«La rebelión de las arrugas» por Carles Francino
Javier Bardem ganó un Oscar hace diez años por su memorable interpretación de un asesino en “No es país para viejos”.
Hoy me he acordado del título de esa película de los hermanos Cohen al leer fragmentos de un libro titulado “La rebelión de los mayores”, que describe por qué en España miles de pensionistas y jubilados llevan un año entero dando la matraca en las calles.
La primera explicación que nos viene a la cabeza, lógicamente, es porque reclaman una pensión digna, que se actualice con el IPC, que no pierdan poder adquisitivo, etc. Es verdad. Pero hay más, bastante más. “Nos sentimos como un estorbo –dice su autora-, pero cargamos con los problemas de conciliación en la inmensa mayoría de empresas y de familias. Representamos –los mayores de 65 años- el veinte por ciento de la población, pero apenas hay diputados –o diputadas- con esa edad. Sufrimos –esto es muy llamativo- sufrimos edadismo”.
¿Y eso qué es? Se estarán preguntando; pues ser discriminado o estigmatizado por el simple hecho de ser mayor. La lista de agravios sería más larga, pero casi que voy a la conclusión: esta que algunos han llamado “rebelión de las arrugas” yo creo que no se va a arreglar sólo con dinero, por ejemplo con esa paga, o paguita, de 13 euros que hoy ha anunciado el gobierno para compensar la subida de los precios. No, eso tiene que ver con un cambio mucho más profundo: de reivindicar para los mayores un espacio que no tienen adjudicado pero que quieren conquistar. Y a lo mejor hay que empezar por el lenguaje, por las palabras. España, ¿no es país para viejos… o no es país para mayores? No es lo mismo,
CADENA SER