25 noviembre 2024

Come bien y haz ejercicio… y tu salud te lo agradecerá. Elimina de tu dieta aquellos alimentos que tengan mucha grasa, exceso de azúcar o sal en abundancia. Todo esto perjudica a tu salud cardiovascular: echa un vistazo a estos 10 consejos para mantener un corazón sano y fuerte.

¿Cuidarte más está entre tus propósitos de nuevo año? Si comes bien, de todo, equilibrado y sin abusar tu cuerpo te lo agradecerá. Y si además le añades un poco de ejercicio físico, como por ejemplo caminar a buen ritmo durante media hora, mejor. Todo influye para que te sientas mejor.

No se trata de ponerte a dieta, ni machacarte en el gimnasio, solo hay que usar el sentido común.

¿Quieres una salud cardiovascular de 10? Aquí tienes10 buenos consejos para poner en práctica: notarás los resultados en seguida, así que estamos seguros de que nos lo agradecerás y tu corazón también.

Los 10 mejores hábitos

  • 1. Pierde peso. La obesidad está totalmente desaconsejada. Lo importante es adecuar la ingesta calórica para evitar el sobrepeso. De hecho, se ha visto que una reducción de peso de un 10% tiene efectos positivos en la reducción de los niveles de colesterol sanguíneo.
  • 2. No a las grasas saturadas. La industria alimentaria, en continua innovación, nos ofrece un sinfín de productos bajos en grasa. A priori, esta oferta podría parecer ideal para nuestra salud cardiovascular, pero no siempre son la opción más saludable. Pueden ser un comodín para un momento puntual, pero lo ideal es evitar todo producto procesado y basar nuestra alimentación en productos frescos. El consumo de grasas saturadas aumenta los niveles de colesterol LDL, mientras que el de grasas poliinsaturadas (presentes en los pescados y en los aceites de semillas), disminuye el colesterol total. En cambio el de grasas monoinsaturadas, como el aceite de oliva, aumenta los niveles sanguíneos de colesterol HDL, que tiene un efecto protector. Por lo tanto, no hay que eliminar las grasas de la dieta sino prestar especial atención al tipo de grasa: más calidad y menos cantidad.
  • 3. Ni azúcar, ni edulcorante. La obesidad está relacionada con el consumo excesivo de azúcares añadidos, por lo tanto, es importante disminuir lo más posible su consumo. La opción de sustituirlo por edulcorante no es lo mejor, sino educar nuestro paladar a un gusto menos dulce. Nuestro consejo, es que elijas los productos con el menor contenido en azúcar posible (y sin edulcorantes) y en el caso de consumirlos, reducirlos a los momentos especiales. ¿Has probado a ponerte menos azúcar en el café?

azucar varios

  • 4. Sal, mejor no. El consumo excesivo de sal favorece el aumento de la tensión arterial. La hipertensión exigirá un esfuerzo extra al corazón, que a la larga te pasará factura. Piensa que además de la sal que añadimos a nuestros platos hay que sumar la que llevan los alimentos de por sí. Así que lo ideal es que te olvides del salero. Prueba a sazonar tus platos con especias y hierbas aromáticas.
  • 5. Carne o pescado. Nuestra dieta es ya de por sí muy rica en proteínas, por lo tanto, no es necesario que consumas todos los días carne o pescado. Recuerda la gran variedad de productos frescos de origen vegetal que tienes a tu disposición, frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Ahora bien, a la hora de elegir entre carne o pescado, el pescado tiene menor contenido en grasa y mejor perfil lipídico (tipo de grasa). El pescado azul es básico para cuidar tu corazón.
  • 6. Pon huevos a tu dieta. No tienes que limitarte a 3 a la semana, puedes tomar más, aunque presta atención a la forma de prepararlos y evita los fritos. Hace unos años que por regla general, los huevos se eliminaban de la dieta de las personas con el colesterol sanguíneo alto, pero hoy en día, se ha comprobado que el colesterol alimentario tiene una influencia mínima sobre el colesterol sanguíneo.

huevos

  • 7. ¿Todo a la plancha? No. Lo importante es que las comidas no sean monótonas, tienen que tener sabor y ser apetecibles. Hay muchas técnicas culinarias que permiten preparar los alimentos con poca grasa: plancha, hervido, vapor, papillote, asado, braseado e incluso crudo.
  • 8. Vasito de vino. El alcohol, una vez ingerido, es absorbido rápidamente por nuestro organismo. La sangre traslada hasta el hígado el etanol y, en menor medida, el metanol, donde se metabolizan hasta convertirse en sustancias de las que se obtienen calorías «vacías» (7 kcal por gramo de alcohol consumido), es decir, calorías que solo proporcionan energía y no tienen ningún valor nutritivo añadido. El alcohol, para entendernos, engorda, y no nutre. Y como todo, nunca beber en exceso.
  • 9. ¿Los alimentos funcionales, funcionan? Eso es lo que nos quiere hacer creer la industria alimentaria. Añaden nutrientes a sus productos para que sean ricos en esteroles vegetales o en omega-3 para reducir el colesterol sanguíneo. Pero si no cambias tus pautas de vida (dieta y actividad física) lo único que conseguirás es tirar el dinero a la basura. Lo que sí funciona es llevar una alimentación funcional basada sobre todo en la dieta mediterránea. 
  • 10. Ejercicio físico. Si no te apetece, no es necesario que te apuntes a un gimnasio, lo importante es que te muevas más para beneficiarte de los efectos positivos que tiene la actividad física. Así que, en función de tu estado físico, disponibilidad, preferencias y presupuesto puedes empezar algún deporte, apuntarte a un gimnasio o salir a caminar todos los días. Tú eliges. Si sales acompañado será más divertido.
  • https://www.ocu.org/alimentacion/comer-bien/consejos/habitos-corazon-s