¿Por qué tienen tan mala fama los aditivos?
«El problema no son los conservantes o los antioxidantes, es el producto», advierten los expertos en seguridad alimentaria
Entre un bote de legumbres cocidas que tiene como ingredientes garbanzos, espinacas, agua, sal, antioxidantes (E-385 y E-220) y la advertencia en negrita de que ‘contiene sulfitos’ y un ‘pastel tradicional elaborado con mantequilla, sin aditivos, ni conservantes, ni colorantes, ni grasas vegetales, 100% natural’, ¿cuál diría que es más saludable? O dicho de otra manera, ¿le parece que alguno no es inocuo para nuestro organismo?
Gemma del Caño, farmacéutica experta en seguridad alimentaria y divulgadora de referencia en la materia, lo tiene muy claro. «El primero, sin duda, es el más sano. Lo que ocurre es que cada vez que vemos uno o varios aditivos en el etiquetado de un producto, automáticamente pensamos que es peor, y no es así. Los conservantes, los antioxidantes o los espesantes no hacen bueno o malo un alimento. El problema es el producto. Unas legumbres en conserva serán sanas lleven el aditivo que lleven, mientras que unos ganchitos no lo son aunque no figure el glutamato entre sus ingredientes», resuelve la autora de ‘Ya no comemos como antes, ¡y menos mal!’ (Ed. Paidós)
Pese a la mala fama de los aditivos en general, la experta mantiene que no tenemos que tener miedo a ninguno. «A algunos, incluso, les tenemos que dar las gracias porque evitan que muchos alimentos se degraden o pierdan sus nutrientes, como los conservantes o antioxidantes». Ahora bien, que sean seguros para nuestra salud no significa que todos los aditivos que se añaden a los alimentos sean imprescindibles. Gemma del Caño incluye en este último grupo a los colorantes, edulcorantes y potenciadores de sabor.
«Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria no se les puede poner ninguna pega, pero no los considero necesarios», señala esta experta, conocida en redes sociales como Farmagemma. «Son aditivos casi siempre ‘estéticos’. Mejoran el color y el sabor, pero no tienen ningún efecto más allá. Si queremos evitarlos, una buena manera es reducir el consumo de aperitivos, refrescos, precocinados, salsas y charcutería, que son los alimentos donde se acumulan estas sustancias de ‘maquillaje’», añade la portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), Ileana Izverniceanu. Y pone un ejemplo: «Un refresco que contiene un 5% de zumo sería prácticamente transparente. Sin embargo, le añaden colorantes para que tenga ese color anaranjado que tanto nos atrae».
400 sustancias diferentes
Se calcula que a lo largo de nuestra vida podemos llegar a consumir hasta 400 aditivos diferentes, la mayoría sin darnos cuenta pese a que están especificados en el etiquetado de los productos. «Se utilizan, principalmente, para mejorar la conservación de los alimentos, su aspecto, la textura, el sabor o incluso para compensar la escasez de algunos ingredientes en determinados productos como, por ejemplo, poner menos fresas en un yogur de frutas o menos carne en unas salchichas», explican en la OCU.
Saber interpretar lo que se esconde detrás de esos códigos que comienzan por la letra ‘E’ seguida de un guión y varias cifras no siempre es sencillo. Gemma del Caño lo aclara. «En primer lugar es importante precisar que esos códigos tipo ‘E-220’ o ‘E-321’ que aparecen en el listado de ingredientes de muchos productos y que a tanta gente le parecen el demonio significan, ni más ni menos, que ese aditivo es seguro. Estas sustancias están reguladas por una normativa en la que se indica con exactitud la cantidad máxima que se puede poner en cada alimento para garantizar su seguridad.
Esas dosis máximas se calculan teniendo en cuenta la exposición que vamos a tener a ese aditivo, no solo en ese producto concreto, sino a lo largo de toda nuestra vida. De hecho, la mayoría de los aditivos entran y salen de nuestro organismo, no se acumulan como ocurre con los metales pesados tipo cadmio o plomo, con los que sí tenemos que tener cuidado porque son contaminantes», explica la experta en seguridad alimentaria.
La primera cifra que aparece después del guión corresponde al tipo de aditivo (1, colorantes; 2, conservantes; 3, antioxidantes; 4, espesantes…), «aunque ahora se suele poner directamente el nombre del aditivo en el etiquetado. Por ejemplo, en lugar de E-621 puede aparecer glutamato; el E-950 corresponde a un edulcorante y el E-910, a un agente de recubrimiento como las ceras naturales con las que se cubren las manzanas para que brillen más y que son totalmente inocuas».
Aunque los aditivos son inofensivos desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, algunos conservantes, como por ejemplo los sulfitos, pueden causar reacciones alérgicas en las personas sensibles a esta sustancia. Por eso están incluidos en la lista de alérgenos de declaración obligatoria. «Cuando en el etiquetado de un alimento aparece destacado que contiene sulfitos no es porque eso sea malo, sino porque hay personas alérgicas a esa sustancia», matiza Gemma del Caño.
QUÉ SE ESCONDE DETRÁS DE LOS CÓDIGOS
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Colorantes Empiezan por la letra ‘E’ seguida de un 1 y de otras dos cifras(Del E-100 al E-199). Su principal función es mejorar el aspecto visual de los alimentos que compramos. Los hay naturales (como el azafrán, la clorofila…) y también sintéticos (eritrosina, tartracina…).
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Conservantes Letra ‘E’ seguida de un 2 y otras dos cifras (Del E-200, al E–299) Evitan el deterioro de los alimentos a causa de la actividad de microorganismos. Entre ellos podemos encontrar el ácido sórbico o el benzoico.
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Antioxidantes Letra ‘E’ seguida de un 3 y otras dos cifras (Del E-300 al E-399…) Evitan que los alimentos se oxiden y se pongan malos, además de que cojan mal aspecto y sabor.
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Espesantes y emulgentes Letra ‘E’ seguida de un 4 y otras dos cifras (Del E-400, E-499…) Están indicados para modificar la textura de un alimento. La pectina y el sorbitol (edulcorante) son los más utilizados.
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Reguladores del PH y la acidez Letra ‘E’ seguida de un 5 y otras dos cifras (Del E-500 al E-599) Ácido cítrico, fumárico, acético, láctico, málico, tartárico, acetato de calcio…
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Potenciadores del sabor Letra ‘E’ seguida de un 6 y otras dos cifras (Desde E-600 a E-699) Hacen que los alimentos sepan mejor. El más conocido es el glutamato (E-621).
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Edulcorantes Letra ‘E’ más un 9 y dos cifras. Endulzan el sabor de manera artificial.