Aura, Siri, Cortana o Alexa son los nombres propios de la inteligencia artificial que ya está en nuestros móviles y casas. Pero vivimos rodeados de otras muchas máquinas con ‘cerebro’. ¿Qué hay detrás de esta tecnología que empezó a forjarse hace más de 70 años?

Algoritmos que leen la cara El desbloqueo de móviles es uno de los usos más populares del reconocimiento facial.

Pero también se utiliza para identificar a personas en los aeropuertos e incluso permite a algunas organizaciones de ayuda humanitaria localizar, en un sitio público, a víctimas de trata de seres humanos.

¿Cómo funciona esta poderosa herramienta? Primero se hace una captura del rostro, a través de una fotografía o vídeo. El sistema realiza una identificación de las características biométricas. Analiza el tamaño del iris, la distancia que hay entre los ojos, la forma de la nariz y la boca, entre otros rasgos.

Luego compara la información recabada en una base de datos de imágenes. De esta manera, se cotejan los datos biométricos y se obtienen similitudes. En el futuro, esta herramienta se utilizará para hacer pagos o en las aulas escolares para conocer el grado de comprensión de los estudiantes, a través de los gestos que hacen.

Ningún rostro es igual y el sistema es capaz de encontrar esas diferencias

La magia de la inteligencia artificial ha llegado a nuestras casas.

Las conocemos con distintos nombres: Aura (Telefónica), Cortana (Microsoft), Siri (Apple) o Alexa (Amazon). Su funcionamiento es toda una hazaña tecnológica. Cuando se le pregunta a Aura “¿hoy hará frío en Madrid?”, el sistema graba la voz humana, la envía a un servicio en la nube que convierte la frase en texto y posteriormente se pasa a otro servicio en la nube que detecta la intención del usuario. Una vez que encuentra la información adecuada en una base de datos en formato texto, el sistema vuelve a convertir esa respuesta en voz para contestar al usuario. Todo ello ocurre en solo unos segundos.

En los últimos 30 años hemos visto una gran cantidad de películas con temas futuristas donde un ordenador habla con una persona. Actualmente, hemos superado a la ciencia ficción con creces.

Un consejero inteligente Lento y silencioso. Así ha sido el avance de la inteligencia artificial en nuestras vidas.

Sin darnos cuenta la utilizamos casi todos los días. Esa canción que nos recomienda Spotify o esa serie de acción que aparece como sugerencia en Netflix son producto de esta tecnología. Hay dos tipos de recomendaciones. El primero (las personalizadas) utiliza las características de los productos o contenidos que hemos consumido o simplemente consultado en la web. A partir de allí, el sistema busca similitudes con las preferencias de otros usuarios. Por ejemplo, si nos gustan las películas de Spider-Man, probablemente también sean de nuestro agrado los libros de ciencia ficción. Por otro lado, están las recomendaciones no personalizadas, que analizan y procesan datos históricos de los usuarios. Por ejemplo, los 10 libros más leídos de la historia o los artículos más vendidos en internet.

Estas dos grandes categorías se suelen combinar para obtener mucho más valor

El potencial de la inteligencia artificial es enorme. Las aplicaciones que tenemos ahora son solo una pizca de todo lo que veremos en el futuro, dice Antonio Pita, responsable del área de Consulting & Analytics de LUCA, la unidad de datos de Telefónica. El 50% de las empresas españolas espera que esta herramienta tenga un impacto directo en áreas de negocio, según una encuesta realizada por la consultora EY.
Para aquellas compañías que están iniciando el viaje a través de esta tecnología, lo primero es que establezcan una hoja de ruta, recomienda Pita. Es fundamental conocer y entender los datos (el alma de la IA) con los que cuenta una compañía. Una vez dado este paso es necesario tener claro el caso de uso

Antonio Pita

https://elpais.com/publi-especial/thinkbig-empresas/inteligencia-artificial/

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