23 noviembre 2024

Alemania paga ocho veces más que España a las familias pobres con hijos

Los Presupuestos contemplan una subida de la prestación por hijo a cargo, que ahora es la sexta más baja de la UE, al nivel de Polonia o Bulgaria

Las prestaciones para las familias pobres con hijos son ocho veces mayores en Alemania que en España. En aquel país, un hogar vulnerable ingresó el año pasado un máximo de 2.328 euros por niño. En España, apenas 291. Es decir, 194 euros mensuales frente a 24,25. Existe gran disparidad entre las ayudas económicas que se otorgan en la Unión Europea y los complementos para hogares en riesgo de exclusión e incluso hay variaciones en función del número y edad de los hijos, según un documento elaborado por el Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil. España está a la cola en cuanto a transferencias para familias con niños, al nivel de Polonia o Bulgaria. Los Presupuestos del Gobierno prevén doblar estas ayudas para los hogares en pobreza severa.

La prestación por hijo a cargo nació en España en 1990. Es una ayuda económica para familias con hijos en situación de vulnerabilidad, bien porque presenten una discapacidad o porque el hogar acredite ingresos brutos anuales por debajo de 11.954 euros —independientemente del número de progenitores, aunque el umbral sí varía con el número de hijos—. El grueso de los casi 1.500 millones presupuestados en 2018 fue para familias con hijos con discapacidad (1.000 euros anuales si la discapacidad es mayor o igual al 33%). Del total, algo menos de un cuarto (346 millones) fue para hogares pobres.

En España, el 28,3% de los menores está en riesgo de pobreza (solo por detrás de Rumanía y Bulgaria). Son más de dos millones. Viven en hogares cuyos ingresos están por debajo del 60% de la renta mediana del país por unidad de consumo (en función del numero de miembros del hogar y su edad). En 2017, este umbral se fijó en 8.522 euros anuales para una persona sola; 11.078 euros anuales para una familia monoparental con un hijo menor de 14 años.

Alemania paga ocho veces más que España a las familias pobres con hijos

La prestación de 291 euros se ha mantenido estable desde 2002, mientras que el coste de la vida ha ido en aumento.  Los Presupuestos del Gobierno para 2019 recogen un incremento de 266 millones para combatir la vulnerabilidad de las familias en situación de pobreza. De aprobarse las Cuentas, los 291 euros anuales de la prestación por hijo a cargo se elevarán hasta 341. El año pasado hubo más de 1,2 millones de menores beneficiarios de esta ayuda. La intención del Ejecutivo es concentrar el mayor esfuerzo en 700.000 de ellos, quienes viven en situación de pobreza severa, es decir, en hogares con ingresos inferiores al 25% de la renta mediana del país por unidad de consumo . En estos casos, la prestación se doblará, hasta los 588 euros anuales.

Para que un progenitor con un hijo menor de 14 años pueda acogerse a la medida deberá ganar menos de 4.679,99 euros anuales (7.559,99 para dos adultos con dos niños). El Gobierno calcula que la tasa de pobreza infantil severa se reducirá hasta el 6,6% (en 2017 fue del 7,5%) y que 82.000 menores saldrán de esta situación.

El análisis del Alto Comisionado se centra en las ayudas económicas que reciben las familias con hijos en situación de vulnerabilidad. Hay otros aspectos, como la cobertura sanitaria o la educación, que también reflejan el sistema de protección de un país. Pero atendiendo estrictamente al ámbito monetario, la prestación española por hijo a cargo es la sexta más baja de la UE. Con la medida que propone el Gobierno ascendería siete posiciones. Aún seguiría muy distante de los 1.008 euros de media que, según el documento del Alto Comisionado, cobra anualmente un hogar europeo en situación de vulnerabilidad en el que viva un niño de seis a 12 años. “Es un primer paso, pero hay que seguir avanzando”, opina Olga Cantó, profesora titular de Economía en la Universidad de Alcalá.

La UE instó el año pasado a España a tomar medidas ante su escasa inversión en familia e infancia. Solo destina un 1,3% de su PIB a esta materia, frente a la media del 2,4% de los Estados miembros. De hecho, es el país de la UE que menos reduce la pobreza infantil con las prestaciones sociales que destina. Este cálculo permite comprobar cuál es la capacidad de los países para paliar la vulnerabilidad de los menores. Se compara la tasa de pobreza infantil antes y después de transferencias como subsidios por desempleo, rentas mínimas, pensiones o la prestación por hijo a cargo. En 2016, España redujo esta tasa en 8,6 puntos (hasta el 29,7%), frente a los 21,7 de Finlandia (hasta el 9,3%), los 24,1 de Austria (hasta 16,5%) o los 18,2 de Alemania (hasta el 15,4%).

“Tendríamos que equipararnos a la media europea en cuanto a las ayudas a familias vulnerables. En la UE hay pocos países que no tienen una prestación universal”, apunta Cantó. Son apenas 10. En ellos las ayudas quedan condicionadas a que la familia no supere un determinado umbral de ingresos. España está entre ellos, junto a Lituania, Italia, Polonia o Bulgaria.

 “Debemos compararnos con los miembros de la Eurozona, con los que compartimos moneda. Prácticamente todos tienen una prestación universal”, señala Cantó. En esos países se configura un derecho subjetivo a la crianza, independientemente de la renta. Ocurre en Alemania, Reino Unido, Bélgica o Suecia. Incluso hay lugares con una asignación adicional para los hogares con menores ingresos y países en los que la ayuda se complementa con deducciones fiscales.

“En España tenemos medidas redistributivas que reducen unos 400 euros por hijo los impuestos que pagan anualmente las familias. Pero son las de clase media y alta”, expone Cantó. Las familias de las clases más bajas no realizan la declaración de la renta, por lo que no se benefician. Fuentes del Alto Comisionado explican que en países como Alemania los hogares pueden decidir si prefieren recibir la prestación directamente o que se aplique a través de deducciones fiscales. “Las políticas españolas han sido muy limitadas. Pero los niños que viven en pobreza durante la infancia tendrán dificultades educativas, de empleo y de salud cuando sean adultos. Aumentar el gasto ahora supondrá invertir en el futuro”, zanja la experta.

FOTO: Una niña juega en su infravivienda en Madrid. ANDREA COMAS EL PAÍS
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