Las tres primeras diputadas de la historia de España
Victoria Kent, Margarita Nelken y Clara Campoamor entraron en el Parlamento en 1931, cuando las mujeres aún no podían votar pero sí ser elegidas
Las tres primeras mujeres que fueron elegidas diputadas en España fueron Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken. Curiosamente, resultaron electas en 1931, en los primeros comicios generales de la II República, en un momento en que al colectivo femenino sin embargo no le estaba permitido votar. En la actual legislatura, las mujeres diputadas son 149 un 42,5 por ciento del total de miembros del Parlamento- y las senadoras 89 -el 33,5 por ciento de la Cámara Alta-.
Clara Campoamor, nacida en 1888 en Madrid, fue elegida por el Partido Radical. Formó parte de la comisión encargada de elaborar el proyecto de Constitución de la nueva República, y allí luchó por principios como la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio o el voto femenino.
Para esto último, paradójicamente, tuvo que enfrentarse a las otras dos diputadas mujeres, Victoria Kent y Margarita Nelken. Ambas coincidían en que las mujeres españolas estaban demasiado condicionadas por la iglesia: poco antes de votarse el sufragio femenino, fueron entregadas al Presidente de las Cortes un millón y medio de firmas de mujeres católicas pidiendo el cambio del proyecto de Constitución para que respetara los «derechos de la Iglesia».
La propia Victoria Kent explicaba así su postura en el debate sobre esta cuestión que se mantuvo en las Cortes el 1 de octubre de 1931: «Creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española. Lo dice una mujer que, en el momento crítico de decirlo, renuncia a un ideal.(…) Lo pido porque no es que con ello merme en lo más mínimo la capacidad de la mujer; no, Sres. Diputados, no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República». El artículo 35, que hizo posible que las mujeres votaran, se aprobó finalmente con 161 votos a favor y 121 en contra. Y se puso en práctica por primera vez en 1933. Ni Kent ni Campoamor consiguieron sin embargo renovar su escaño.
Kent, licenciada en Derecho en 1924 por la Universidad Central, se hizo famosa en 1930 por defender ante el Tribunal de guerra a Álvaro de Albornoz, mientro del Comité Revolucionario Republicano, detenido y procesado a raíz de la sublevación de Jaca. Fue la primera mujer en intervenir ante un consejo de Guerra en España, y consiguió la absolución de su defendido.
El presidente de la República Niceto Alcalá-Zamora la nombró Directora General de Prisiones en mayo de 1931. Su mandato siguió la labor ya iniciada por Concepción Arenal, con la meta fijada en la rehabilitación de los presos. Ordenó mejorar la alimentación de los reclusos, estableció permisos por razones familiares, cerró penitenciarías por sus pésimas condiciones y ordenó construir la nueva cárcel de mujeres de Ventas, en Madrid.
Margarita Nelken, madrileña nacida en 1894, era una joven treintañera cuando ganó su escaño en las Cortes de la II República, por el Partido Socialista. Fue también elegida en las elecciones de 1933 y 1936, siendo la única mujer que consiguió las tres actas parlamentarias durante el tiempo que duró este régimen.
Durante la guerra civil, estuvo en los frentes de Extremadura y Toledo, se incorporó al PCE y pasó la última etapa de la guerra en Barcelona, siendo la única diputada que estuvo presente en la última reunión de las Cortes republicanas en suelo español, que tuvo como escenario los sótanos del castillo de Figueras, el 1 de febrero de 1939.