La llegada de 270.000 inmigrantes cada año reducirá el déficit de las pensiones 2,2 puntos
La entrada de extranjeros es la medida más eficiente contra los problemas del envejecimiento de la población: mayor que elevar la edad de jubilación o aumentar los años del cálculo de la pensión
La inmigración se presenta como una de las soluciones más efectivas contra el problema del envejecimiento de la población. La llegada de personas en edad de trabajar y fértil puede ser una de las mejores armas de España para luchar contra el déficit de la Seguridad Social, que amenaza con dispararse en las próximas décadas. Según las estimaciones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), la llegada de 270.000 inmigrantes netos cada año hasta 2048 permitirá reducir en un 2,2% del PIB el déficit de la Seguridad Social.
La inmigración se presenta como un instrumento más efectivo que la natalidad o la caída de la tasa de paro para reducir el grave agujero de la Seguridad Social. De hecho, sin inmigración, España corre un grave riesgo de entrar en un escenario de ‘japonización’ de la economía, con bajos niveles de crecimiento y altas tasas de ahorro ante el temor de la quiebra del sistema público de pensiones.
Según las estimaciones de la AIReF, la llegada de cada 50.000 inmigrantes netos cada año recortará el gasto de la Seguridad Social el 0,4% de media hasta 2048. Para realizar este análisis, la AIReF no tiene en cuenta que la llegada de inmigrantes eleve la tasa de paro, que sitúa en el 7,8% al final del periodo, ya que el envejecimiento de la población provocará que haya cada vez menos exceso de oferta de mano de obra.
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La autoridad Fiscal considera que en este periodo llegarán 270.000 inmigrantes netos cada año para cubrir la demanda de trabajo. De esta forma, el incremento del PIB permitirá rebajar el gasto en pensiones de forma estructural en algo más de dos puntos del PIB. Solo la llegada de inmigrantes será tan efectiva para reducir el agujero de las pensiones como el índice de revalorización de las pensiones (IRP), que servía para congelar la subida de las pensiones en apenas un 0,25% anual.
De esta forma, la inmigración se presenta como la vía más efectiva para luchar contra el problema de las pensiones públicas, aunque no debe ser la única. Por ejemplo, cada décima de incremento en la tasa de fecundidad (actualmente, está en 1,35 hijos por mujer) permitiría recortar en 0,1 puntos el gasto en pensiones. Esto significa que ni siquiera con un incremento hasta de 1,9 hijos por mujer, que es el escenario base de la AIReF, el impacto sobre el gasto de pensiones será tan profundo.
La llegada de inmigrantes será tan efectiva para reducir el agujero de las pensiones como el índice de revalorización de las pensiones
En definitiva, la inmigración será mucho más efectiva que la natalidad para luchar contra el déficit de la Seguridad Social durante las próximas décadas. Es normal que así sea, ya que el potencial para incrementar la población en edad de trabajar es mucho mayor con la inmigración que con la natalidad. Además, la llegada de extranjeros contribuiría a mejorar los niveles de natalidad tan bajos que tiene España, ya que los inmigrantes tienen mayores tasas de fecundidad que los nacionales.
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También tendría un efecto mayor que el incremento de la productividad, eso sí, a menos que la productividad del trabajo se dispare en los próximos años. Este es un punto que es imposible de anticipar actualmente, ya que la irrupción de una tecnología innovadora nunca se puede descartar. Sin embargo, para que los incrementos de la productividad tengan una influencia similar a la de la inmigración, tendría que producirse un importante incremento en las próximas décadas.
Según los cálculos de la AIReF, por cada 0,2 puntos más de ritmo de crecimiento de la productividad se conseguirá reducir el gasto en pensiones sobre el PIB en 0,3 puntos. Esto significa que sería necesario que la productividad creciese casi un tercio más que el escenario previsto: desde el 1,1% hasta el 1,44% anual de media hasta 2048.
La llegada de inmigrantes tendría un efecto sobre el déficit del sistema similar al que tendrían conjuntamente la subida de la edad de jubilación y el incremento del número de años cotizados para el cálculo de la pensión. Por ejemplo, un año más de edad de jubilación efectiva (no ordinaria, esto es, edad de jubilación media) reduciría en 0,4 puntos del PIB el gasto. De ahí que fuese necesario incrementar en más de cinco años la edad de jubilación para alcanzar el efecto de la llegada de inmigrantes.
Por su parte, el incremento de los años de cotización utilizados para el cómputo de la pensión, que en 2022 serán 25 años como consecuencia de la reforma de 2011, permitiría seguir reduciendo el gasto en las décadas siguientes. Según los cálculos de la AIReF, elevar el periodo que se emplea hasta 35 años (casi toda la vida laboral) permitiría recortar el gasto en 0,5 puntos del PIB.
En total, las dos medidas juntas (aumento de la edad de jubilación y del número de años para el cálculo de la pensión) difícilmente tendrán un impacto sobre el déficit de las pensiones de dos puntos del PIB, lo que significa que serán menos efectivas que la inmigración.
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