Soledad Puértolas propone que la palabra machirulo entre en el ‘Diccionario’
El término definiría a un “semichulo que quiere ser dominante”, explicó la escritora y articulista
¿Es usted un machirulo? ¿Se lo han llamado alguna vez? ¿Se lo ha dicho a algún hombre? La palabra en cuestión no está en el Diccionario de la Lengua Española, de hecho, su web remite a “cachirulo” como entrada más parecida, pero ello no quiere decir que no se use. Las últimas ocasiones en que personajes públicos la han puesto en su boca han sido la senadora argentina Cristina Kircher, que así tildó en Twitter a su sucesor en la presidencia del país, Mauricio Macri, a finales de mayo. Unos meses antes, la diputada de Podemos Irene Montero, en los pasillos del Congreso, calificó así a un colega del PP por su actitud.
El guante de una palabra que está en la calle lo ha recogido este martes la académica Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947) en una jornada de debate celebrada en la institución sobre la proliferación de extranjerismos en el mundo de la publicidad. “He propuesto a mis colegas de la Academia que el Diccionario incluya el término machirulo”, ha dicho Puértolas, que entró en la RAE en 2010 y ha recibido, entre otros galardones, el Planeta y el Anagrama de Ensayo.
Puértolas esbozó la posible definición de este término, que a nivel popular se asocia al de machista. “Esa clase de hombre no es exactamente un macho alfa, un semichulo que quiere ser dominante”, y matizó: “Es una palabra que tiene un tono irónico, hasta a veces con cierta ternura, y responde a la nueva versión del macho prototípico”. La escritora y articulista agregó que su propuesta, lanzada hace aproximadamente un mes, sigue los procesos habituales de estudio, en este caso en la comisión de Neologismos de la RAE, a la que ella pertenece junto a otros siete académicos. Fuentes de la RAE han informado de que la decisión «puede llevar años». Los académicos lo pueden proponer y en la propia comisión se decide si se apoya o se desecha. «Los criterios que se tienen más en cuenta son la frecuencia de uso, que debe ser de varios años, y que haya una dispersión geográfica del término, que no solo se use en España».
Además, se incluye una propuesta de definición y si pasa el filtro de la comisión, entonces va al Pleno, que se reúne cada jueves. En el Pleno la palabra puede debatirse durante meses y si finalmente se aprueba se envía la propuesta a las 22 academias restantes, las latinoamericanas más la norteamericana y la filipina, que, a su vez, pueden mandar a la RAE sus propuestas u observaciones. Solo entonces entraría en el Diccionario. Las mismas fuentes aseguran que «machirulo» ha sido, en mayo, una de las palabras más buscadas entre las que no existen en la web del Diccionario a raíz del tuit de Cristina Kirchner en el que la escribió.
Carme Riera, compañera de Puértolas en la comisión, añade que “el Diccionario tiene que recoger aquellas palabras que tienen uso. Ya hemos debatido algo y estamos buscando referencias”. En cuanto a la definición, apunta a la del “machito, el tipo que presume chulescamente de que es macho. Es un insulto, sí, pero, en cierto modo, leve”. Riera añadio que en esa misma comisión se ha propuesto la futura inclusión de sororidad, que es la “solidaridad entre mujeres”, según la Fundéu, fundación de la agencia Efe y el BBVA.
La vida de las palabras
El también académico y novelista Antonio Muñoz Molina mostró, sin embargo, cierto escepticismo respecto a este tipo de propuestas. “No tengo una opinión sobre ello. Las palabras tienen su propia vida y el que estén o no en el Diccionario, a la larga no significa nada”. El premio Príncipe de Asturias de las Letras (2013) agrega que “unas palabras duran mucho tiempo y otras, en cambio, tienen una vida breve, y ello no depende del Diccionario, porque nadie manda en ellas. La vida de las palabras es un misterio”.
La doctora en Filología Románica Eulalia Lledó, que ha realizado estudios de género sobre el español, advierte de que le cuesta decidir “si es conveniente o no” la presencia de machirulo en el Diccionario. “No es algo simple, hay que ser muy cautelosa y hay que estudiar el sentido despectivo”. Lledó, que participó en la revisión del Diccionario de 2001, añade al respecto: “Todo el mundo sabe que cualquier palabrota puede ser dicha con cariño, así que hay tener mucha cautela”. Para esta experta también hay que determinar muy bien “el arraigo que tenga esa palabra, porque hay muchas que, en un momento, parece que se pueden introducir por su uso, pero luego decaen. La incorporación de neologismos necesita un largo proceso que no se puede decidir a bote pronto”.
Por último, la lingüista argentina Violeta Demonte, catedrática emérita de Lengua Española en la Universidad Autónoma de Madrid, afirma, por correo electrónico desde São Paulo, que la propuesta de Puértolas le parece “digna de ser considerada, pues machirulo es un término que tiene un significado único, con un tono entre serio e irónico y puede ser usada en muchos niveles de la lengua”. Demonte, que participó en grupos feministas durante el franquismo, concluye: “Si la RAE encuentra que tiene un uso extendido como para que sea digna de entrar en el Diccionario me parecería muy bien».
La palabra “machirulo”, que hoy puede oírse en la calle, con la familia, amigos y en los medios de comunicación, acaba de iniciar su posible camino al Diccionario. Soledad Puértolas se lo toma con humor: “Espero que mis compañeros me hagan caso”
La lucha contra el inglés en la publicidad
Soledad Puértolas es uno de los representantes de la institución tricentenaria, junto a José María Merino como coordinador, que trabaja con la Academia de la Publicidad, institución sin ánimo de lucro, para defender el idioma español frente al continuo bombardeo de términos procedentes del inglés. Merino, que abrió la jornada de debate ¿Mejor en español?, bromeó con la cantidad de expresiones inglesas que se había encontrado esa mañana en carteles publicitarios al salir de casa: “Outlet, market, Private Banking… pero si hay alternativas en nuestra lengua, por qué no usarlas. La RAE surgió para proteger de la invasión del francés. Gente que quería dárselas de finas hablaban una lengua que mezclaba español y francés de forma casi ininteligible”.
El publicista y filólogo Alfonso González Callejas, de Arena Media, alertó que el inglés en publicidad “se ha convertido en una jerga”. “Somos vendedores que utilizan la palabra como herramienta aunque muchos lo hagan sin conocerla, y tenemos que ser conscientes de que nuestra lengua es una fuente de negocio”. Sobre la proliferación de anglicismos en este terreno, subrayó que “son los fabricantes los que exigen el uso del inglés y nosotros tenemos que luchar contra esa tendencia”.
Su colega Félix Muñoz apuntó que en esta cuestión «no se trata de luchar contra el inglés, sino de competir, porque cuando perdemos ante ese idioma, perdemos nuestro patrimonio. La mayoría de las veces, se degrada el español y utilizar el inglés no aporta». Muñoz recordó como acierto cuando el famoso eslogan de Coca-Cola «It’s the Real Thing» (Es la cosa auténtica) se decidió convertir en España en «La chispa de la vida». No obstante, reconoció que el de Shakespeare «es el idioma del marketing y es normal que incorporemos algunos términos».
Por último, Carlos Sanz de Andino, socio fundador y presidente creativo en Darwin Social Noise, estuvo de acuerdo en que hay que cuidar la lengua española, «pero no podemos ser puristas, porque saltarse las normas no está mal si la creatividad lo permite».