24 noviembre 2024

El otro monstruo de las cloacas: el aceite de cocina usado

Existen ya muchos municipios que cuentan con contenedores naranjas para su recogida

Durante los últimos años diferentes campañas de concienciación ciudadana pusieron a las toallitas húmedas en el punto de mira por la peligrosidad que entraña tirarlas por los desagües. Algunas de esas campañas incluían también al aceite de cocina usado, otro desecho altamente tóxico que manejamos día a día. Algunos cálculos estiman que un sololitro de aceite usado puede contaminar unos 40.000 litros de agua si acaba igualmente en los desagües.

El Consorcio de Aguas de Bilbao, uno de los organismos públicos más activos en evitar que estos «monstruos» acaben en alcantarillas y depuradoras, recordaba en una de sus campañas que «el coste anual para tratar en las depuradoras los aceites usados de cocina que se vierten por el fregadero y/o váter es en 1,6 millones de euros». El cálculo parte de una media de 3,5 millones de litros al año que se vierten de forma inadecuada en Bizkaia.

 Como apuntan desde la Asociación Nacional de Gestores de Residuos de Aceites y Grasas Comestibles (Geregras), en ningún caso este tipo de desecho debe acabar por las tuberías del agua. «A través de convenios y acuerdos con el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, con comunidades autónomas y con gestores del residuo fomentamos la extensión de su recogida selectiva y adecuada», afirman desde Geregras.

Dicho esto: ¿cómo se contribuye a esa recogida selectiva y adecuada? Existen muchos municipios que ya cuentan con un contenedor naranja específico para los aceites usados y las grasas animales. Importante esto último: cualquier resto de grasa resultante de cocinar tocinos o derivados también debe ir al contenedor naranja. Al comienzo de su implantación, los ayuntamientos suelen repartir entre la ciudadanía embudos y envases especialmente destinados a esta labor, ya que en los contenedores debe ir el aceite siempre envasado y cerrado.

Respecto al código de colores de los diferentes residuos aún hay que tener cuidado porque algunos ayuntamientos cuentan también con contenedores naranjas para la ropa y, en casos muy contados, para la fracción orgánica de la basura doméstico. Lo que se impone en este último caso es el marrón. Pero el aceite usado siempre al naranja, y si no existe hay que llevarlo a un punto limpio donde se recogen todos los residuos, especialmente los tóxicos, que no entran en los contenedores habituales instalados en las calles: envases (amarillo), vidrio (verde), papel (azul) y resto (gris).

BIOCARBURANTES, JABONES… LA SEGUNDA VIDA DEL ACEITE

La gran mayoría del aceite usado y adecuadamente recogido se destina a la producción de biodiésel, uno de los biocarburantes más sostenibles que existen, ya que no utiliza materias primas alimentarias (soja, colza o palma de aceite) ni necesita superficie alguna de cultivo. Se considera un biocarburante de segunda generación, ya que se produce a partir de residuos, y es muy utilizado como sustituto del queroseno de origen fósil para la aviación.

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Otro dato importante a añadir sobre el proceso de reciclado del aceite usado de cocina es que favorece la inserción laboral tanto de personas con algún tipo de discapacidad física o psíquica como con riesgo de exclusión social. Es lo que promueven en Córdoba Ecoil, gestor especializado en la recogida, tratamiento y reciclaje del aceite, y Solemccor, empresa de inserción laboral de Cáritas, con la campaña Ni una gota al agua.

Pero en España hay muchos más ejemplos, entre otros el de Recikla y la Fundación Adislaf (Asociación de Personas con Discapacidad Intelectual de Las Fuentes) en Zaragoza (y en otras partes de Aragón), la Fundación Asproseat Empresa i Treball en Barcelona, la Fundación San Cebrián en Castilla y León y la Asociación Otro Tiempo en Madrid. En 2015 el proyecto de esta última destinado al reciclaje del aceite con inserción laboral de mujeres con especiales dificultades para encontrar un trabajo y para víctimas de violencia de género (Otro Tiempo, Otro Planeta) fue galardonado con uno de los Premios R de Ecoembes, en la misma edición que Recikla quedó finalista.

Por último, existe la posibilidad de aprovechar el aceite usado de cocina en nuestro propio hogar. Con el añadido de agua y sosa cáustica se elaboran jabones caseros y artesanales, o bien directamente destinar el aceite a lugares donde realizan esta misma labor. Circulan por internet numerosos vídeos que también invitan a aprovechar el aceite para hacer biodiésel casero. Aunque es factible, conviene tomar muchas precauciones, informarse bien y comprobar si realmente el automóvil donde se va a utilizar lo aceptará sin dañar el motor.

http://www.huffingtonpost.es/2017/07/19/el-otro-monstruo-de-las-cloacas-el-aceite-de-cocina-usado_a_23035186/?utm_hp_ref=es-espacio-eco