Rebajas: cómo controlar la adicción a las compras en los adolescentes
La adolescencia es una etapa de cambio y desarrollo integral en la que es frecuente que aparezcan cambios de conducta y trastornos psicológicos. Las adicciones y dependencias pueden aparecer en esta edad como una forma de escapismo ante los problemas. A los jóvenes se les suele alertar sobre todo del peligro del alcohol y las drogas pero, en una sociedad consumista, la adicción a comprar también puede surgir con facilidad, acarreando serias consecuencias.
En este ambiente, cuando llega la temporada de rebajas, es complicado para todos no sucumbir a los grandes carteles que anuncian suculentos descuentos. Aunque lo normal es que mucha gente aproveche estas fechas para adquirir cosas que necesitan o quieren a un coste menor, es igual de habitual acabar comprando de más o malgastar el dinero para no dejar escapar los “chollos”. Y si los hijos ven en este comportamiento en sus padres, ¿por qué no van a copiarlo?
Para que un niño no desarrolle una obsesión por comprar es importante que, llegada la adolescencia, hayan observado un modelo de consumo responsable en su entorno. Así lo explica Fernando Botana, psicoterapeuta y director de Sinadic, centro especializado en el tratamiento de adicciones en Madrid. “Si nuestros hijos ven que nuestra vida gira en torno a un centro comercial difícilmente van a estar libres de una cierta obsesión por comprar”. Botana añade que los adolescentes de hoy son “producto de nuestra sociedad consumista en grado extremo”, por lo que no podemos esperar que nuestros hijos no se contagien de esta tendencia. Sin embargo, aclara que hay distintos niveles de consumismo en los que pueden influir o no las familias.
Detectar la adicción
Si, en general, es tan habitual comprar de más de lo que necesitamos, ¿cómo se puede detectar la adicción en un adolescente? “Cuando una persona llega a hacerse adicta a las compras es, en parte, porque su familia no pudo ayudarle a prepararse como alguien controlado y, por supuesto, tampoco detectar cuando empezaron los problemas con las compras compulsivas”, explica el experto.
Es decir, la adicción siempre es el diagnóstico tardío y por eso, como aconseja Botana, los padres siempre deben estar muy cerca de sus hijos para ayudarles a hacer distinciones tempranas e identificar si lo que su hijo siente depende, por ejemplo, de lo que lleva puesto, algo bastante habitual. “Muchos chicos y chicas pasan por un período adolescente en el que las marcas y el estilo de vestir representan algo trascendente en sus vidas por el significado de pertenencia al grupo, por ejemplo”, afirma el psicoterapeuta. Botana concluye que es muy importante distinguir entre una mera conducta propia de la edad y una conducta de peligro que pueda desembocar más adelante en una adicción a las compras.
Estos son algunos indicios para detectarla:
-Sentirse perdido sin una tarjeta de crédito, o dinero.
-Ocultar las compras.
-Mentir acerca de los gastos.
-Ir de compras solo.
-Ir de compras cuando está enfadado, deprimido, aburrido o solo.
-Miedo a ser descubierto.
Al igual que en cualquier otra adicción, las causas de esta obsesión son múltiples, complejas y distintas en cada persona. El experto explica que, en general, “alguien adicto a las compras ha tenido problemas de control de emociones desde hace tiempo, ha sufrido una depresión encubierta o tiene una enorme dificultad para sentirse aceptado y una baja autoestima”.
Provenir de un entorno con más o menos dinero no tiene por qué ser determinante. “Es más relevante el clima conductual y emocional que haya recibido con respecto a la autoestima que el nivel económico de la familia”, aclara el experto. Por eso, si un menor de una familia con recursos limitados quiere adquirir cosas por encima de sus posibilidades, “sus padres deben hacer todo lo posible por que su hijo se sienta valioso tal y como es”.
El valor del dinero
Además de la detección temprana del problema, las familias pueden adoptar una serie de medidas para concienciar a sus hijos sobre la importancia de consumir de forma responsable.Por ejemplo, controlar el dinero que gastan es importante, pero, como añade Botana, este control tiene que estar incluido en un plan educativo más amplio. “Restringir el dinero como única medida solo generará frustración en nuestros hijos”, puntualiza.
En cuanto al debate sobre si se debe dar paga o comprarles algo cuando lo pidan tras valorarlo, el experto explica que la edad es clave. “Un niño de 8 años no tiene necesidad de tener paga y, por lo tanto, son los padres los que tienen que gestionar sus compras. Este sería un buen momento para hacer ofrecerle un buen modelo de gestión, explicándole bien por qué compramos lo que compramos y por qué en rebajas compramos de forma un poco distinta”.
En el caso de los adolescentes, hay que tener en cuenta la evolución del hijo y su grado de responsabilidad. “Un adolescente que tiene paga necesitará unas intervenciones que van a requerir de los padres mayor disposición y tolerancia frente a la frustración”. Botana razona que si un chico o una chica de 17 años funciona con una paga semanal de forma responsable, no va a necesitar el mismo control que otro menor que esté atravesando un problema conflictivo y pensemos que está haciendo un mal uso del dinero.
De cara a las rebajas, el psicoterapeuta destaca que es importante enseñar a nuestros hijos a hacerse las siguientes preguntas: ¿Necesito comprarme esto? ¿Me lo quiero comprar solo por el precio? ¿Está dentro de mi presupuesto?
Ante todo, Botana explica que la comunicación “sin miedo” entre padres e hijos es fundamental para atajar estos problemas. “Para saber lo que hacen nuestros hijos cuando van creciendo, es necesario haber estado disponible para ellos sin que se atemoricen en las edades anteriores”. En el caso de que el problema ya esté avanzado, es importante acudir a un profesional que les indique cómo actuar en su situación particular.