Seamos serios, por favor
De nuevo habrá que hablar de Venezuela, ese país tan duramente azotado por sus propios dirigentes. Pregunta: ¿La situación política del país ha mejorado tras el exótico autonombramiento de Juan Guaidó como presidente venezolano? Todo parece indicar que en absoluto, que se ha sumado caos al caos, con el Ejército y la judicatura apoyando a Maduro. El golpe del escasamente conocido Guaidó ha recibido tan tempranamente el apoyo de Donald Trump y sus aliados, que cualquiera podría pensar que en realidad el procedimiento ha sido distinto: primero eligió Trump al designado -¡ha habido tantos líderes de la oposición democrática!- e incluso el momento, y luego se produjo el autonombramiento.
No es fácil para ningún demócrata, y al Ojo, al menos, le gustaría serlo- escribir o decir cosas que parece que son una defensa acérrima de Nicolás Maduro y su régimen. Pero acostumbrado a las trampas, tampoco caeremos en ésta. El episodio Guaidó, que tanto gusta a los legalistas pimpollos Casado y Rivera, en coincidencia con Felipe González y tutti quanti, es difícilmente asumible, por muy detestable y tiránico que sea Maduro. ¿Solución? Vaya usted a saber, pero conviene hacer algún llamamiento a la legalidad y la responsabilidad. Y nada le parece a este Ojo más conveniente que tratar de resolver el conflicto como la democracia gusta: con elecciones. Lo dice Sánchez, pero sobre todo lo mantiene la Unión Europea.
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