14 diciembre 2024

VIVA LUTERO por Juan Alfredo Bellón para EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 08-04-2018

Cuando se producen las grandes convulsiones de la Historia y las revueltas sociales que transforman la situación de un grupo de países de este mondo cane, suele ocurrir también que cambian los valores sociales (uno o varios) que constituyen los pilares sobre los que se asienta el funcionamiento de la sociedad.

Así, durante la primera parte del siglo XV, entraron en crisis los fundamentos sociales y políticos de la Cristiandad, como la propia Iglesia de Roma, el papel de sus ministros sagrados y el de los agentes de la moral pública y privada tal como se concebían en el mundo occidental, escenario de la hegemonía cristiana en el desarrollo del humanismo postgrecolatino.

Y todo ello fue por obra y gracia de un clérigo alemán llamado Lutero que hizo pública su opinión anti ortodoxa de que el Cristianismo necesitada una profunda reforma basada en otra nueva lectura de la Biblia a partir del libre albedrío, lo que provocó una actitud crítica moderna de las Sagradas Escrituras y de la moral cristiana a la luz de la razón, lo que anticipaba el Siglo de las Luces, la centralidad antropomórfica y una revisión profunda del sistema de dogmas del Vaticano.

Y miren si son grandes las cosas que ahora, muchos siglos después, estamos padeciendo en España las consecuencias del Luteranismo que, al principio, fue tan actual como necesario y se extendió por Europa como un ziquitraque dando respuesta inmediata a muchas de las inquietudes de los sectores populares más avanzados. ¿No se ha parado nadie a pensar por qué Puigdemont ha huido a las sedes política y jurídica de las Comunidades Europeas en busca de un auxilio, como al final ha sucedido, en el litigio soberanista contra Madrid? Luteranismo puro antimarianistico, claro, que Rajoy tampoco es enemigo para anular el europeismo catalán, que lleva quinientos años en la Legión y está cosido de balas…

y luego, en lo mejor del bodevil catalano-europeístico, se nos ha presentado el de la señá Cristina Cifuentes, que vaya racha lleva nuestra capital en eso de su gobernanza. Y no digamos las Universidades fundadas tarde y nunca a medida de sus gobernantes con la inserción del Rey Emérito como mascarón de proa para usar su nombre y el prestigio de sus andanzas para amoldarse a la voracidad clientelar del PP en su versión más isidril y chulapona. Porque ya se nos ha olvidado el deje castizo asainetado que se le puso a Esperanza Aguirre en su reencarnación presidencial y todavía tenemos muy reciente el tomo mimosísimo de violetera con que nuestra Cifuentes nos decía anteayer desde su televisión autonómica que ella no se iba, que la esperáramos sentados…

Y entre tanto, la convención sevillana de fin de semana ideada por Rajoy para encomendarse a las Santas Urnas desde la tierra de santa Justa y Rufina y limpiar la historia reciente y pelillos a las marismas del Guadalquivir, que aquí todos somos güenos y quien se mueva lo acribillo y no sale en la foto, ¡carayo!

Ay cómo está el patio que hasta Podemos anda preñado y parece que son merguizos. Por si eramos pocos, parió la agüela y las dos reinas van y se pelean y no nos vale ninguna. La griega, por consentidora y la asturiana, por mandona, que el rey Felipe anda chupado y con cara de gaznápiro. Uy, me saldrá esto gratis o como a Lutero, que le quitaron las canonjías, la bula y la doble nacionalidad, digo la triple, porque los monjes tenían tres, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y la Santa Paloma debía andar de huelga, como las kellys, por lo mal que se paga hacer las camas a los turistas.

¿Y ahora qué, con Puigdemont fuera y la señá Cristina enrocá? Pues eso, que ni se muere papa ni comemos, como decía el chiquillo inocente al pie del lecho mortuorio paterno. No somos nadie…