Este artículo trata de acercar al lector la Mascletà y sus orígenes.

  • Olor a pólvora, color y fuertes ruidos rítmicos, además del querido estruendo o “terratrémol”, aquel que llena de emoción y consigue arrancar cientos de aplausos en su final. Así podríamos definir lo que hoy en día se vive en la plaza del Ayuntamiento de Valencia: la Mascletà. Querida por todo valenciano y parte indispensable de la fiesta fallera, es sin duda una cita obligada no solo durante la semana fallera, sino durante todo el mes de marzo, tanto para todos aquellos turistas que visitan las fallas, como para aquellos que, cada año, esperan con ilusión llenar la plaza y los alrededores para rendirse al “Mestre Traca”.

Si fuéramos preguntando a cualquier persona por la calle que nos explicara “¿qué es una Mascletà?”, bien seguro que la gran mayoría nos daría como respuesta lo anterior mencionado junto con algún sentimiento de emoción, indicando, además, que son propensos a saltar y gritar para liberar un sentimiento de júbilo ante tal “ruido”.

Pero la realidad es que muy pocos saben que lo que se vive hoy en día en la plaza no es propiamente dicho una “Mascletà” en origen, además de que no deberían de ser simples espectadores, sino también partícipes. Esto bien lo saben gran parte dels “Vells” y “Mestres Traca”, que en realidad son, muchos de ellos, los que prefieren llamar lo vivido hoy en la plaza durante la fiesta fallera con el nombre de “pirotecnia”.

 
Fuente: Pirotecnia Vulcano
Fuente: Pirotecnia Vulcano

Tampoco son muchos los que saben que el nombre de Mascletà, en realidad, nunca puede ser en plural, siempre es en singular, además de que no tiene traducción y nunca se debería decir “mascletás”, «mascletaes» o “mascletada/as”. Este razonamiento se entiende porque los ritos y creencias valencianos, basados en el agua y el fuego principalmente, tienen como fe y devoción una creencia en un “Dios” o divinidad, y como tal nombre solo puede ser en singular, el de Dios, tampoco deberíamos llamar a la Mascletà en plural.

Podría decirse, acertando de lleno, que el origen de la actual Mascletà en Valencia nace en los años 40, en el siglo pasado, una vez ya acabada la Guerra Civil y en tiempos de posguerra. Hasta entonces, incluido 1944, se disparaba durante la semana fallera, del 13 al 19 (aproximadamente) al mediodía, una “traca” que solía recorrer numerosas calles. Fue al año siguiente, 1945, cuando se da el origen de la primera Mascletà de la historia en Valencia capital, tal y como la conocemos hoy en día. Aquella Mascletà, un 11 de marzo de 1945 a las 13:00 horas, la disparó un tal Antonio Caballer, de Moncada, que puede que os suene el apellido. Época difícil por entonces, sin ninguna duda.

 

A quien logra dar música con la pólvora que dispara, se le da el título de Mestre o Mestre en Ma, ya quien con su música lograda nos da una composición total de la Mascletà.

Cabe destacar que esta primera Mascletà nace por querer trasladarse una idea, que ya existe, a la actual plaza del Ayuntamiento. Hecho que ya se vive en localidades como Godella o Burjassot, entre otras. Pero aquello, que no era nuevo, nace distorsionado, tanto en origen como lo ya vivido, y que todavía se hacía, dentro de la ciudad. Por entonces, era muy común en Valencia que los hombres corrieran bajo una hilera de “Trams de Tro”, como si acompañaran al fuego (disparo de la traca) siendo partícipes y no simples espectadores como lo hoy vivido. De manera errónea en la historia, esto se ha reconocido como “traca correguda” o “corre traca”, cuando en realidad es una “Mascletà de Trams de Tro” (recordar que la traca correguda era una parte de la Mascletà y no una Mascletà propiamente dicha).

 

Pero para entender todo esto, debemos viajar en el tiempo para comprender que es lo que originó aquella explosión de sonido, pólvora y “sentiment” que hoy en día podemos disfrutar: la Mascletà actual, o pirotecnia para los puristas. Como sabréis, la traca valenciana tiene su origen en el siglo XVIII (1707-14) donde la localidad de Almansa está presente, debido a una historia un tanto curiosa fruto del castigo que los Borbones infringieron a Valencia.

