El calor aprieta a Europa. ¿QUE ES UNA OLA DE CALOR?
No se habían cumplido seis días del verano cuando la primera ola de calor sacudía la Península Ibérica. El pasado día 28 de junio se batía el récord histórico de temperatura máxima para ese mes con 39,1ºC. Pero sólo hizo falta esperar 24 horas para que se volviese a batir ese registro con los 39,7ºC que hubo el día 29. Y la capital no fue una excepción. Santiago de Compostela también batió su récord histórico con 37,8ºC ese mismo día.
Fue una ola de calor de sólo cuatro días, pero presagiaba un verano complicado, tal y como apuntan las predicciones estacionales de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), que vaticinan «un verano más cálido de lo normal». Ya veníamos del mes de mayo más caluroso de los últimos 50 años en España, en el que se superaron los 40ºC en varias provincias y en varias ocasiones.
El clima sigue empeñado en ratificar las predicciones estivales. Hoy arranca la segunda ola de calor que atravesará España desde que comenzó el verano el pasado domingo 21 de junio. Y esta vez durará, como mínimo, hasta el próximo jueves, según fuentes de Aemet. Pero, en esta ocasión los azotes del termómetro dejarán cicatrices en medio continente. «En Europa también va ha hacer mucho calor hasta la semana que viene», explica Ana Casals, portavoz de Aemet. «Tenemos un gran anticiclón encima y su lengua se extiende hasta Finlandia», dice.
Avance de la ola de calor por Europa hasta el Domingo.Centro europeo
Las predicciones del Centro Europeo para la Predicción del Tiempo a Plazo Medio vaticinan temperaturas que rondarán los 40ºC este fin de semana en países como Alemania o Francia. Y otros como Polonia, Suiza o Luxemburgo han activado para este fin de semana el nivel de alerta roja, clasificado como «situación meteorológica muy peligrosa», según Meteoalarm.
Y es que este tipo de extremos climáticos pueden provocar serios problemas de salud e incluso aumentar el número de muertes, como ya sucedió durante la ola de calor de 2003 que duró 16 días seguidos en España y que causó miles de muertos en toda Europa.
«El calor excesivo puede matar, y eso es algo que en Reino Unido es difícil de hacer entender a la gente, que siempre sale de vacaciones buscando climas más cálidos pero que casi nunca se han enfrentado en casa a temperaturas como éstas, amplificadas por la humedad», asegura Paul Cosford, director de Protección de la Salud de Public Health England.
El metro infernal
El «penacho ibérico» (como se conoce popularmente al aire caliente proveniente de la Península) seguirá en principio varios días instalado sobre las islas británicas y dejando evidencia su falta de preparación: la mayoría de las líneas de metro de Londres siguen sin contar con aire acondicionado.
«Las olas de calor no se producen con la misma violencia que otros desastres naturales, como los ciclones o las inundaciones», advierte una nota conjunta de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización Meteorológica Mundial. «Pero se trata de fenómenos peligrosos que requieren una atención cada vez mayor».
«Nuestra preocupación sobre el cambio climático debería tener en cuenta tres aspectos fundamentales», advierten los organismos de la ONU. «Hay que poner en marcha medidas de adaptación, de prevención de los riesgos y de información y apoyo al público, con sistemas de alerta que unifiquen estos principios y sirvan para gestionar las situaciones de emergencia en caso de altas temperaturas».
El comunicado conjunto recuerda que 14 de los 15 años más calurosos registrados hasta la fecha se han producido en el siglo XXI. Además, a escala global, el pasado año 2014 fue el más cálido de la Historia. El panel científico de Naciones Unidas para el cambio climático, el conocido como IPCC (por sus siglas en inglés), dejó claro en su quinto informe que la ocurrencia de olas de calor aumentará y se agravarán sus efectos a consecuencia del cambio climático, lo que afectará a la salud humana provocando una «mayor probabilidad de lesión, enfermedad y muerte debido a olas de calor e incendios más intensos», cita el informe. Y eso en la Península Ibérica tendrá un mayor impacto que en otras zonas de Europa, según los expertos.
«El aumento de temperatura global es muy preocupante. Acabamos de ver los efectos de las olas de calor en India y Pakistán. Las zonas secas alrededor de los trópicos se harán mayores y esto puede influir en España. Si continuamos por el mismo camino, en la mayoría de lugares de la Tierra el peor verano que se recuerda hoy en día estará por debajo de la media a finales de siglo», aseguró a este diario Richard Alley, catedrático de Geociencias de la Universidad de Pennsylvania (EEUU) y recién galardonado con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático.
Quizá conviene explicar qué es una ola de calor. Para los meteorólogos, una ola de calor es un episodio de altas temperaturas de al menos tres días consecutivos. Pero esas «altas temperaturas» tienen que haberse registrado como mínimo en el 10% de las estaciones de medición consideradas y los registros deben proporcionar temperaturas máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de verano del periodo 1981-2010. Es decir, que deben estar entre el 5% de las temperaturas máximas más altas registradas durante esos 30 años.
En España, desde el año 1975 ha habido 28 años de olas de calor y 11 sin ellas, y rara es la vez que se dan dos años consecutivos sin olas de calor, excepto en Canarias, donde no se vivió este fenómeno entre los años 1991 y 1997, por ejemplo.
El calor extremo ha empezado muy pronto este año. Y los expertos aseguran que esto dificulta que las temperaturas mínimas también bajen durante la noche debido a que se trata de los días más largos y las noches más cortas del año. «Eso hace que por la noche no de tiempo a refrescar», dice Ana Casals. De hecho, la pasada ola de calor registrada en los últimos días de junio dejó también llamativos récords de temperaturas mínimas más altas registradas durante la noche del día 29, cuando el termómetro no bajó de 25,1 grados en Colmenar Viejo (Madrid) o de 23,5 en Alicante.
Es imposible para los expertos saber si este año quedará en la memoria como lo hizo aquel verano de 2003. Pero, al margen de que se puedan superar los 40ºC en ciudades como Zaragoza, Córdoba o Alicante, lo cierto es que tenemos buena parte de julio y todo agosto por delante y podemos terminar la semana próxima con más de 10 días de ola de calor (en 2003 hubo 20 días, separados en dos episodios de altas temperaturas).
El impacto de los extremos climáticos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han lanzado por primera vez una alerta conjunta sobre el impacto de las olas de calor en la población, tras la muerte de más de 2.300 personas en India y Pakistán por las elevadas temperaturas en junio y ante la nueva ola de calor que asola Europa (las altas temperaturas causaron más de 14.000 muertos en Francia en 2003). Los organismos de la ONU han instado a los países centroeuropeos a subirse al carro de la adaptación al cambio climático y aplicar sistemas de alerta como los que ya existen en el Sur de Europa. El Reino Unido ha registrado esta semana el día más caluroso en su historia en julio: 36,7ºC en Heathrow y 35,7 en Wimbledon (donde el tenista Bernard Tomic tuvo que ser tratado a pie de pista y un recogepelotas ingresó en Urgencias ). La Met Office ha emitido una alerta dirigida sobre todo a los afectados con enfermedades cardíacas y respiratorias para que no pisen la calle entre el mediodía y las cuatro de la tarde.