cantidades, ya se asocia con un aumento de la rigidez arterial, causa de riesgo cardiovascular.

Entra en vigor la ley que limita el uso delas grasas trans

Este viernes entra en vigor la legislación que limita el uso de grasas trans a un máximo de 2 gramos por cada 100 en todos los alimentos, una reclamación histórica de organizaciones como la Fundación Española del Corazón (FEC). Hasta ahora, solo existía una normativa europea que limitaba al 3% la cantidad de ácidos grasos trans en preparados para lactantes y de continuación. «La evidencia científica demuestra que son las peores grasas para la salud cardiovascular, ya que aumentan los niveles de colesterol ‘malo’ (LDL) y triglicéridos y disminuyen los de colesterol ‘bueno’ (HDL). Sin duda, la entrada en vigor de esta nueva legislación redundará en beneficio de las salud de la población», aplaude la cardióloga Marisa Calle, integrante del Comité de Nutrición de la FEC y profesora en la facultad de Medicina de la Universidad Complutense.

CARMEN BARREIRO
FOTO: SARA I. BELLED
https://www.ideal.es/vivir/salud/insuficiencia-cardiaca-20210329133022-ntrc.html
 
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