La Asamblea de Naciones Unidas sobre Medioambiente, que se abre hoy en Nairobi, debate la firma de un marco de acción internacional para acabar con la contaminación

La Asamblea de Naciones Unidas sobre Medioambiente se ha abierto este lunes en Nairobi (Kenia) al grito de cero tolerancia hacia el plástico. El encuentro, que se prolongará hasta el miércoles, se ha fijado una meta muy ambiciosa: lograr un acuerdo internacional parecido al que se firmó en París en 2015 contra el cambio climático para coordinar los esfuerzos de los distintos países y decir basta a la contaminación.

En la primera jornada de la Asamblea, que reúne a más de 2.000 jefes de Estado, ministros, miembros de ONU y de la sociedad civil y representantes de empresas en la sede de Naciones Unidas de la ciudad africana, se ha recalcado la importancia de la recogida de datos más precisos sobre la cantidad de plástico presente en los mares.

Se estima que cada año se vierten unas ocho millones de toneladas de plástico en los océanos, el equivalente a un camión entero cargado con desechos cada minuto. Este material no biodegradable representa entre el 60% y el 90% de la basura acumulada en playas y en las aguas. Se trata sobre todo de colillas de cigarros, contenedores para comida y bebida y bolsas de plástico. Las consecuencias son letales: un 15% de las especies marinas están en peligro, el plástico entra en la cadena alimentaria humana a través del consumo de pescado o del agua que bebemos y la economía de las zonas costeras también se ve amenazada.

La Asamblea de Naciones Unidas sobre Medioambiente se ha abierto este lunes en Nairobi (Kenia) al grito de cero tolerancia hacia el plástico. El encuentro, que se prolongará hasta el miércoles, se ha fijado una meta muy ambiciosa: lograr un acuerdo internacional parecido al que se firmó en París en 2015 contra el cambio climático para coordinar los esfuerzos de los distintos países y decir basta a la contaminación.

En la primera jornada de la Asamblea, que reúne a más de 2.000 jefes de Estado, ministros, miembros de ONU y de la sociedad civil y representantes de empresas en la sede de Naciones Unidas de la ciudad africana, se ha recalcado la importancia de la recogida de datos más precisos sobre la cantidad de plástico presente en los mares.

Se estima que cada año se vierten unas ocho millones de toneladas de plástico en los océanos, el equivalente a un camión entero cargado con desechos cada minuto. Este material no biodegradable representa entre el 60% y el 90% de la basura acumulada en playas y en las aguas. Se trata sobre todo de colillas de cigarros, contenedores para comida y bebida y bolsas de plástico. Las consecuencias son letales: un 15% de las especies marinas están en peligro, el plástico entra en la cadena alimentaria humana a través del consumo de pescado o del agua que bebemos y la economía de las zonas costeras también se ve amenazada.

De continuar así, en 2050 habrá más plástico que peces en los océanos, advierte Naciones Unidas. Para evitarlo, la organización lanzó el pasado mes de febrero la campaña #CleanSeas, que busca el compromiso de la sociedad en su conjunto, desde los Gobiernos al sector privado, pasando por los ciudadanos. Hasta el momento 37 países —la suma de cuyas costas equivale a más de la mitad de los litorales del mundo— se han adherido con iniciativas concretas, pero el objetivo es llegar a al menos a 50 en 2018. La campaña pone el énfasis no solo en las acciones de limpieza y reciclaje, sino también en la prevención.

Se estima que cada año se viertan unas ocho millones de toneladas de plástico en los océanos, el equivalente a un entero camión cargado con desechos cada minuto

Las resoluciones en discusión en estos días en Nairobi abordan también la recogida de plástico en las playas a gran escala, así como la contaminación del agua y del aire. Esta última es considerada como la mayor asesina entre los factores medioambientales, al ser responsable cada año de más de 6,5 millones de muertes, y el 80% de las ciudades del mundo no alcanza los estándares de calidad del aire fijados por la ONU. Otro asunto encima de la mesa es la exposición al plomo en la pintura, que causa daños cerebrales a 600.000 niños cada año.

La Asamblea debatirá una docena de resoluciones, pero ha insistido en que será necesaria una mayor coordinación y un fuerte liderazgo para acabar con la contaminación, una plaga que no conoce fronteras y que causa una de cada cuatro muertes en el mundo.

