24 noviembre 2024

Y ASÍ PASARON TANTAS, TANTAS COSAS… Por Juan Alfredo Bellón para EL MIRADOR DE ATARFE Domingo 01-07-2018

Cuando la historia se acelera, el tiempo se comprime y los acontecimientos se precipitan sobre nosotros como si fueran una catarata desbocada que fluye (y nos fluye) fuera de cualquier control. Así, ahora, cuando hemos pasado de un tiempo histórico comprimido y reprimido por Mariano Rajoy y su gente contra la nuestra, siendo aquella muy poca y muy empoderada y esta la gran mayoría de la sociedad, ahora, digo, todo son novedades y hasta nuestra memoria se dilata sin saber cuáles son sus auténticos puntos de referencia histórica:

¿El definitivo Posfranquismo? ¿La primera Transición? ¿La segunda? ¿La Posmonarquía del Juancarlismo? ¿El Neozapaterismo? ¿La etapa del Rey Felipe? ¿El fin de la Era de Mariano Rajoy y de la Corrupción? ¿La segunda resurrección del PSOE y la segunda crisis del PP? ¿EL inicio del Pedrosanchismo y la vuelta a la Socialdemocracia?

Lo que nos produjo una extrañeza aguda y una especie de autismo democrático fue no saber si de verdad lo que observábamos, al no ser el producto inmediato de unas nuevas elecciones generales, nos afectaba tan de cerca. Lo que al principio era un hecho provisional, o solo casi cierto, había empezado a sustanciarse y consolidarse y lo cierto y verdad es que los desalojados quedaron momentáneamente perplejos y comenzaron a darlo por real y a aceptarlo como real: habían sido desplazados del poder con una maniobra estratégicamente brillante que supo acertar el hartazgo del Parlamento respecto de la situación creada en torno a la corrupción generalizada que ni Ciudadanos ni Podemos supieron ver a tiempo y, cuando la vieron, los acontecimientos precipitados por la propia osadía de Pedro Sánchez los habían sobrepasado. Sobre todo esto ocurrió cuando el aspirante a sustituir a Rajoy proclamó estar dispuesto a cumplir los Presupuestos Generales del Estado para 2018 que estaban discutiéndose parlamentariamente con la correlación de fuerzas anteriores. Esto fue la puntilla. en términos metafóricos taurinos, y lo que desbloqueó lo que faltaba para que la Operación Censura se hiciera carne, habitara entre nosotros y que la suerte estuviera echada.

Y fue entonces cuando los acontecimientos previstos constitucionalmente se precipitaron simultánea e ininterrumpidamente, cuando nuestros ojos no daban crédito a lo que ante ellos se representaba, cuando la concatenación automática de los hechos se desató por sí misma y al margen de nuestras voluntades, como si su lógica fuera diferente a la del propio albedrío de sus protagonistas. Ahora recordé a Louis Althusser y entendí lo que decía al afirmar que la Historia es un proceso sin sujeto y sin fin(es). Y en ese momento supe el intríngulis de lo que nos estaba pasando: fue como le pasó a Gallego Burín, de quien se decía en Granada de la Postguerra “que se acostó hombre y se levantó Barón” (… de San Calixto) por obra y gracia del Caudillo de España a quien ya va siendo hora de que lo exhumen del Valle de los Caídos como consecuencia de la normalización democrática y de la Ley de la Memoria Histórica.

Y como decía una canción eterna de la recién fallecida María Dolores Pradera, así pasaron tantas, tantas cosas. Y eso es lo bueno de ejercer el periodismo: tener oficio y fuerzas para saber verlo y luego para contar lo que pasa en la calle, como decía Antonio Machado. Por eso a veces hay tanto interés en matar al mensajero, cosa que, desde la perspectiva y la clarividencia que me otorga la edad, me resulta tan fácil como posible, por lo que la fuerza que le merma a España el envejecimiento de su población, se la restituye y aumenta la experiencia que le presta la madurez y experiencia de la misma y la resolución con que esa población adopta las acciones proclives a defender su libertad y sus derechos de la misma.

Solo falta esperar el mucho ahínco con que la carcundia reaccionaria va a hostigar, cuando se reponga, a lo que en términos políticos al uso podríamos denominar las fuerzas del progreso, solo falta aprender de la Historia y tener muy presente la nuestra, que es rica en enseñanzas al respecto. Solo basta con saber que, si no se avanza recordando, se retrocede.

El que avisa no es traidor.