El derecho de la mujer a envejecer como quiera
Porque se puede seguir siendo sexual, deseable y activa a los 60 y más allá
Hace unas semanas, coincidiendo con el lanzamiento de su último álbum, el suplemento dominical de The New York Times publicaba un perfil sobre Madonna titulado ‘Madonna a los sesenta’. Desde el título al contenido, buena parte del reportaje giraba en torno al hecho de que Madonna hubiese cumplido 60 años. A la artista no le gustaron ni el reportaje en general ni las continuas alusiones a su edad en particular. “Decir que estoy decepcionada por el retrato sería un eufemismo”, escribió en Instagram. Según Madonna, a pesar de haber pasado horas, días y meses con ella, la periodista que escribió el texto, Vanessa Grigoriadis, optó por centrarse en temas triviales como “la etnicidad de mi doble o la tela de mis cortinas, y en un sinfín de comentarios sobre mi edad, que jamás se habrían mencionado si fuera un hombre”.
No es la primera vez que la edad de la cantante se convierte en un tema. Hay quien piensa que Madonna está mayor para ser Madonna desde hace un par de décadas. Hace cuatro años, en los Brit Awards, se cayó del escenario durante su actuación, algo que puede ocurrirle a cualquiera y a cualquier edad, pero en su caso la anécdota dio lugar a un debate mediático sobre si le había llegado la hora de retirarse. Es, por ejemplo, lo que le recomendó el siempre polémico Piers Morgan en un demoledor artículo que relataba la supuesta caída libre de Madonna en los últimos años: “En los recientes Premios Grammy se paró e hizo un calvo para los fotógrafos en la alfombra roja, enseñando su trasero cubierto por medias de rejilla al mundo. Fue completamente vergonzoso. Comparen con Annie Lennox en el mismo evento, dos años mayor que Madonna, pero rezumando pureza, atemporalidad, clase y gracia. Luego se pavoneó en corsé sobre el escenario, meneando sus pechos y su pelvis como una prostituta anciana en un escaparate del barrio rojo de Amsterdam”.
Esa idea de que llegada cierta edad las mujeres deberían vestir y comportarse de cierta manera –lo que se entiende por convertirse en una señora— está bastante extendida. “La sociedad estigmatiza a las personas mayores, pero cuando le añades el factor género, la discriminación es doble”, explica Mónica Ramos, profesora de Antropología Social en la UCM y autora del libro Envejecer siendo mujer: dificultades, oportunidades y retos. “En el caso de Mick Jagger o de cualquier cantante de más de 60 años incluso se pone en valor que sigan estando tan activos. Para ellos es todo un éxito. Para una mujer es casi una vergüenza seguir a esa edad en un escenario”, apunta.
Pasa en el mundo del espectáculo y en todos los ámbitos de la vida. A juicio de Ramos, tiene bastante que ver con que “la identidad femenina sigue estando muy pegada al aspecto de la estética y de la belleza. Y en nuestro caso, la belleza y la estética en una sociedad tan ‘edadista’ y con una mirada tan estereotipada hacia el envejecimiento, significa que las mujeres solamente somos atractivas o activas sexualmente si somos jóvenes”.
Efectivamente, seguir siendo deseable y sexual a cierta edad es visto por muchos casi como una grosería. Es lo que denunciaba la actriz Jane Fonda hace unos días en una mesa redonda organizada por The Hollywood Reporter: “A nuestra cultura no le gusta que las personas con arrugas hablen sobre sexo. A los niños tampoco les gusta pensar que sus padres lo practican. Pero el grupo demográfico de más rápido crecimiento en el mundo son las mujeres mayores y muchas de ellas lo hacen de forma placentera”, aseguraba la actriz, de 81 años.
“A las personas mayores se las ve como personas asexuadas que ya no tienen ningún sentido del erotismo”, apunta Mónica Ramos. “Nadie se plantea que la sexualidad es una parte importante de la vida de las personas mayores. Si a eso unimos los estereotipos de género, la idea que se tiene de la sexualidad en el caso de las mujeres mayores es mucho más estigmatizadora”. Fonda se quejaba de que el sexo de las mujeres de 70 y 80 años ha sido objeto de broma o simplemente ignorado en el cine y la televisión. Hay pocas películas que retraten relaciones sexuales que incluyan a mujeres de más de 50 y en las que hay, parecen prohibidas las escenas de desnudo. “Muestran una sexualidad desde el punto de vista de la ternura, más bien afectividad”, coindice Ramos. “A alguien de cincuenta y tantos, pero especialmente a una mujer, se la ve muy mayor para tener ese tipo de relaciones en la pantalla. Todavía sigue siendo un tabú”.
Otro de los tabúes todavía vigentes es el de las relaciones entre mujeres y hombres más jóvenes. Cuando Demi Moore empezó a salir con Ashton Kutcher, quince años menor que ella, fue noticia en todo el mundo. Pero a nadie le extraña que el exmarido de ella, Bruce Willis, esté casado con una mujer veinticuatro años menor que él. O que a George Clooney y a su esposa, Amal, les separen diecisiete años. “Eso forma parte incluso en la erótica heteropatriarcal. Pero que una mujer mayor esté con un hombre más joven se ve como una patología, un vicio”.
La mejor respuesta para luchar contra todos estos prejuicios es, en opinión de la antropóloga, hacer lo que Madonna, Demi Moore o Jane Fonda: desafiarlos. “Si a medida que nos hacemos mayores vamos cuestionando este modelo podremos dar una imagen más positiva a las que vienen detrás. Tenemos que dejar de mirarnos en el espejo del heteropatriarcado y revelarnos para vivir más tranquilas y envejecer de una manera más plácida. Llegar a la vejez no tiene por qué ser necesariamente una derrota. Para muchas, puede ser un momento de liberación y de grandes oportunidades. No debería ser aceptable que tengamos que disimular que envejecemos”.
Marina Segovia
https://www.mujeresaseguir.com/social/noticia/1133522048615/derecho-de-mujer-envejecer-quiera.1.html
FOTO: Madonna, en una imagen promocional de su nuevo disco, ‘Madame X’. Foto: @madonna.