EL LABERINTO (DE PASIONES) ANDALUZ . Por Juan Alfredo Bellón

EL LABERINTO (DE PASIONES) ANDALUZ  (DESDE EL MIRADOR Nº 51, domingo 10-05-2015) Por Juan Alfredo Bellón.

                En plena vigencia del más ostensible filibusterismo parlamentario, la tribuna andaluza de la plebe viene clamando contra Susana Díaz acusándola de la impotencia que ella misma padece en el panorama político actual para intentar gobernar en solitario siendo como es la minoría más cualificada para hacerlo.

Y lo dicen a beneficio de inventario y sin ofrecer otra alternativa para desatrancar el vacío institucional de gobierno que parece cernerse sobre Andalucía, argumentando que la iniciativa de disolver anticipadamente la Cámara aún en pleno invierno no podrá fructificar en primavera por adolecer de un vicio de origen: no haber querido plegarse a los pulsos y las zancadillas puestas por esa misma hueste minoritaria en la recta final de la legislatura para torcer la buena marcha de la coalición PSOE-IU y presentarse ante el electorado como los responsables de un envite definitivo en la lucha final donde aparecerían desagrupados en vez de agrupados, como manda la letra de La Internacional.

                Ni contigo ni sin ti / tienen mis males remedio / contigo porque me matas / y sin ti porque me muero, reza una copla flamenca que describe a la perfección los desencuentros radicales que se producen entre las formaciones políticas progresistas cuando sus fuerzas respectivas no están cuantitativamente equilibradas y dan la desafortunada impresión de ser un saco de grillos donde tanto cuesta distinguir el polvo de la paja (con perdón) y las voces de los ecos machadianamente hablando.

                Y así hoy, viernes 8 de mayo, todas las fuerzas políticas ajenas al PSOE y convocadas a votar la candidatura de Susana Díaz, lo han hecho negativamente y han forzado posteriores y sucesivas convocatorias, a partir del 14 de mayo. Y si no hay fumata blanca para el 24, día de las Elecciones Municipales, entonces se verá, a la luz de los resultados lo que dicen y hacen esas catervas minoritarias (PP, Ciudadanos, Podemos e IU) condenadas a desvelar sus verdaderas posiciones en Andalucía y a asomar la patita de una puñetera vez por debajo de la puerta.

                Poco se conoce a Susana en esa turbamulta opositora y menos aún se calibra lo que ocurrirá si fuera necesario llamar otra vez a las urnas al cuerpo electoral de Andalucía. Lo que sucedió en la Comunidad de Madrid tras la jugarreta que dejó artificialmente en minoría a Rafael Simancas, sería poco comparado con lo que puede acaecer en aquí, con el inri además de la proximidad inminente de las Elecciones Generales ahora que la gente sabe que el atranque andaluz viene orquestado por Rivera desde Barcelona y por Iglesias y Rajoy respectivamente desde Madrid utilizando el modelo jerárquico y autoritario del centralismo democrático que era el usado por los volcheviques cuando no tenían más remedio que desenvolverse en la clandestinidad presionados por sus enemigos de clase.

                Y menos aún se podrán calibrar las reacciones del pueblo andaluz, que vive en el antiguamente llamado «medio rural» donde quien parezca más tonto o tonta, sabe fabricar relojes más fiables que los mejores de Suiza, con la luz apagada y los ojos vendados con esparadrapo.

                Quiera Dios, si es que existe, que pronto quede despejado este Laberinto Andaluz de pasiones encontradas y que lo haga reflejando en su Gobierno e Instituciones la voluntad del pueblo, porque podría ocurrir, mutatis mutandis, lo que Gerald Brenan nos anticipó a propósito de aquel otro Laberinto de los años treinta cuando vino a profetizar los sangrientos acontecimientos de la Guerra Civil que luego, amordazando la memoria histórica y su enseñanza a la juventud en las escuelas, tanto trabajo está costando conocer para superar definitivamente y así estar en condiciones de asumir y perdonar.

                Cuándo aprenderá la derecha que con Andalucía no se juega y que cualquier menosprecio nos transforma en los peores enemigos de sus intereses. Quien avisa no es traidor. Menos mal (para nosotros) que siempre tropiezan de nuevo en la misma piedra.

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