“Menos anuncios y más medidas para las mujeres que se matan a trabajar para ser independientes”
La subida del SMI ha creado polémica cuando se conocen cifras como que el 60% de las mujeres trabajadoras en España son las que perciben estos sueldos. Dos testimonios, los de Dominica y Jose, recuerdan a ‘Público’ la compleja situación laboral a la que se enfrentan las mujeres para vivir de forma independiente con cargas familiares y al final de su vida laboral.
El 60% de la población que percibe el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en España son mujeres. La subida de un 8% por parte del Gobierno del Partido Popular no mejora la situación de la población activa que trabaja por un sueldo inferior a lo mínima cuantía establecida por la ley nacional. Treinta años de espera para aumentar 52,4 euros más al mes. En la práctica, esta retribución ha pasado de 655,20 a 707,6 euros mensuales.
Dominica. 38 años. Horarios nocturnos sin llegar a 700 euros mensuales
Dominica Obejo retrata, con su historia, cómo estas subidas no mejoran la situación global de las mujeres que se ven abocadas a aceptar cualquier tipo de condición laboral para salir adelante. “Hasta hace una semana era trabajadora de una conocida empresa de baños árabes en Córdoba capital. Me han echado para no tenerme que hacer indefinida. Un año entero sin parar por una jornada de turnos nocturnos que no llegaban a los 700 euros”, afirma a Público.
“Nos quieren engañar hablando de ayudas, pero en las empresas la realidad es otra. No hay oportunidades y menos para las mujeres que se deben de conformar con lo que les quede»
A sus 38 años y con una hija de diez a su cargo, no puede pagar una vivienda por sí misma para vivir de forma independiente. “Me han prometido volver en mayo cuando puedan hacerme, de nuevo, un contrato temporal. Y encima ahora con el paro no llego ni a los 500 euros mensuales por las horas que te dan de alta”. La vivienda de sus padres es también la casa de Dominica y Julia, su hija, que puede ser atendida gracias a la ayuda incondicional de sus abuelos. “Los turnos terminan a las dos de la mañana y te obligan a tener coche. Mi padre siempre me lo ha dejado y te encuentras en una espiral de la que no puedes salir de ninguna forma. No hay más trabajo”.
Dominica comenzó a trabajar hace dos años en esta empresa de baños, situada a pocos metros de la Mezquita-Catedral de Córdoba. Al conocer que su contrato se encontraba subvencionado por una ayuda de conciliación familiar, fue a preguntar a la encargada si podía aplicarla con ella, única mujer con una hija entre el grupo de trabajadoras. “La jefa me dijo claramente que no iba a hacer distinciones. Simplemente era una ayuda que la empresa tenía por contratar a mujeres con hijos a su cargo”.
La ayuda de expareja, en situación de desempleo, no permite a Dominica compatibilizar gastos. “Si el padre trabaja en negro no puedes pedirle que te dé la pensión. Sólo me pasa una ayuda de 115 euros el Gobierno dos veces al año por mi hija”.
Cuando hablamos de la subida del Gobierno sobre la retribución del Salario Mínimo, Dominica se indigna: “Nos quieren engañar hablando de ayudas, de mejoras, pero en las empresas la realidad es otra. No hay oportunidades y menos para las mujeres que se deben de conformar con lo que les quede. Hasta menos del Salario Mínimo”.
Desde que ha dejado de trabajar, Dominica ha comenzado una búsqueda activa de empleo en portales de internet y en tiendas que tengan horario comercial. “Puede que me ofrezcan menos del salario mínimo, pero al menos podré recoger a mi hija y cenar con ella muchos días”, relata con resignación desde el salón de la casa de sus padres.
En busca de nuevos retos, Dominica guarda fuerzas y espera encontrar un trabajo digno, que le permita tener un proyecto de vida junto a su hija Julia en Córdoba capital.
22 de febrero. Día de la Igualdad Salarial entre hombres y mujeres
Rafaela Pastor habla de cifras. De las mujeres que se ven afectadas por la “limosna del SMI”. Como presidenta de la Plataforma Andaluza en apoyo al Lobby Europeo de la Mujer (PALEM), consiguió desde esta organización feminista, declarar que el 22 de febrero fuera el Día de la igualdad salarial entre hombres y mujeres para el Congreso Español, como ella lo denomina, y el Parlamento andaluz. “Yo sólo quiero decirle a ese poder masculino que difícilmente una persona puede asumir sus gastos más elementales, como son: vivienda, luz, agua, alimentos…, con semejantes limosnas de sueldos”. Pastor declara que ese amplio sector femenino que no supera los 700 euros mensuales se ven afectadas por “jubilaciones entre los 400 y 500 euros, más bajos que los compañeros que tuvieron la misma categoría profesional”.
Con los datos sobre la mesa de la agencia Eurostat, Rafaela recuerda que la desigualdad viene de atrás cuando el 30% de las mujeres percibe un 30% menos que un hombre en el mismo puesto de trabajo y categoría profesional, cuando la mayoría de ellos, en caso de separación, no tienen cargas familiares. “Las mujeres son las que generalmente asumen la responsabilidad de sus hijas e hijos cuando hay separación, y el padre en demasiadas ocasiones vocea, insulta negándose a asumir que debe compartir gastos”.
José Martínez. Búsqueda de un empleo digno a los 55 años
“La subida del SMI es un engañabobos para callar a la gente que se mata cada día y cree que eso los va a ayudar. Jamás en la vida se va a poder llegar con esos salarios a final de mes”
José Martínez tiene 55 años y lleva desde abril de 2014 en situación de desempleo. Es la otra cara de la moneda, el final de su vida laboral. “He cotizado más de treinta años como trabajadora sanitaria en una residencia de personas mayores”. 900 euros al mes que se traducen ahora, al agotar el paro, en la ayuda mínima de 426 euros. “He hecho búsquedas activas de empleo desde que me quedé en paro, pero sólo he conseguido estar en dos entrevistas de empleo sin ningún resultado”, aclara.
Su trabajo en la residencia en Málaga iba por turnos de diferente horarios: “Si hacías todos los domingos tenían un plus de seis euros. Así empezaron a cambiar las condiciones cuando vino la fuerte crisis. Era la única manera de llegar a ser mileurista”.
La otra opción laboral para José es entrar en la hostelería, donde también tiene experiencia como cocinera. Aunque reitera por experiencia que de su “edad nunca las quieren”.
Ante la pregunta de la subida del SMI, José recuerda que se trata de un “engañabobos para callar a la gente que se mata cada día y cree que eso los va a ayudar. Jamás en la vida se va a poder llegar con esos salarios a final de mes”.
La jubilación es la mayor preocupación de José. “Necesito cotizar estos últimos años para el final de mi vida laboral”. Sin opciones, sólo espera que “la jubilación le llegue a los 500 euros”, aunque recuerda al Gobierno que ni las pensiones llegan, para muchos mayores, al Salario Mínimo. “Menos anuncios y más medidas reales para las mujeres que se matan a trabajar para ser independientes”, destaca.
José espera su última oportunidad laboral que le permita tener una jubilación digna. “Nos merecemos mucho más de lo que nos dan estos gobiernos y más después de tanto trabajado”.