Los practicamos pensando que es lo más recomendable para nuestro organismo y en realidad no tienen ningún beneficio o incluso resultan contraproducentes
La salud es lo que importa. Es una afirmación tan recurrente como cierta, y los datos (y los hechos) así lo confirman: para el 44% de los españoles es lo más importante (según los resultados de la encuesta El estilo de vida de los españoles, de la consultora Nielsen, y el 72% considera que tiene buena salud, y en esto sí podemos dar una lección (pequeña) a los finlandeses, ya que les ganamos por tres puntos, como figura en el Índice para una vida mejor, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE. El mensaje de que el estilo de vida es fundamental para mantenernos sanos ha calado y por ello incorporamos a nuestra rutina hábitos aparentemente saludables aunque algunos no nos aportan tanto beneficio como esperamos (lo que no significa que sean dañinos). Estos son algunos de los falsos talismanes:
1. Sustituir la cena por fruta engorda másPerder peso es un clásico en la lista de propósitos saludables, y no es de extrañar, porque la mitad de la población va sobrada de kilos. La fruta aporta agua, hidratos de carbono, fibra, vitaminas y minerales, pero “como los hidratos de carbono son una fuente de energía, es mejor consumirlos cuando nos vayamos a mantener activos”, explica la endocrinóloga Iris de Luna, del Hospital Universitario Quirón Salud Madrid. El metabolismo mantiene ciertos ritmos a lo largo del día (cronobiología), y por la noche, el hígado es más efectivo para almacenar azúcares en forma de glucógeno. Cuando los depósitos de glucógeno están llenos, el exceso de azúcares se transforma en triglicéridos. La fruta contiene fructosa (un azúcar de absorción rápida), y si no se utiliza al momento, se almacena y puede favorecer el aumento de triglicéridos. Esta es la razón por la que, “en un plan de adelgazamiento, no es recomendable sustituir la cena por fruta”, describe la doctora. Su recomendación: consumir la fruta como desayuno, a media mañana o como merienda.
2. Suprimir el gluten de la dieta hará que se hinche a filetesSea por motivos de salud o por moda, lo cierto es que los antigluten son cada vez más. En Estados Unidos, un tercio de la población ha sacado esta proteína de su alimentación y en España el ejemplo cunde a juzgar por la oferta de productos sin gluten que se muestra en los estantes de los supermercados (y en las cartas de los restaurantes). Camilo Silva, especialista en Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra, resalta que no se debe hacer ninguna modificación dietética por cuenta propia y sin el diagnóstico de un médico. “Podría derivar en una dieta menos saludable, con un aumento de la ingesta de carnes o quesos magros, pero también podría complicar la dieta en personas con enfermedades, como la diabetes”, alerta. Además de las consecuencias que puede tener sobre la ingesta de fibra y de ciertas vitaminas y hierro, “hay que tener en cuenta que la dieta antigluten puede encarecer la cesta de la compra 1.400 euros al año por persona”