A partir de esta fecha, principalmente 1714, se producen una serie de hechos que propician que la antigua fábrica de armas del Reino de Valencia, entre otras, sea desarmada, donde todas las “bombardas”, entre otros instrumentos de guerra, fueron vendidas a herreros de poblaciones cercanas para fundirlas. Estas poblaciones tienen entre sí dos denominadores comunes: por un lado son lugares de canteras; y por otro, tal y como puede verse en la actualidad, son lugares donde la pólvora sigue siendo un sentimiento y forma de vida en algunos casos. Hablamos de Godella, Bétera, Paterna o Burjassot, entre otras poblaciones cercanas, donde ésta última es la primera en comenzar y de las pocas que mantienen algunas de estas tradiciones que se mencionan en este artículo (los llamados “Silos de Burjassot” son lugar del disparo de estas tracas).

También hay que diferenciar diversas etapas durante la traca valenciana, siendo pues la primera etapa (desde los años 1714 al 1814) llamada época Traca; la segunda etapa (desde 1814 hasta los años 1907-14, influenciada por la Exposición Regional de 1909), llamada Couetera; y la tercera y última etapa (desde 1914 hasta la época actual, el presente día), llamada Pirotecnia. Así pues, con esto establecemos que el nacimiento de la traca comienza desde lo ocurrido con los borbones, donde el pobre de Felipe V, el que cuelga boca abajo en Xàtiva, seguramente nunca se imaginaría que esa decisión propiciaría el nacimiento de la traca valenciana.

Cuando los herreros compran aquellos cañones, y las bombardas que se situaban en la antigua muralla de Valencia, muchos de estos artefactos se salvan de ser fundidos, pasando a manos de los “traquers”, quienes bautizan las bombardas con un nombre que a muchos pirotécnicos de hoy en día les sonará: “Canterella” o “Cantarella”, debido a que cuando son disparadas, “cantan”.

Estas “Canterella” son disparadas, de manera habitual, tanto a las puertas de alquerías y casas, como en las fiestas de los pueblos, así como en las canteras, lugar donde se considera a los “pedrapiquers” como los maestro traca en origen. Pues son estos, “els traquers”, los únicos que saben cargarlas y darles sentido, además de saber darles armonía y ritmo, música más bien diríamos. Solo cuando en acompañamiento son disparadas tras varias cargas, se le llama entonces disparar traca, donde según se cargue ésta última, la Canterella, se le da un nombre u otro: si se carga en salva, es Mascle, disparado por hombres; si se carga en aleluyas, Femella, disparado por mujeres. Nombre que recibe la traca según quien la dispare: si lo hacen las mujeres, con Canterella Femella, será disparà Femella o Femellà; y si lo hacen los hombres, con Canterella Mascle, se dice disparà Mascle, o Mascletà, nombre origen este último de lo que hoy conocemos. También se dice “disparà de traca” a todo el conjunto de fuegos cargados con pólvora, llamando también a las tracas cargadas con disparo final de Canterella Mascle, por el nombre de Masclets; y a las traca cargadas con disparo final de Canterella Femella, Femelletes.

Pero la Mascletà en origen, en la época Traca y en la segunda, llamada Coutera, tiene diversas formas de dispararse, como pueden ser la “Escampà”, “Engraellà” o “Eixarmentà”, todas disparadas con la traca clavada en el suelo y con ciertas variaciones cada una de ellas. Son decenas las formas y nombres que comprenden el vocabulario de la traca valenciana, así como sus variaciones, aunque todas ellas, en referencia a la Mascletà, con un mismo patrón: son todas después de las misas mayores de las fiestas patronales de todos los pueblos valencianos, a las puertas de las iglesias y de las ermitas, donde se plantaban en el suelo las tracas que se podían permitir en pago en dinero, para ser disparadas en 7 “Toc Deu”. Cuando éstas no se podían iniciar cerca de la iglesia, tomaban igualmente el fuego (para iniciar) del sagrario (lugar donde está el altar mayor o lugar más sagrado de la iglesia), donde se prendía la mecha para encender el disparo de la traca.