Entre las delegaciones presentes en la capital keniana, también se encuentra la de Estados Unidos, pese a que la Administración Trump se retirara de la lucha al cambio climático, y China, el mayor responsable de la contaminación por plástico a escala global.

Las decisiones que se tomarán a lo largo de estos días serán «cruciales», según Erik Solheim, director de ONU Medioambiente (UNEP). Para él, solo existe una solución: «Tenemos que cuidar de las personas y del planeta». Solheim ha recordado que la lucha contra la contaminación también se refleja en beneficios económicos para toda la sociedad. «Los Gobiernos tienen que actuar ya y los ciudadanos tienen que exigir que lo hagan. Esto solo es el comienzo de la lucha global contra la contaminación».

La implicación de la población es fundamental, según Ligia Noronha, responsable del Departamento de Economía de UNEP. «La contaminación no es un problema exclusivo de los países en desarrollo, con un coste muy elevado en términos de salud y también económicos. Los resultados no se obtienen de la noche a la mañana y todos tenemos que esforzarnos. Los consumidores tienen que entender que cada una de sus acciones tiene consecuencias. Es muy importante centrarse en la calidad del crecimiento para mejorar la calidad de vida, pero eso requiere una cultura que apoya la producción responsable y no aspira a un modelo de vida basado en el consumismo sin frenos». Noronha ha agregado que el problema de la contaminación tiene un impacto también en los derechos humanos. «Todos tenemos derecho a vivir en un entorno saludable y esto no se está respetando».

«Nuestro objetivo común tiene que ser adoptar medidas para reducir la contaminación de manera radical y romper paradigmas», ha recalcado Edgar Gutiérrez, ministro de Medioambiente y Energía de Costa Rica y presidente de la Asamblea de este año. «Solo a través de la acción colectiva que empieza esta semana en Nairobi podemos empezar a limpiar el planeta y salvar vidas».

Erik Solheim, director de ONU Medioambiente, en la inauguración de la Asamblea de Naciones unidas sobre Medioambiente, en Nairobi (Kenia), este lunes.
Erik Solheim, director de ONU Medioambiente, en la inauguración de la Asamblea de Naciones unidas sobre Medioambiente, en Nairobi (Kenia), este lunes. Cyril Villemain/UNEP

La contaminación vista del espacio

Uno de los embajadores escogidos por Naciones Unidas para hablar de contaminación en la Tierra es alguien que se ha dejado atrás el planeta en varias ocasiones. «Si tuviera que lanzar un mensaje para los más jóvenes», ha señalado el exastronauta indio Rakesh Sharma en uno de los eventos paralelos a la cumbre, «en primer lugar les pediría perdón por los destrozos de mi generación. Luego les invitaría a que hagan la cosa justa».

«Desde arriba, ves de manera muy clara la degradación del planeta. La actitud contra la polución tiene que ser la misma adoptada contra el tabaco. Ahora los que fuman están segregados en un lugar aislado. Los que no se comprometen contra la contaminación tienen que sentirse fuera de un movimiento global», ha agregado.

Sharma participa en la Asamblea junto a Mae Jemison, la primera astronauta afroamericana, y el científico de la NASA Paul Newman, para hablar de las pistas que otorga el espacio sobre la contaminación y la vulnerabilidad de nuestro planeta en el universo.

Los ODS están en peligro

El veredicto de Naciones Unidas es redondo: si no avanzamos hacia una mayor eficiencia de recursos, será imposible alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Así lo ha alertado el encuentro internacional sobre recursos organizado ayer domingo en el marco preliminar de la cumbre de Nairobi.

La extracción de recursos materiales, sostienen los expertos, alcanzará casi 90.000 millones de toneladas este año, más del triple frente a 1970. Una políticas adecuadas, no obstante, podrían reducir este uso en un 26% y cortar las emisiones de gases invernaderos un ulterior 15-20% en 2050.

«La eficiencia de recursos por sí sola no basta. Se necesita extender el ciclo de vida de los productos, diseños inteligentes y el reciclaje», asevera el informe presentado. «Centrarse solo en recursos o en los distintos sectores económicos o impactos sobre la salud y el ambiente no nos servirá para alcanzar los ODS».

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Tiziana Trotta

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