Así funciona un cerebro adolescente con el ‘juego de la muerte’: «Cada ‘like’ es como un orgasmo»

El psicólogo granadino José Capote explica que «la corteza prefrontal, encargada de medir los riesgos, no se desarrolla por completo hasta los veintitrés o veinticinco años»

El pasado martes, la Policía Local de Granada detectó un caso del ‘juego de la muerte‘ en un instituto de la capital. Este peligroso reto viral, consistente en asfixiar a una persona hasta hacerle perder el conocimiento para provocarle una presunta sensación de placer, está de moda entre los adolescentes, como demuestra el caso de la joven hospitalizada en Pinto. El fenómeno, además, consiste en grabar la acción en vídeo para pasarla a otros jóvenes y retarlos a hacer lo mismo. Aunque los peligros que entraña esta práctica son más que evidentes, muchos estudiantes se lanzan a él sin plantearse sus consecuencias. ¿Por qué lo hacen? Hablamos con un psicólogo para entender cómo funciona el cerebro de estos adolescentes cuando se enfrentan a un reto viral.

José Capote, psicólogo granadino y miembro de un grupo de investigación de la Universidad de Granada, explica a IDEAL que «el cerebro humano no termina de desarrollar su corteza prefrontal hasta los veintitrés o veinticinco años». En este sentido, el médico añade que «esta parte del cerebro es la encargada de valorar los impulsos, medir los riesgos y pensar en el futuro», motivo por el cual los adolescentes suelen infravalorar el peligro de ciertas acciones.

El ‘juego de la muerte’ en Granada

Igualmente, Capote cuenta que, al contrario de lo que ocurre con la capacidad de medir riesgos, «lo que sí está muy desarrollado en la adolescencia es la gratificación», lo que justifica que en los adolescentes «la emoción prevalezca sobre la razón». En esta línea, el psicólogo afirma que «un ‘like’ o un ‘me gusta’ es muy importante para un adolescente, ya que activa la misma zona del cerebro que un orgasmo».

«Si los jóvenes no obtienen el placer de la atención de sus padres o del deporte, suelen buscar la gratificación en otro lugares. Las redes sociales juegan en este sentido un papel similar a las drogas, que también provocan esa sensación de gratificación y para las que tampoco se suele evaluar bien el riesgo que conllevan», sentencia el psicólogo.

Finalmente, Capote afirma que «a los adolescentes cuesta hacerles entender el riesgo de estas prácticas«, por lo que cree que es mejor trabajar «con los padres y educadores» para que ejerzan control sobre la tecnología de los menores. «Todo este tema de las redes nos ha venido muy de ‘sopetón’, y está claro que se está haciendo un mal uso de las mismas. Hay que educar a los menores en la tecnología, dejando que la usen pero con control y conocimiento», aconseja el experto.

DIEGO CALLEJÓN

FOTO:Un adolescente pasa por delante de la imagen de un cerebro que forma parte de la exposición promovida por la ‘Fundación La Caixa’ en Palma de Mallorca. / REUTERS

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