Es cuando aparece el “Tro de mecha”, momento en el cual se conocen diferentes formas de disparo, como son “en Parva” (donde el Tro se enciende uno a uno y a mano, siendo lanzado para que explote) o en “Trams de Tro”, cuando el Tro se ata por la mecha a una media caña que hace de mecha “Mare”, siendo la media caña la que reciba el nombre de “Trams de Trons”. Se da la circunstancia que las más comunes durante el siglo XIX son “en Parva” o “Abalconats” (la propia palabra lo dice). Son también las poblaciones las propias que siguen estos ritos valencianos, poco o nada conocidos en Valencia capital hasta finales del siglo XIX, donde aparecen de forma tímida las de “Trams de Tro” primero en el antiguo cauce del Turia y más tarde por las calles, ya con las murallas derribadas -en algunas se da la circunstancia del Tro Albat, donde se da como sorpresa el humo blanco a quienes caminan bajo la Mascletà-.

Es este nombre, el de “Trams de Tro”, es el que puede que os suene con otro muy conocido, el cual distorsiona la historia: traca correguda o corre-traca, ya que este último nombre, en verdad, forma parte indispensable de la Mascletà, siendo uno de los momentos vividos en ella. 

 

Mascletà de Trams de Tro (llamada de manera errónea "traca correguda o corre-traca), postal antigua de L. Crumière, [s.a.]. Fuente: BV José Huguet
Mascletà de Trams de Tro (llamada de manera errónea «traca correguda o corre-traca), postal antigua de L. Crumière, [s.a.]. Fuente: BV José Huguet

Impensable hoy para muchos la imagen de correr en ella, aunque en algunos lugares, muy pocos, se sigue disparando este tipo de Mascletà, tanto la de “Trams de Tro” como la “Engraellà”. Este año justamente, durante las fallas 2016, se disparó una pequeña Mascletà de “Trams de Tro” en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, aunque ni tomó fuego del sagrario ni la gente se animó mucho a correr bajo ella, además de ser llamada “traca correguda”. Quizás, esto último, por desconocimiento, y sobre lo participar en ella por miedo, a pesar de que era evidente de que el Tro no era peligroso. Lo que no saben muchos, quizás, es que cuando el fuego es peligroso y puede dar miedo (la actual Mascletà), deja de ser Mascletà y se convierte en pirotecnia.

 

Mascletà de Trams de Trons en la calle San Vicente Mártir de #Valencia.
Mascletà de Trams de Trons en la calle San Vicente Mártir de #Valencia.
Disparo de una traca en Valencia en la plaza de la Virgen, que en realidad es una "Mascletà de Trams de Tro" (s.a.) - Foto anónima, circulada en postales de José Durá Pérez (imprenta), sin fecha. Fuente: BV José Huguet.
Disparo de una traca en Valencia en la plaza de la Virgen, que en realidad es una «Mascletà de Trams de Tro» (s.a.) – Foto anónima, circulada en postales de José Durá Pérez (imprenta), sin fecha. Fuente: BV José Huguet.

Para certificar todo lo mencionado aquí, uno puede repasar la historia con decenas de fotografías o postales antiguas de Valencia, además de un precioso cuadro que puede verse en el Museu de Ceràmica Gonzàlez Martí, conocido como Palacio del Marqués de Dos Aguas. Este cuadro, titulado “Disparà de la traca en Burchasot”, es obra de Salvador Constantino Gómez, realizado a finales del siglo XIX donde refleja una “Mascletà Engraella”, así como también podemos encontrar otro cuadro de Ignacio Pinazo sin fecha, titulado “Mascletà”, en el IVAM.

Salvador Constantino Gómez, obra realizada a finales del siglo XIX (1885-1895) donde refleja una “Mascletà Engraella”. Expuesta en el Museu de Ceràmica Gonzàlez Martí, conocido como Palacio del Marqués de Dos Aguas.
Salvador Constantino Gómez, obra realizada a finales del siglo XIX (1885-1895) donde refleja una “Mascletà Engraella”. Expuesta en el Museu de Ceràmica Gonzàlez Martí, conocido como Palacio del Marqués de Dos Aguas.
Ignacio Pinazo, sin fecha (se cree que es de finales del siglo XIX), obra titulada “Mascletà”, expuesta en el IVAM.
Ignacio Pinazo, sin fecha (se cree que es de finales del siglo XIX), obra titulada “Mascletà”, expuesta en el IVAM.

