Alberto Martínez: «No somos conscientes de que el estar moreno es una reacción a un daño»
Los expertos advierten de que el melanoma es el más agresivo de los cánceres de piel.«La playa no es nuestro enemigo, pero hay que tomar medidas».
Éste es el mensaje principal que quiere transmitir el doctor Alberto Martínez, especialista en Dermatología y responsable de la Unidad de Melanoma en el hospital del Puerta del Mar en Cádiz. Lo lanza dentro de la semana de prevención del Euromelanoma. «Cada vez detectamos más patologías de melanoma, si bien el diagnóstico cada vez es más precoz y, por tanto, el pronóstico también es mejor», señala Martínez. El melanoma, el más agresivo de los cánceres de piel, tiene un indice de mortalidad que ronda el 25% cuando no se diagnostica a tiempo, pero si se detecta pronto sus índices de curación superan al 95%, de ahí la necesidad de revisiones.
Existen fundamentalmente dos tipos de cáncer de piel: por un lado, el melanoma, que es menos frecuente pero de peor pronóstico. Aparece como una lesión oscura en la piel que antes no existía o como un lunar que cambia de aspecto; y por otro lado, está el cáncer cutáneo, el más frecuente, que se divide en carcinoma epidermoide y el basocelular. Abunda en personas mayores que han trabajado en el campo o en la construcción o en pacientes de mediana edad que practican algún deporte al aire libre y que no han adoptado medidas adecuadas en su exposición al sol. Martínez explica que el melanoma es la principal causa de muerte si no se detecta a tiempo ya que «es la cancerización» de una célula, el melanocito, que es la que lleva el pigmento, la melanina, «lo que nos da el color y que reside en la piel».
¿Cómo prevenir el cáncer de piel?
El facultativo reconoce que «no somos conscientes de que estar morenos es la reacción que tiene la piel a un daño». Con esa afirmación tajante el especialista no pretende que se renuncie al placer de la playa, pero sí que se extremen los cuidados. «Debemos evitar las horas de mayor radiación y utilizar los fotoprotectores», recalca Martínez.
La prevalencia se puede deber, según indica Martínez, a que es una provincia costera donde hay sol durante todos los días del año. «Afortunadamente la población gaditana está cada vez más concienciada con respecto al cáncer de piel y medir su exposición al sol, pero aun así cuesta mucho cambiar hábitos. En Cádiz, lo que necesitamos de sol lo cogemos sin darnos cuenta», indica. Los datos apuntan que actualmente se da sobre todo en personas mayores, de entre 70 y 79 años, aunque cada vez se detectan más casos en mujeres jóvenes, debido a un cambio de hábito, a la tendencia, sobre todo en la adolescencia, a no protegerse. En los hombres es más común a partir de los 60 años, siendo la espalda la zona donde mayor número de casos se diagnostican y las piernas en las mujeres.
«Es habitual que aparezcan nuevos lunares a lo largo de la vida pero hay que controlarlos»
El doctor Martínez asegura que en esta última década no ha habido una mayor incidencia en nuestra provincia. «En estos año se ha estabilizado el número de pacientes que atendemos con melanoma, pero hubo un importante incremento la década de los ochenta». La aparición de melanomas incide más en personas con fototipo I, es decir, personas con piel clara que se queman más fácilmente con el sol que las personas de pieles morenas, que sería el fototipo VI, «que son las personas que toleran mejor las radiaciones solares».
Asimismo, el especialista recalca la importancia de prevenir a edades tempranas, con campañas de concienciación en los colegios, puesto que se ha demostrado cómo las quemaduras en los jóvenes son las que provocan posteriormente más daño en la piel. «Hay que diferenciar entre el daño crónico del sol y el daño agudo, el primero el que el sol va provocando todos los días y no causa quemadura como tal y el segundo es la quemadura solar. En el carcinoma basocelular y el epidermoide influye más ese daño acumulativo que te va produciendo el sol durante todos los días, en cambio en el melanoma influye más las quemaduras solares en la infancia y sobre todo en la adolescencia».
¿En qué hay fijarse?
A modo de recomendación general, insiste en la importancia de estar atentos a los cambios en el tamaño, color y forma de lunares y manchas, su asimetría, el tamaño, picor, o la aparición de heridas que no cicatrizan, que sangran y que pueden ser un signo de que algo no va bien. «Es habitual que aparezcan nuevos lunares a lo largo de la vida pero hay que controlarlos», señala.
No obstante, Martínez hace algunas recomendaciones generales para la prevención del cáncer de piel como elegir el fotoprotector más adecuado en función de la piel y aplicarlos varias veces mientras se toma el sol; usar gorras, ropa adecuada y gafas de sol, o evitar la exposición en la franja horaria de mayor intensidad (desde las 12 hasta las 17 horas). «La mejor protección para el sol es utilizar el sentido común. Hay que tener especial cuidado los días nublados porque no pasan los rayos infrarrojos que son los que dan calor, pero sí pasan los ultravioletas, por eso, es mucho más fácil quemarte». Además, el especialista recuerda que «no hay que olvidar que el abuso de las cabinas de ultravioletas es perjudicial, ya que aporta todo lo malo del sol».