22 noviembre 2024

No es una guía de autopistas, es un mapa de calzadas romanas

Muchas de las autopistas han sido construidas sobre las antiguas vías de comunicación del Imperio Romano

Un repaso a parte del legado de los romanos en España: nuestro idioma, procedente del latín; el nombre de muchas ciudades, como Zaragoza; o algunos de nuestros monumentos icónicos, como el acueducto de Segovia. Este tuit, con más de 6.000 retuits en sus primeros tres días de publicación, señala otra aportación: las vías de comunicación

Los mapas proceden del libro Aventuras ibéricas, del hispanista Ian Gibson. Puedes comparar el mapa de calzadas y el de autopistas y autovías con más detalle a continuación.

Calzadas

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Autopistas y autovías

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Algunas de las ciudades más importantes de Hispania en el Imperio Romano lo siguen siendo en la actualidad, de ahí que las calzadas romanas y la distribución actual de carreteras se parezcan. «No solo pasa en España. En otros países como Italia, Grecia o la antigua Yugoslavia comparten trazados», dice a Verne por teléfono Isaac Moreno, ingeniero civil del Ministerio de Fomento y especialista en ingeniería antigua.

La distribución de las autopistas actuales y de las calzadas es parecida por las ciudades que conectan, pero es que en algunas ocasiones las primeras incluso han sido construidas  encima de las segundas. «Las calzadas, como las carreteras de hoy, están hechas por ingenieros. Sabían cuáles eran los mejores corredores por los que trazar las calzadas. Estudiaban cómo sortear la complicada orografía de la península. Es normal que coincidan con los diseños modernos», indica Moreno. Es decir, el mejor recorrido para una calzada era el mismo hace siglos que para una carretera actual.

Ese es el motivo por el que muchas calzadas romanas se han perdido para siempre bajo kilómetros y kilómetros de autopistas. «Somos tan brutos que se han hecho algunos destrozos para los que ya no hay remedio. Hay muchísimas autopistas que van justo por encima de las calzadas romanas, lo que supone una pérdida de patrimonio impresionante», dice Moreno. El experto asegura que esta destrucción empezó en el siglo XVIII, cuando arrancó el desarrollo de la actual estructura radial de carreteras (por entonces solo eran caminos). Los campos de cultivo también han sepultado muchas calzadas romanas.

Un ejemplo de calzada romana bajo una carretera. Isaac Moreno (Vías romanas e infraestructuras modernas)

Moreno asegura que en el mapa de Aventuras ibéricas hay algunas imprecisiones. «Se sabe muy poco de la verdadera distribución de las calzadas romanas. No están todas las que son, ni son todas las que están», especifica. Asegura que la parte mejor estudiada es el norte de la península.

¿Cómo eran las calzadas romanas?

«Existe la idea popular de que la superficie de las calzadas romanas era un empedrado de grandes losas, pero no es así», explica Moreno. En realidad, las calzadas romanas que conectaban sus ciudades tenían una superficie de gravilla o zahorras. «Si fueran como vemos en las películas, no serían prácticas para los carros y los caballos», añade.

La imagen clásica que tenemos de las calzadas romanas sí se corresponde con el aspecto que tenían las vías urbanas, es decir, las calles dentro de las ciudades. Las calzadas tenían una estructura de varios niveles, con una cimentación en la que sí destacan las piedras grandes.

A la izquierda, un camino en Cantabria que durante décadas se confundió con una calzada romana. A la derecha, una calzada romana descubierta en Soria. Isaac Moreno

La actual red de autopistas y autovías es radial, con una serie de autopistas que parten de Madrid. Sin embargo, el centro de la península ibérica no era tan importante para los romanos. Según Moreno, la calzada principal era la que conectaba León con Tarragona, pasando por Zaragoza o Burgos. «Era una vía de riqueza. Todo el oro que los romanos extraían de Las Médulas llegaba a Roma a través de esta calzada», dice Moreno.

El experto en calzadas también destaca la ruta que conectaba Zaragoza y Mérida, «coincide en varios tramos con la A-2 y la A-5», y la que unía Mérida y Salamanca, un tramo de la Vía de la Plata.

«Las calzadas romanas son las grandes desconocidas de la ingeniería romana», considera Moreno, autor de un mapa detallado online de las calzadas romanas en Castilla y León. En este vídeo explica que eran construidas por empresas privadas, las constructoras de la época.

Emilio Sánchez Hidalgo