3 diciembre 2024

El Estado Islámico tiene recursos para planear ataques en cadena. Los atentados de este viernes pasado forman parte de una estrategia global

Así, como dice el título, lo afirma el llamado Estado Islámico (EI) en el más reciente número de su órgano de propaganda, la revista Dabiq. Para los seguidores de Abuker al Bagdadi, “nadie mejor que Alá maquina complots”. Estos yihadistas de orientación profética y apocalíptica definen este argumento —elaborado en base a citas coránicas seleccionadas a propósito— como una realidad que garantiza el éxito de sus objetivos frente a quienes califican de infieles y apóstatas o a rivales de similar orientación ideológica. Algo que les reafirma en su sanguinario empeño, precisamente por las expectativas de éxito inherentes a esa visión belicosa del credo islámico. Bagdadi insistió el mes pasado en que el islam “nunca ha sido religión de paz” y hacía un llamamiento a los musulmanes de todo el mundo para que se implicaran en la “guerra” que encabeza su organización.

Casi un año después de que el EI adoptase su actual denominación y fuera proclamado un nuevo Califato en los territorios de Siria e Irak donde había conseguido imponer su brutal dominio fundamentalista, los últimos atentados ocurridos en Isère, Susa y ciudad de Kuwait han puesto de relieve, una vez más, el ímpetu y las capacidades con que actúan los ejecutores de “complots que son por entero cosa de Alá”. Los dirigentes del EI tienen aptitud y recursos para planificar atentados concatenados —y altamente letales— en distintos países árabes, al tiempo que instigan la comisión de otras atrocidades en el mundo occidental. Azuzar enfrentamientos sectarios en Kuwait, obstaculizar el proceso de democratización en Túnez o quebrar la cohesión social en Francia mediante el terrorismo es parte de una estrategia global inexorable en los resultados.

El Estado Islámico ha extendido tanto su influencia como su presencia en el norte de África y así cabe además interpretar el nuevo atentado en Túnez, el país de la región con mayores niveles de movilización yihadista. Kuwait, por su parte, contribuye de modo significativo a la coalición internacional contra el EI, establecida el pasado verano. Cabe pues suponer que el EI —cuyo principal portavoz anticipó hace unos días “calamidades” para “Cruzados, chiíes y apóstatas” durante el actual periodo de Ramadán— intente elevar los costes de esa contribución para los países concernidos. También Francia participa en dicha coalición, pero es asimismo el país de la Unión Europea donde se contabiliza un mayor número de jóvenes musulmanes radicalizados en el salafismo yihadista, adheridos al EI e inclinados a intervenir en “complots que son cosa de Alá”.

Fernando Reinares es catedrático de Estudios de Seguridad en la Universidad Rey Juan Carlos y director del Programa sobre Terrorismo Global en el Real Instituto Elcano.