¿Qué es una ola de calor y qué puedo hacer para protegerme?
Las olas de calor deben reunir temperaturas «anormalmente altas», duración en el tiempo y extensión geográfica
En verano hace calor y eso no es noticia. Sin embargo, sí lo pueden ser las olas de calor. Ahora bien, ¿qué es una ola de calor… y qué diferencia hay con las altas temperaturas normales de la época estival?
Hablar de las olas de calor no es sencillo, ya que no existe una definición clara que explique qué son y evite «exageraciones» o interpretaciones subjetivas sobre el calor que hace unos días en concreto. Lo que sí se sabe sobre las olas de calor es que tienen que reunir tres características:
1.- Temperatura: se trata de episodios de temperaturas «anormalmente altas», según explican desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Estas temperaturas altas lo serán en comparación con las medias registradas en una zona y fecha en concreto: es decir, una temperatura anormalmente alta para Sevilla no es la misma que una temperatura anormalmente alta para Burgos.
Este es el ejemplo que utilizan desde la Aemet: en Sevilla aproximadamente el 60% de los días de julio y agosto se registran máximas por encima de 35 grados y el 25% por encima de 38 grados. Por tanto, un día con una máxima de 38 grados en Sevilla será un día muy caluroso, pero no lo suficiente como para ser candidato a ola de calor en la localidad. Por el contrario, en Molina de Aragón (Guadalajara) la temperatura máxima absoluta registrada hasta la fecha es precisamente 38 grados, por lo que una máxima de 38ºC en esta localidad sí podría formar parte de un episodio de ola de calor.
2.- Tiempo. Una ola de calor no es un episodio aislado de altas temperaturas: debe mantenerse durante varios días. En concreto, durante al menos tres días consecutivos.
3.- Extensión. Asimismo, para que un episodio de altas temperaturas durante al menos tres días pueda ser considerado ola de calor debe afectar a una parte importante de la geografía. En España esta extensión se mide en el número de estaciones meteorológicas: el 10% de ellas deben registrar dichas temperaturas máximas durante el periodo mencionado.
Cuatro avisos por calor
El Plan Nacional de Predicción y Vigilancia de Fenómenos Meteorológicos Adversos emite avisos a través de un código de colores cuando hay fenómenos que puedan suponer riesgo para la población. Así ocurre con las olas de calor, de frío, las tormentas o los fenómenos costeros, por ejemplo. El código de color es el siguiente:
- Verde: No existe ningún riesgo meteorológico.
- Amarillo: No existe riesgo meteorológico para la población en general aunque sí para alguna actividad concreta (fenómenos meteorológicos habituales pero potencialmente peligrosos o localización de alta vulnerabilidad como una gran conurbación).
- Naranja: Existe un riesgo meteorológico importante (fenómenos meteorológicos no habituales y con cierto grado de peligro para las actividades usuales).
- Rojo: El riesgo meteorológico es extremo (fenómenos meteorológicos no habituales de intensidad excepcional y con un nivel de riesgo para la población muy alto).
Efectos de las olas de calor en la salud
Experimentar durante tres (o más) días consecutivos unas temperaturas anormalmente altas tiene importantes efectos para la salud de las personas, que pueden llevar incluso a la muerte.
Es especialmente importante proteger a los más vulnerables: los niños pequeños (menores de cuatro años) y los ancianos mayores de 65, así como personas que sufren patologías (enfermedades cardíacas o diabetes, entre otras) y quienes toman depresivos o alcohol en exceso, según el Protocolo de Actuaciones ante una ola de calor del Ministerio de Sanidad de 2004.
Cómo protegernos del calor extremo
Los problemas de salud asociados a las altas temperaturas pueden evitarse con medidas muy sencillas recomendadas por el Ministerio de Sanidad:
- Beber mucha agua o líquidos sin esperar a tener sed, salvo si hay contraindicación médica.
- Evitar las bebidas alcohólicas, café, té o cola y las muy azucaradas.
- Permanecer en lugares frescos, a la sombra y si es posible pasar al menos dos horas en algún lugar climatizado.
- Tomar duchas o baños frescos con frecuencia.
- Bajar las persianas para evitar que el sol entre directamente a la casa.
- No abrir las ventanas cuando la temperatura exterior es más alta.
- Evitar usar máquinas y aparatos que puedan producir calor en las horas más calurosas, como las aspiradoras.
- Recuerda que si en casa hay 35 grados o más, los ventiladores sólo mueven el aire, no lo enfrían.
- En cuanto a la alimentación, mejor hacer comidas ligeras que ayudan a reponer las sales perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, gazpachos o zumos).
- Evita actividades en el exterior en las horas más calurosas, sobre todo si las actividades son intensas.
- Si tienes que permanecer en el exterior procura estar a la sombra, usar ropa ligera y de color claro, protegerte del sol (protectores y sombreros).
- Utiliza un calzado fresco, cómodo y que transpire.
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