23 noviembre 2024

Cómo nos estamos cargando la infancia de nuestros niños con solo cuatro actitudes

Seila García Ruiz.

El psicopedagogo Francesco Tonucci repasa algunos de los mayores errores de nuestra sociedad

A Francesco Tonucci le gusta definirse como «niñólogo» porque dedica su vida a tratar de «conocer y entender la infancia«. En ese camino, ha sacado una conclusión clara: «Lo más importante de la vida se hace en los primeros años, fuera y juntos». Tres preceptos fundamentales que cada vez se respetan menos y en los que considera que tienen mucho que ver la hostilidad de las ciudades en las que vivimos. En 1991 puso en marcha en Fano, su ciudad natal, el proyecto La ciudad y los niños, que situaba a los niños como protagonistas a la hora de planificar el modelo de ciudad en la que queremos vivir. Casi 30 años después, piensa que, lejos de mejorar, los espacios públicos han ido a peor: «Hay que sacar del espacio público a los coches y devolvérselo a la gente, porque además con el tema de la contaminación y el calentamiento global pasa por lo mismo. Escuchar a los niños supone también tener una actitud distinta ante el mundo», sostiene, y no es la única reflexión que ha dejado sobre la infancia en Hoy por Hoy:

Hemos olvidado la infancia

«La etapa más importante de la vida es la primera. Las neurociencias están confirmando que la actividad cerebral de los primeros meses y años no es comparable con la del resto de la vida. En esos primeros años se ponen los cimientos de todo lo que va a ocurrir después pero éstos tienen una desventaja: no se ven, pero son necesarios. Todo el mundo mira el Palacio y nadie piensa en los cimientos que lo sustentan. Nosotros tenemos los cimientos sobre los cuales hemos construido todas nuestras competencias, capacidades, conocimientos, habilidades, relaciones sociales… Pero lo hemos olvidado y esta es una de las grandes enfermedades de la Humanidad. Los adultos se olvidan de la infancia y repiten con sus hijos y con sus alumnos los errores que se cometieron con ellos de pequeños», sentencia.

Sobreprotección

Tonucci no duda al apuntar la mayor amenaza a la que se enfrentan los niños de hoy: «El derrumbe de su autonomía». Ve cómo muchos padres piensan que lo más importante va a venir después «cuando lo más importante ya ocurrió» y considera fundamental que los niños pasen tiempo «fuera de casa, de la escuela y del control directo», porque «allí se viven las experiencias verdaderas, las que se recuerdan toda la vida».

«Si cerramos los ojos y pensamos en nuestra infancia, no pensamos en columpios y toboganes, pensamos en cosas que hemos vivido con amigos y con amigas, y muchas veces son cosas que no se podían contar en casa, pero son las cosas sobre las cuales se construyeron nuestros conocimientos profundos», señala el pensador. Lamenta que esa riqueza se esté perdiendo sin motivo: «Hoy en día los niños no salen por el miedo de los padres y el miedo no se justifica con un aumento de peligro». Los datos confirman que no es más peligroso salir a la calle ahora que antes, al contrario, la criminalidad es más baja.

Ciudades hostiles

Firme defensor de repensar un modelo de ciudad que ponga al niño en el centro, Francesco Tonucci considera también que «las ciudades no merecen el miedo que tenemos». Cree que «el miedo está alimentado por los medios de comunicación, que se aprovechan para mostrarlo en toda su evidencia, y la gente se preocupa por lo que ve no por lo que se vive, y por la política, que se aprovecha del miedo para aumentar el consenso».

Tonucci lamenta que los niños ahora no puedan salir solos a la calle a jugar y sostiene que «los espacios de juego de la ciudad, los parques con columpios y toboganes, no son buenos para jugar sino que la ciudad debe ser jugable por sí misma. El espacio público es el espacio del juego. Todos los espacios de la ciudad».

Una convención fallida

La Convención sobre los Derechos del Niño ha cumplido 30 años este 2019. Los Estados miembros de la ONU se comprometieron con ese documento a velar por la infancia en todo el mundo pero a día de hoy, muchos niños siguen sufriendo por distintas circunstancias en muchos lugares y nadie hace nada por evitarlo. Tonucci no entendía en su momento «que fuera necesario un tratado internacional para obligar a los padres a querer y respetar a sus hijos» pero cree que los hechos le han demostrado, no solo que fuera necesario sino que, además, «no fue suficiente». Se pregunta por qué algunos países suscribieron el compromiso si 30 años después siguen sin respetar a los más pequeños y lamenta que mucha gente ni siquiera conozca qué se pedía en ese documento. Anima a todo el mundo a descubrirlo porque «es pequeño, son 42 artículos y se lee en una hora». De todo el contenido, destaca especialmente el artículo 3, en el que se establece que siempre debe primar el interés del niño: «Significa que, cuando hay un conflicto entre un niño y un adulto, ganan los niños», resume.

CADENA SER

https://cadenaser.com/ser/2019/10/25/sociedad/1572004555_082848.html