Tu banco te roba con cada comisión y tú se lo permites
Tengo mi poco dinero en uno de los pocos bancos que no cobran comisión por mantenimiento de cuenta, y que además se hace cargo de los gastos de mi MasterCard de crédito. Es decir: no pago nada por tener mi dinero en ese banco. Tampoco por hacer transferencias. ¿Es el mejor banco? Ni idea, pero estar en un banco que no cobra ‘comisiones’ me parece la única decisión razonable. Dicho de otra forma, me parece totalmente irracional que un trabajador tenga su nómina o sus ahorros en una institución que va a vampirizarlo con ‘comisiones’ abusivas.
Pongo la palabra ‘comisión’ entre comillas porque todas son abusivas por definición. ‘Back to basics’: el banco es una empresa que genera dinero con la pasta que ingresan sus clientes. Su actividad económica es esa y arroja unos beneficios asombrosos. Dos segundos después de que nos ingresen la nómina, ese dinero está dándole rendimientos al banco. ¿Por qué nos dejamos ordeñar entonces? ¡Es absurdo!
Se supone que nunca somos tan racionales como cuando se trata de nuestro dinero. Podemos amar a una persona que nos maltrata, pero saltamos como liebres cuando además nos quieren robar. Por eso, no me entra en la cabeza que el cliente de los bancos españoles no haya sacado todo su dinero cuando hay otras instituciones que no le van a cobrar comisiones.
No quería mantener mi dinero en una institución mal gestionada, pero además me negaba a que la empresa que yo financiaba hubiera participado de una estafa
¿Y qué decir de los agravantes? Nuestras cajas de ahorros fueron rescatadas por el Estado después de demostrarse como instituciones corruptas y chabacanas dirigidas por ladrones. Muchos pusimos el grito en el cielo. Yo, además de lanzar soflamas, cancelé inmediatamente mi cuenta en una caja y me fui a este banco que no me cobra nada. Primero, no quería mantener mi poco dinero en una institución mal gestionada, pero además me negaba a que la empresa que yo financiaba modestamente hubiera participado de una estafa a escala global.
Luego me hacía preguntas nihilistas. ¿Cómo es posible que una institución como la que presidió Rodrigo Rato tenga un solo cliente en España después de lo que nos ha hecho? ¿Por qué los españoles no castigaron en masa a las cajas de ahorros que abusaron de los ancianos con la estafa de las preferentes? Se supone que el ciudadano es pacífico y hasta manso siempre que no le toquen la pasta, ¡pero es que se la tocan, y vaya si lo hacen! Cientos de miles de clientes soportan con irritante mansedumbre que su banco les saje 30 euros de mantenimiento.
La tolerancia que demuestra la ciudadanía hacia los bancos no tiene justificación, o yo no se la veo
Es habitual leer comentarios de contribuyentes cabreados con el destino de sus impuestos, cosa totalmente razonable, pero muchas veces este contribuyente tiene todo su dinero en una institución que le ordeña sin piedad, sin justificación, a base de comisiones. ¡Absurdo es poco! Pero el doble rasero en este sentido es materia para los psiquiatras y los sociólogos.
La tolerancia que demuestra la ciudadanía hacia los bancos no tiene justificación, o yo no se la veo. Cuando el Estado rescató a las cajas de ahorros, nuestro ministro de Economía nos dijo que el rescate evitaba una situación de quiebra absoluta, corralito incluido. Nos aseguraron que era absolutamente necesario. De acuerdo. ¿Por qué no se les ha exigido que empiecen a devolver el préstamo desde el primer euro de beneficio? Las mismas instituciones cuyos directivos repiten siempre la cantinela de que el Estado es ineficaz se benefician de un desembolso estatal de dinero que ha lastrado nuestra economía ni se sabe hasta qué año. Y sin pagar intereses. Qué narices: sin devolver un duro.
Guía sobre las comisiones bancarias ¿Quién me va a cobrar y cuánto?
Pero lo que más me sorprende es la mansedumbre de su cliente, esa criatura permanentemente estafada, que se contenta si le dan una vajilla o una tele de plasma de vez en cuando. Vuelvo a poner a mi banco como ejemplo: hace tres años yo podía sacar dinero sin cargo en muchos cajeros. Ahora solo puedo hacerlo en unos pocos. Cada vez que saco dinero en un cajero, el aparato me notifica que la comisión existe pero la paga mi banco. Me parece una deferencia con el cliente tan razonable que ni siquiera la agradezco. Mi banco paga mi comisión en el cajero para que yo esté satisfecho y no me vaya a otra institución. Mi banco paga esa calderilla por mí, porque gana dinero con la simple presencia de mi sueldo.
El asunto de las comisiones delata un problema social. A mí me demuestra que la sociedad es inmadura e incapaz de coordinarse. Si todos los clientes de los bancos españoles se plantasen y amenazasen con sacar de inmediato su dinero de la institución que abusa de ellos, estoy seguro de que las comisiones por mantenimiento de cuenta y los pellizcos por transferencia desaparecerían inmediatamente. Que no ocurra algo así, tan razonable, tan pertinente, me hace percibir a la ciudadanía como una masa estúpida y aborregada. Y estoy seguro de que no soy el único que saca esta conclusión.