Cuatro síndromes de cuento, pero muy reales
Síndromes reales bautizados con nombres de cuento por la similitud del comportamiento de los pacientes con los protagonistas de las historias clásicas.
La chica de la larga cabellera que protagoniza uno de los cuentos más populares de los hermanos Grimm también da nombre a un raro problema digestivo que sufren algunas personas (niñas y mujeres, principalmente) que padecen tricofagia.Es decir, son personas que muerden y devoran compulsivamente sus propios cabellos.
El pelo ingerido se acumula en el estómago y suele causar dolores intensos, además de vómitos, y si no se solventa para retirar la bola de vello acumulado puede incluso conducir a la muerte del paciente.
Síndrome de Alicia en el País de las Maravillas
Con este nombre se conoce el trastorno neurológico que suele afectar a algunos niños y adultos con migraña. Quienes lo padecen tienen, como Alicia, la sensación de que los objetos que les rodean, así como su propio cuerpo, menguan o se agrandan.
Paralelamente pueden percibir de forma distorsionada el transcurso del tiempo y sufrir ilusiones visuales como la palinopsia (imágenes múltiples) y la acromatopsia (ver el mundo en blanco y negro).
Síndrome de la Bella Durmiente
Charles Perrault narraba la historia de una preciosa princesa condenada por un hada a una maldición que la obliga a caer en un sueño profundo hasta que un beso de amor la despertara.
Esta fantasía infantil parece hacerse realidad en el síndrome de Kleine-Levin o síndrome de la Bella Durmiente, un trastorno neurológico en el que los pacientes presentan episodios de hipersomnolencia que pueden durar días o semanas, anorexia o hiperfagia e hipersexualidad, acompañado de cambios de comportamiento y disfunción cognitiva. De momento no existe tratamiento ni medicación que aminore los síntomas.
Síndrome de Peter Pan
Así bautizó el psicólogo norteamericano Dan Kiley al síndrome por el cual una persona se resiste a hacerse adulta , mostrando irresponsabilidad, soledad y altas dosis de narcisismo que pueden considerarse enfermizas.
Aunque la Organización Mundial de la Salud no lo reconoce oficialmente como psicopatología, son varios los expertos que han alertado sobre el preocupante aumento de este problema y apuntan a la sobreprotección de los padres a los niños como principal causa.
Elena Sanz | @ElenaSanz_ | Madrid