Gabriela tenía siete años cuando fue diagnosticada de lupus grave. La causa de esta enfermedad autoinmune ha sido la mutación genética, y se ha conocido gracias a un análisis de su genoma que ha permitido identificar el motivo. Este estudio que ha publicado la revista Nature abre el camino para el desarrollo de nuevos tratamientos.

Un equipo de investigadores, entre los que hay expertos españoles, ha identificado mutaciones en el ADN de un gen que detecta el ARN viral como causa del lupus. La enfermedad crónica afecta al movimiento, la piel, causa fatiga y provoca inflamación de órganos y articulaciones.

Los síntomas de este virus provocan debilidad y sus complicaciones pueden llegar a ser mortales en los casos graves de la enfermedad. Los tratamientos se basan en inmunosupresores que actúan reduciendo el sistema inmunitario para aliviar los síntomas. El caso de Gabriela, grave y con una aparición temprana de los síntomas, se muestra como uno de los más atípicos al indicar una única causa: la mutación genética.

Por ello, los científicos secuenciaron el genoma completo del ADN de la menor. Este análisis reveló una única mutación puntual en el gen TLR7, por el que los investigadores identificaron, a través de referencias de Estados Unidos y China, otros casos de lupus grave con el gen mutado. Para confirmar que la mutación del TLR7 provoca el lupus, el equipo utilizó la edición genética CRISP para introducirla en ratones, que desarrollan la enfermedad y mostraron síntomas similares.

Según un comunicado en el Instituto Francis Crick en Reino Unido, participante del estudio, Gabriela puso nombre tanto al modelo de ratón como a la mutación, a la cual llamó «Kika».

Fin a la odisea diagnóstica

La autora de la investigación, Carola Vinuesa, del instituto británico y de la Universidad Nacional Australiana, señaló este análisis como la primera vez que se ha demostrado «proporcionando una clara evidencia» que una mutación del TLR7 causa lupus.

Según la coautora Carmen Lucas, del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús y de la Universidad Autónoma de Madrid, el estudio ha puesto «fin a una odisea diagnóstica y trae consigo la esperanza de que haya terapias más específicas para Gabriela y otros pacientes con lupus que probablemente se beneficien de este descubrimiento».

Gabriela permanece en contacto con el equipo de investigación y espera que «este hallazgo dé esperanza a las personas con lupus y les haga sentir que no están solas en la lucha contra esta batalla». La menor también ha deseado que «la investigación pueda continuar y terminar en un tratamiento específico que pueda beneficiar a tantos guerreros del lupus que sufren de esta enfermedad».

Buscar tratamientos más eficaces

Vinuesa recuerda que encontrar tratamientos eficaces para el lupus «ha sido un gran reto» y que los inmunosupresores que se utilizan pueden tener efectos secundarios graves, lo que dejaría a los pacientes más susceptibles a las infecciones. La autora de la investigación también menciona que, en los últimos 60 años, la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) solo ha aprobado un nuevo tratamiento.

El experto Nan Shen del Instituto de Reumatología de Shangái ha sostenido que, aunque es posible que un reducido número de personas con lupus tenga variantes en el TLR7, se puede confiar una «relación causal» entre la mutación y la enfermedad que permita buscar tratamientos más eficaces.

Los investigadores han identificado que la proteína TLR7 se une más fácilmente a un componente de ácido nucleico guanosina, por lo que, se vuelve más activa y provoca la sensibilidad de la célula inmunitaria. Esta reacción aumenta la probabilidad de identificar incorrectamente el tejido sano como extraño o dañado, lo cual causa que el sistema lo considere como un ataque contra el mismo.

Diez veces más frecuente en las mujeres que en los hombres

El trabajo también puede ayudar a explicar por qué el lupus es unas diez veces más frecuente en las mujeres que en los hombres. El TLR7 se encuentra en el cromosoma X, del cual las mujeres cuentan con dos copias del gen, a diferencia de los varones que tienen una.

Normalmente, en las mujeres uno de los cromosomas X está inactivo, pero en esta sección del cromosoma, el silenciamiento de la segunda copia suele ser incompleto. Esto significa que las mujeres con una mutación en este gen pueden tener dos copias funcionales.

EL PUBLICO

FOTO: UNA SECUENCIA GENETICA EN FORMA DE HÉLICE. PIXABAI

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