LA MANIFESTACIÓN DEL 8M Y EL CORONAVIRUS
Yo asistí a la manifestación del 8M. Salí de mi casa a eso de las 11 horas y en el camino me crucé con gente que paseaba como correspondía una mañana de domingo soleada.
El resto de la jornada del 8M se desarrolló con la misma normalidad. Me gustaría saber dónde fueron y con quién estuvieron aquellas personas que se están dedicando a intoxicar con la grave acusación de responsabilizar a la celebración de la manifestación del 8M de la gran expansión del coronavirus. Seguramente acudieron a comidas familiares en sus domicilios, o en restaurantes, cafeterías, parques…
Llama por ello la atención que en los mensajes que circulan en redes y medios de comunicación, no se haga referencia alguna a los 4.000 partidos de fútbol, 680 de baloncesto, 1.000 de otros deportes, 18.000 misas, no siendo menos importante el Congreso de VOX o las actividades en cines, teatros, conciertos, centros comerciales….Mensajes en los que se mezclan hechos, la mayoría de las veces distorsionados, parciales o sacados de contexto, con ideologías, opiniones e intereses políticos que se sirven del dolor, el miedo y la incertidumbre de la ciudadanía frente a un fenómeno nuevo de escala planetaria, para hacer alarmismo, sembrar la desconfianza, la división social y sacar réditos económicos o políticos de esta situación. Mensajes que frente a una realidad compleja ofrecen “soluciones” fáciles, poco realistas y simples, poco conscientes de la dimensión planetaria y extraordinaria generada por el COVID-19 y de las dificultades en la gestión de un fenómeno de estas características.
También mensajes que buscan culpables para expiar miedos e incertidumbres y utilizarlo como arma arrojadiza contra oponentes políticos. La historia está plagada de hechos trágicos en aplicación de esta tendencia tan “humana” de buscar chivos expiatorios, es el caso del movimiento feminista al que se está culpando de la extensión de la epidemia por las manifestaciones del 8M a la que todos los partidos políticos, a excepción de Vox que convocó un congreso, animaron a la participación.
Mensajes más preocupados por sembrar la división, la desconfianza, el odio y el conflicto que por promocionar iniciativas e ideas que contribuyan a salir de la situación, en unos momentos donde el objetivo debe ser mantener la unidad para salir de esta grave crisis a la mayor brevedad.
La manifestación del 8M siguió las recomendaciones sanitarias existentes. Es muy fácil a toro pasado saber lo que se debió hacer, y ahora podemos pensar dada la evolución de la epidemia, que hubiera sido más prudente suspenderla, pero en el momento en que se tomaron las decisiones, la información disponible y el contexto –en Granada en ese momento había cero contagios- eran diferentes. Dudas que, ¿tienen también las personas que organizaron o participaron en eventos y espacios colectivos en esas fechas?.
Parece importante recordar, a quienes atacan el 8M, que en esas movilizaciones, como se recoge en su manifiesto en Granada, se defendía la importancia de poner el cuidado en el centro de la vida, algo que resulta evidente en esta crisis. Defendíamos la necesidad que se valore social y económicamente, la importancia del trabajo de cuidados para la existencia humana, tarea que realizamos fundamentalmente las mujeres y en la que pretendemos corresponsabilizar a hombres y políticas públicas. Luchábamos por los derechos de estas mujeres que hoy juegan un papel esencial en la atención a las personas afectadas por la epidemia y atienden los servicios básicos de la población (sanitarias, cuidadoras a domicilio o en residencias, supermercados…). Son ellas, junto a otras muchas personas a las que aplaudimos todos los días a las 20 h.
Esta crisis está poniendo a prueba la capacidad de las instituciones internacionales, de los gobiernos, de la sanidad, de los servicios básicos… Pero también la de la ciudadanía a la hora de afrontar este reto sin alarmismos, con ánimo constructivo y con capacidad crítica para detectar fallos y errores que habremos de mejorar, con realismo y haciendo frente a quienes pretenden utilizar el miedo y la incertidumbre para sacar beneficios económicos o políticos. Una ciudadanía que en su mayoría, está siendo ejemplo de civismo, apoyo mutuo y solidaridad, movimiento ciudadano al que pertenecemos con orgullo.