22 noviembre 2024

Según la NASA, el coronavirus está ayudando a reducir la contaminación en China

A las preguntas de qué haremos al acabar la cuarentena, que pasará con los puestos de trabajo o cómo será el mundo tras la crisis, se une otro gran interrogante: cómo afectará el coronavirus a la lucha contra el cambio climático, uno de los grandes desafíos de la humanidad y al que seguirá teniendo que hacer frente, con pandemia o sin ella.

Y la respuesta va mucho más allá de la reducción de emisiones por la caída de producción y transporte.

La lucha contra la contaminación ha encontrado un extraño aliado: el pánico ante la pandemia del coronavirus.

La epidemia del coronavirus comenzó en Wuhan con el temor de que el coronavirus fuera un ataque biológico. Pero lo cierto es que se trata de una zona altamente contaminada que está limpiándose aunque por desgracia, debido a la muerte de muchos de sus ciudadanos y el temor del resto de vecinos, se está descontaminando.

Quién ha descubierto cómo afecta el coronavirus a la contaminación en China?

De acuerdo con los especialistas ambientales, este descenso se encuentra relacionado directamente con el brote del coronavirus. Han sido las agencias espaciales de la NASA y de la ESA las que han alertado del efecto positivo de la disminución del tráfico y la actividad empresarial y de ocio en las zonas de Wuhan. Por ejemplo, desde finales de enero, empezaron a observar que gracias a la disminución del tráfico en el espacio aéreo en China ha ayudado a la disminución dela contaminación.

Otras imágenes comparan la contaminación solo en Wuhan en enero de 2019 y en febrero de 2020.

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Los satélites empleados para el monitoreo de los niveles del dióxido de nitrógeno, un gas nocivo emitido por los autos y las industrias, registraron que hubo en las últimas semanas una “caída dramática” en las mediciones.

“Esta es la primera vez que veo una caída tan dramática en un área tan amplia para un evento específico”

Fei Liu, investigadora de calidad del aire en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.

Así, los mapas publicados por ambas entidades evidencian un antes y un después del brote de la epidemia y el toque de queda por la cuarentena preventiva.

De acuerdo con los informes de la NASA, esto coincide con las medidas adoptadas por el Gobierno chino para intentar disminuir la propagación del COVID-19.

Otras medidas incluyen el descenso de actividades comerciales y las cuarentenas a las que millones de personas se encuentran sometidas en China.

¿Qué piensan hacer con la contaminación ambiental?

La economía china crece al igual que ocurre con su contaminación. Los dos crecimientos van de la mano, poniendo en riesgo la salud de su población

Sin embargo, parece que el país más poblado del mundo está dispuesto a sumarse a las medidas del Acuerdo de París. Estas entrarán en vigor en 2020 y partir de ahí se llevará a cabo un seguimiento para hacer balance mundial y cumplir con la limitación de aumento de temperatura.

La contaminación ambiental en China es un problema muy serio para el Gobierno. El smog en el aire afecta a varias provincias, es así que desde el 2017 las autoridades declararon alerta roja en 22 ciudades del país.

El panorama no cambió mucho en los últimos tres años; sin embargo, los recientes reportes dan una esperanza al pueblo chino en medio de la crisis por el coronavirus.

Estos días estamos viendo en redes sociales imágenes de las aguas cristalinas de Venecia, ciervos pastando en ciudades japonesas, pavos reales paseándose por Madrid o gráficos que muestran un aire más limpio en las principales ciudades en cuarentena.

En tiempos de crisis buscamos alivio donde sea que podamos encontrarlo. Pero no debemos engañarnos pensando que por fin llega ese mundo “más verde” por el que tanto hemos estado trabajando. Porque no es así.

La caída de la contaminación del aire y la probable disminución de las emisiones de carbono son simplemente los efectos secundarios de que toda la producción, la economía y el consumo no esencial estén paralizados. Pero es bastante probable que estos impactos positivos en nuestro planeta se desvanezcan tan pronto como las ruedas de la economía comiencen a girar de nuevo, como ya está pasando en China.

En los próximos días y semanas, la clase política tiene un papel esencial: necesitamos un nuevo acuerdo entre el Gobierno, las empresas y las personas. El dinero público debe gastarse en proteger a los más vulnerables y a quienes enfrentan la pérdida de sus vidas y sus medios de vida.

Cualquier apoyo a las industrias más contaminantes debe venir con la condición estricta de que ese dinero se va a gastar en salvaguardar empleos y en tomar medidas inmediatas para la descarbonización de nuestro futuro.

Si el Gobierno responde adecuadamente, podríamos salir no solo de esta crisis sanitaria, sino también alejarnos de la crisis climática que nos seguirá esperando una vez que todo esto termine.

En esta situación excepcional, desde Muhimu seguimos trabajando por un futuro más verde, por un mundo en el que tener aire y agua limpios y menores emisiones de carbono no sea consecuencia accidental de un desastre.

María Hidalgo

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