Sobre los rituales que se seguían, y que algunos siguen, son numerosas las acciones que el actual pirotécnico debe de realizar durante la Mascletà, siendo una de ellas, por ejemplo, la “Rechimentà” (acción de montar un fuego, armonizarlo, prepararlo, así como también se puede decir que se hace la acción de «rechimentar» durante la Plantà), considerado como un acto sagrado, donde su fuego origen y de inicio debe de ser también tomado de un lugar sagrado, conocido como sagrario (lugar santo de una iglesia, de las antiguas lucernas o antiguas lámparas, siendo hoy el cirio principal que representa a Dios en Altar Mayor).

Una de las costumbres también que hoy conocemos es el llamado “avís” (aviso), que no es otra cosa que los tres disparos justo antes de comenzar la Mascletà. El origen de estos disparos tienen su nacimiento en los llamados “Tro Toc”: los cuales eran tres antes de comenzar los fuegos; los que fuesen necesarios durante estos; y tres al final (puede que os suene la composición actual, 3 avisos antes de empezar, la Mascletà y los tres finales para darla por concluida). Tampoco era normal el silbar antes del comienzo (cosa muy común hoy en día antes de aproximarse las 14:00 horas como muestra de impaciencia), pues por entonces al “Mestre Traca” se le respetaba antes de su comienzo, donde los “Tro Toc” de inicio podrían comenzar, incluso, una hora antes, espaciados de forma normal en tiempo aproximado de 15 minutos (hoy impensable para muchos).

Tampoco se conocía, por entonces, esa costumbre de “Senyor pirotècnic, pot començar la Mascletà”, quien, como norma general, hoy en día la da la Fallera Mayor de Valencia. Iniciada en tiempos actuales, desde que fuera alcaldesa doña Rita Barberá Nolla, desvirtúa en origen el “permís al Vell”, pues es aquel el que como “Mestre de Traca”, jubilado y sabedor de todos los ritos traca, da permiso al pirotécnico. ¿Qué cómo? Pues es el pirotécnico, bajo la pregunta dirigida al Vell de “puc”, siendo éste el que le autoriza con un “pots”, pudiendo incluso suspenderse la Mascletà si el Vell lo considera oportuno, cosa que se ha llegado a producir en la historia.

«. . . El Mestre de Traca, con un «puc», pide permiso al «Vell», quien le da la autorización para comenzar la Mascletà con un «pots . . .»

Así que la próxima vez que acudáis a una Mascletà, dirigid vuestra mirada, si estáis cerca, a la plaza, donde está montada. Quizás tengáis la suerte, si los pirotécnicos son fieles, de poder ver aquello de iniciarse el fuego con algo encendido desde un sagrario (quien sabe) dejando a un lado tanta electrónica y programación pirotécnica, y a un vell “donant permís” al “Mestre Traquer” con un “pots”. Puede que, tras esta explicación, veáis la Mascletà desde otro punto de vista, desde sus orígenes.

Por cierto, a lo que comúnmente se le llama “castillo de fuegos artificiales”, se ha conocido siempre como “Nuvolà”, nunca como castillo, disparado en “Canterella de madera” y de normal por la noche, entre otras características, con las mismas pautas que una Mascletà. Pero esa, queridos amigos, esa es otra historia que da para muchas más líneas…

Dar las gracias a aquel que consiguió abrirnos los ojos: SO Andrés Castellano Martí.

La primera Mascletà de la historia, tal y como la conocemos hoy,  fue un 11 de marzo de 1945 a las 13:00 horas en la Plaza del Caudillo a cargo de Antonio Caballer, de Moncada. Un año antes, en 1944, todavía se seguía tirando la Mascletà que recorrían hasta una treintena de calles al mediodía (12 horas) durante la Semana Fallera, del 13 al 19 de Marzo.

 

El origen de la Mascletà, un resumen del nacimiento y principios de las primeras mascletaes

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