24 noviembre 2024

Construcción de un referente político del espacio republicano

Hace 40 años el régimen franquista legalizó al PCE porque habían pactado con su dirección la IMPUNIDAD de los franquistas, la MONARQUÍA escogida por ellos para después del dictador y el abandono de la REPÚBLICA como objetivo que simbolizaba la ruptura que nunca se produjo.

El partido que se legalizó no fue el de José Díaz, llegaron a escribir poéticamente que a «aquel partido se lo llevó el viento de la historia», sino uno nuevo de igual nombre. Al aceptar ser legalizados por el régimen, avalaban así el proyecto de reforma y renunciaban por completo a la ruptura.
La única forma que tendría el PCE en estos momentos de enmendar tal lastre negativo sería apoyando sinceramente una política estratégica republicana que permitiera crear un frente de unidad amplio. No sólo no lo hacen, sino que desbordados por el fenómeno podemos se han visto satelizados por esta fuerza en lo estratégico, han pactado con ellos condiciones que le permiten a su aparato sobrevivir orgánicamente en un segundo plano, y las cuestiones de línea política e identidad como PCE se limitan a sus debates internos y a hacer guiños internos a su militancia sin consecuencia ninguna para su línea estratégica.
La cuestión republicana la tienen controlada mediante tres acciones: la primera es el alquiler de las siglas de Izquierda Republicana, algo ya tradicionalmente facilitado por encontrarse esas siglas gestionadas por un puñado —y ya son muchos— de personas sin escrúpulos y que no plantean problema político alguno a nada, la segunda es mantener estructuras vacías como la JER que aparenten representar políticamente al tejido asociativo republicano y hablen en su nombre, pero sin plantear nunca ningún tipo de contradicción ni problema a la linea dominante que excluye a la República de la política diaria, la política electoral, la de alianzas, la institucional y la parlamentaria, y la tercera, es que sin arredrarse ante el descrédito y vaciedad de la segunda, no dudan en plantear plataformas provinciales y autonómicas que coordinen la actividad republicana limitando ésta a las cuestiona culturales, nostálgicas y conmemorativas.
Para estas tres acciones no les faltan compañeros de viaje. La posibilidad de haber roto con ese planteamiento se produjo cuando la llamada conferencia republicana del PCE, primero, y posteriormente en los meses anteriores a la abdicación del rey, cuando pese a todas las contradicciones se hizo un esfuerzo por tender la mano hacia ellos y se intentó pactar una línea de acción que replanteara las cosas.
Esa posibilidad fue literalmente boicoteada por la actual dirección del PCE y quienes externamente les avalan en esos órganos de coordinación supuestamente republicanos que a día de hoy convocan actos para Abril en los que no se habla, no se exige compromiso a los diputados y dirigentes y se olvida que entre los firmantes hay organizaciones con importante presencia institucional que relegan cada día la cuestión republicana. Ante este panorama la colaboración no es posible.
Se han de denunciar esas contradicciones, pero sobre todo se ha de construir un referente político del espacio republicano y rupturista a partir de una propuesta de futuro, nunca en clave nostálgica sino profundamente enraizada en las luchas del presente.
Pedro A. García Bilbao
Colectivo Al Servicio de la República
Contacto: dedona@mac.com