¿Es bueno que los estudiantes madruguen para ir a las clases?
Según un estudio de la Universidad de Nevada madrugar podría estar relacionado con el aumento de enfermedades de salud mental
Las clases no deberían de empezar hasta las 11:00 de la mañana, de hecho, las horas de estudio que se dediquen antes podrían no resultar efectivas. Esta es la conclusión del último estudio realizado por la Universidad de Nevada y la de la Open University.
Según explican, las clases que hacen madrugar a los jóvenes chocan directamente con el reloj biológico, ni el cuerpo ni la mente están preparados para realizar el esfuerzo de concentrase y estudiar antes de las 11:00 de la mañana. Siendo más exactos, los expertos recomiendan que se estudie entre las 11:00 de la mañana y las 9:30 de la noche; por lo que acostarse tarde o quedarse toda la noche preparando un examen tampoco es bueno para la salud ni para conseguir un buen resultado.
“Los estudiantes pueden tener un mejor desempeño si orientan su tiempo de estudio con su ritmo personal y el momento del día en el que saben que son más eficaces”, ha explicado Paul Kelley, de la Open University, al diario The Independent.
Madrugar y el desarrollo de enfermedades mentales
Pero el estudio da un paso más. Sin olvidarnos de que cuanto más se madruga puede ser que los resultados académicos bajen, hay que poner el punto de mira en otra conclusión: los jóvenes que se levantan pronto pueden ser más propensos a desarrollar enfermedades y problemas de salud mental.
Coincidiendo con la pubertad, el ritmo y los tiempos de sueños de los adolescentes se ven alterados. Unos cambios en el sueño que llegan a su mayor nivel en torno a los 19 años. Por ello, el tener que ir a clase a las nueve de la mañana puede llegar a ser para su cuerpo y mente hasta “antinatural”. “La desalineación temporal entre el periodo de sueño (de los jóvenes) y el horario habitual de las instituciones educativas causa una pérdida significativa del sueño”, reza el estudio.
Al dormir menos, estos estudiantes tendrán menos resultados en sus estudios y son más propensos a sufrir “obesidad”, “depresión” o incluso a tener “problemas con las drogas”.