Pese a que el Gobierno hable de recuperación, protestas como la de los pensionistas demuestran que la ciudadanía no percibe los efectos

Para cualquier análisis, conviene entender la manera de entender que tiene el Gobierno. El Gobierno dispone de unos papeles según los cuales puede hablarse en España de recuperación económica, según los cuales las pensiones no han bajado su cuantía durante la crisis. Existe, en el Gobierno, cierta contrariedad por que, ahora que en los papeles pone lo que pone, emerjan protestas como la de los pensionistas. O por que prenda la reivindicación feminista del 8 de marzo.

En noviembre, Mariano Rajoy recomendó a los gobernantes que escucharan el clamor de las calles. Se lo recomendó, en particular, a Carles Puigdemont. «Un gobernante tiene que oír a la gente, pero un gobernante tiene que tener personalidad para tomar decisiones y no se puede asustar», dijo el presidente del Gobierno en Telecinco. Pocos meses después, Rajoy revisa su propia frase. Los pensionistas han llevado a la calle una protesta que no interpela solo a los mayores, sino a las demás generaciones. Existe, en el Gobierno, cierta contrariedad que les lleva a preguntarse de dónde vienen estas expresiones de malestar si en los papeles pone que hay recuperación económica. ¿De dónde las quejas y las encuestas?

«La mitad de los pensionistas que había votado al PP está ahora mismo en tierra de nadie, en la indecisión», sostiene Paco Camas, analista de Metroscopia. Que apunta algo más: «Uno de cada tres votantes del PP son jubilados o pensionistas«. Eso explica la preocupación del PP por un granero fundamental de votos justo en el momento en que todos los sondeos dan por hecho el avance de Ciudadanos.

Camas propone algunos datos clave. Por ejemplo: más de la mitad de los españoles habla de recuperación económica en España pero no la atribuye a las políticas del Gobierno. Por ejemplo: que pueda darse esa recuperación no significa que todo el mundo la note. Es más, el hecho de que la mayoría no la perciba en su vida cotidiana es lo que explica que, pese a los indicadores al alza, persista este malestar. Malestar y hartazgo, porque van ya años de sacrificios.

«La recuperación económica se da a nivel macroecónomico y la ciudadanía española percibe que la economía mejora a nivel general, pero en su situación personal esa recuperación no se traduce aún en una mejora sustancial de la calidad de vida de los ciudadanos”, señala este sociólogo. “Lo que sucede –analiza– es una muestra de que la ciudadanía se mueve y no está satisfecha con la situación». Ocurre, además, que mientras las preocupaciones sociales y económicas se mantenían, el foco político y mediático no dejaba de hablar del procés. Y eso también ha tenido que ver.

«La tendencia actual de centrar el foco solo en Cataluña, que tiene importancia pero que no es toda la política, implica relegar otros asuntos que son importantes para la ciudadanos y en los que no están viendo salida. No hay políticas públicas o cambios en la política del Gobierno, lo que genera un estado de ánimo que agrava el descontento”. ¿Se pueden prever, por tanto, próximas movilizaciones? “Cuando se producen estos descontentos y se expresan en la calle, podríamos decir que hay una especie de caldo de cultivo para que se produzcan más manifestaciones«.

A la espera, pues, de que se note en el Congreso el efecto de que Ciudadanos haya levantado el freno de mano y empiecen a tramitarse leyes, el panorama por el momento es este: parálisis política, papeles que hablan de recuperación económica y expresiones crecientes de malestar social. La sociedad da muestras de estar activa y, de hecho, las movilizaciones que prenden surgen de la calle. Los partidos, que piensan en las elecciones del año próximo, tratan ahora de capitalizarlas.

FOTO: Miles de jubilados cortan acceso al Congreso para reclamar pensiones dignas. / EFE

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