22 noviembre 2024

El paciente conectado, un gran aliado de los médicos del futuro

Una cita atribuida a Thomas Alva Edison coloca en boca de uno de los grandes inventores del siglo XX unas palabras premonitorias: “El doctor del futuro no recetará medicinas, hará que sus pacientes se interesen por el cuidado de su cuerpo, su dieta y las causas y prevención de enfermedades”.

Parece que Edison pronunció estas palabras en 1902. Faltaban todavía varias décadas para que se comenzaran a comercializar los antibióticos, las aspirinas eran los medicamentos más avanzados conocidos y drogas como la heroína eran utilizadas habitualmente por los médicos. Con esta situación, preferir la prevención a la receta era un dictado del sentido común. Sin embargo, más de cien años después, y cuando los avances en el terreno de la química nos han llevado a conseguir mejores y más efectivos medicamentos, la idea de Edison de prevenir las enfermedades sigue vigente. Obviamente no por desconfianza, sino por conocimiento.

Uno de los elementos que más puede ayudarnos a que le ganemos terreno a la enfermedad adelantándonos a su aparición son las nuevas tecnologías. Algo tan habitual en nuestras vidas como un smartphone es también una herramienta muy efectiva al servicio de nuestra salud. Así lo ha entendido desde hace años Eric Topol, reputado cardiólogo y genetista estadounidense, quien se ha convertido en uno de los mayores divulgadores de la utilización de la tecnología móvil en la medicina. En su libro “The Creative Destruction of Medicine. How the Digital Revolution Will Create Better Health Care” (La destrucción creativa de la medicina. Cómo la revolución digital hará mejor el cuidado de la salud) Topol describe la medicina en un futuro cercano como una práctica más personalizada gracias a las nuevas tecnologías,  eminentemente preventiva y en la cual los propios usuarios jugarán un rol activo, en lugar de limitarse a visitar al doctor como si fuera un oráculo infalible. Su teoría es que esta nueva medicina abaratará los costes y reducirá las necesidades hospitalarias. La pasión con la que Topol impulsa los beneficios de las tecnologías es tal que el New York Times escribió a propósito del libro: “Su entusiasmo por las posibilidades del futuro es contagioso. Sólo podemos esperar que se materialice la convergencia que él predice tan convincentemente, que las barreras erigidas por los guardianes de los viejos paradigmas se desmantelen y no impidan los beneficios de sus promesas”.

Algunas de estas promesas, de hecho, ya son una realidad. Los sensores biométricos capaces de enviar información de las constantes vitales en cualquier momento o la posibilidad de realizar un electrocardiograma con un simple smartphone ya están siendo utilizados por algunos médicos. Pero su mirada va mucho más allá “mi sueño es que consigamos tener una fuente de conocimiento de billones de personas en el planeta compartiendo su información médica”.

 

Texto: José L. Álvarez Cedena

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