«La Chapa, un endemismo atarfeño» por Gregorio Moreno-Rueda
El caracol Iberus gualtieranus gualtieranus, vulgarmente conocido como chapa, constituye uno de los valores ecológicos y naturales más importantes de Sierra Elvira.
Se trata de un caracol de buen porte, cuya característica más llamativa es su concha aplanada. Esta interesante adaptación morfológica, de hecho, es la que le permite sobrevivir en Sierra Elvira. Debe tenerse en cuenta que los caracoles son animales que gustan mucho del agua, y que fácilmente pueden morir deshidratados en casos de excesiva exposición al sol.
A eso precisamente se expone este animal en Sierra Elvira, un monte seco, con poca cobertura vegetal y altamente expuesto a los letales rayos del astro rey. Pero, como dice un dicho popular,
la naturaleza es sabia. A lo largo de su evolución, este caracol ha ido modificando su concha, haciéndola cada vez más plana. ¿Para qué? Para poder introducirse en las grietas que se forman por la erosión kárstica en los rocosos suelos de Sierra Elvira.
Dentro de esas grietas se mantiene un microclima perfecto para este animal,donde está húmedo y a la sombra, protegido de los rayos solares que tanto daño pueden hacerle. Allí pasa bien
resguardado todo el verano, terrible verano de Sierra Elvira, donde se pueden alcanzar hasta 70 ºC a nivel del suelo expuesto al Sol del mediodía.
Este inteligente caracol y su peculiar concha constituyen un animal único en el mundo entero,
pues no se conoce de ningún otro caracol que haya evolucionado en una forma tan singular. Además, se trata de un endemismo del sureste andaluz, presente tan solo en Almería, la Sierra de Jaén y en Sierra Elvira.
La importancia de este caracol es tal, que un dibujo de su concha constituye el logotipo de la Sociedad Española de Malacología.
El pueblo atarfeño puede, y debe, sentirse orgulloso de este tesoro escondido entre las grietas de su querida serranía.Y por eso mismo, el pueblo atarfeño debe cuidar de que este animal no desaparezca de su sierra. Su distribución en Sierra Elvira es muy concreta, abarcando tan sólo una parte de la zona occidental, allá por los Morrones y picachos aledaños. Habita además tan sólo en las zonas
rocosas donde puede encontrar las grietas que le permiten sobrevivir. Esto hace que tenga una distribución muy parcheada, es decir, muy dividida dentro de la sierra.
Un incendio o una explotación minera pueden acabar con una población entera. Y habida cuenta de la velocidad a la que se desplazan los caracoles, esta población difícilmente sería recolonizada por las poblaciones adyacentes.
Así, poco a poco, las distintas poblaciones de este caracol en Sierra Elvira podrían ir desapareciendo
una a una de forma irremisible, si no se pone cuidado en ello. Además, como es característico de los caracoles propios de ambientes xéricos, su tamaño poblacional es muy bajo, haciéndole muy susceptible a elevados niveles de recolección con fines gastronómicos o coleccionistas.
La situación de esta belleza atarfeña es tan crítica que recientemente ha sido propuesta su catalogación como especie en peligro de extinción. El pueblo de Atarfe cuenta con muchos tesoros
escondidos en su campo. La chapa, el Iberus gualtieranus gualtieranus, es sin duda uno de los más hermosos y peculiares. El pueblo atarfeño debe sentirse orgulloso de compartir su tierra con este animal único, y participar en su conservación.
PUBLICADO EN LA PAGINA 43 DEL LIBRO ATARFE EN PAPEL DE IDEAL (2007)
FOTO: Ejemplar vivo de I. galterianus ( F. A. Ruiz)