Estas son las comunidades con más muertes por cáncer de próstata
La mortalidad en los enfermos más jóvenes y con tumores de peor pronóstico se concentra en Galicia, Asturias, País Vasco y el sudoeste de Andalucía
El riesgo de morir por un cáncer de próstata podría depender del lugar de residencia. Un estudio del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III ha hallado un patrón geográfico diferente entre los tumores de próstata que afectan a los adultos de menor edad, en general más agresivos y letales, y los que crecen con lentitud y a veces no requieren ni tratamiento. Este patrón muestra que el exceso de mortalidad en varones de menos de 65 años (una edad temprana para el cáncer de próstata) se concentra en dos zonas: el noroeste del país (Galicia, Asturias y País Vasco) y el sudoeste de Andalucía.
Sin embargo, al estudiar las muertes en hombres de mayor edad, el mapa de mortalidad se ampliaba. Además del norte del país y de Andalucía, el exceso de riesgo se concentraba en una amplia franja que se extendía desde los Pirineos hasta el norte de Valencia. Curiosamente, Madrid, la zona costera de Tarragona, Barcelona, Alicante y Murcia presentaban riesgos por debajo del promedio en España. No hubo una mortalidad por encima de la media para el cáncer de próstata en ninguna franja de edad en estas provincias. En Madrid y Barcelona tenían tasas elevadas de admisión hospitalaria pero baja mortalidad, y lo contrario en el sudoeste de Andalucía, con bajos ingresos. Todos estos datos se recogen en el estudio publicado en la revista Plos One, en el que han participado también el Hospital de Fuenlabrada y la Universidad de Granada.
La información es relevante porque apoya la hipótesis de que puede haber factores implicados que marquen la agresividad de este tumor tan común, el segundo más común después del cáncer de pulmón en hombres.
Poco se sabe del origen del cáncer de próstata. Se tienen pocas certezas, algunas tan obvias como ser varón o superar los 50 años. «Pero no sabemos si existen otros factores implicados y si estos pueden marcar la diferencia entre tener un tumor con el que se puede vivir hasta una edad avanzada y otro más agresivo mortal a una edad relativamente joven para morir por esta enfermedad. Esa fue nuestra hipótesis de partida», cuenta Beatriz Pérez Gómez, directora del estudio.
La investigación es solo epidemiológica no determina la causa, aunque sí permite descartar algunas sospechas y añadir conocimiento al puz. Como por ejemplo que el nivel de ársenico en el terreno pudiera determinar la agresividad de la enfermedad. Una de ellas era el nivel de arsénico, un mineral que está de forma natural en el suelo y su presencia depende la geología del terreno. «También se ha especulado con la dieta, la obesidad y otros tipos de contaminación», explica Pérez Gómez. Ahora sabemos que, al menos, la presencia del arsénico no es la causa porque sabemos que en las zonas con más presencia de este mineral no hay más mortalidad por cáncer de próstata en hombres más jóvenes. Al contrario, coincide con el patrón de mortalidad de los de mayor edad. «Así que no tenemos por ahora ninguna teoría para los más jóvenes. Probablemente, no habrá un único factor ambiental sino varios. El reto es identificar los turmores que progresarán y saber por qué», asegura la jefa de área del departamento de Epidemiología de Enfermedades Crónicas del Centro Nacional de Epidemiología.
Este nuevo studio proporciona la visión más actualizada de la distribución municipal de la mortalidad por cáncer de próstata en España y se enmarca dentro de la vigilancia epidemiológica que realiza el Ministerio de Sanidad.