Descripción del gráfico

El techo de cristal con el que se topan las mujeres en su entorno laboral afecta tanto al salario que reciben como a sus oportunidades de ascenso, pero ¿qué ocurre a la hora de emprender? Tradicionalmente, los hombres han sido más proclives a abrir nuevos negocios que las mujeres, aunque la diferencia se está reduciendo como consecuencia del creciente peso de la mujer en el mundo laboral y de las medidas adoptadas por los Gobiernos para facilitar el emprendimiento femenino: desde Canadá o Alemania hasta Macedonia del Norte o Madagascar, los planes para ayudar a que las mujeres monten sus propias empresas no paran de aumentar.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), junto con el Banco Mundial y Facebook, y a través de una muestra de entre 200 y 400 empresas por país con más de un propietario y página de Facebook, calcula el porcentaje de compañías que tienen más mujeres, más hombres y el mismo número de mujeres y hombres como dueños. De esta forma, los datos de abril de 2018 muestran que, del total de 42 países analizados, solo tres cuentan con una mayoría de empresas regentadas por más mujeres: Canadá, Irlanda y Reino Unido.

Los mayores desequilibrios, por el contrario, se producen en Italia, Chile y Alemania, donde las empresas que tienen una mayoría de hombres propietarios aventajan en un 15% a las que presentan una mayoría femenina, pero sobre todo en Pakistán y Bangladés, donde las mujeres apenas controlan el seis y el siete por ciento de la empresas, respectivamente. Si prestamos atención únicamente a los fundadores de las empresas, sin importar si estas cuentan con uno o varios propietarios, la brecha de género es apabullante: en Europa, los hombres suponen el 83% de todos los emprendedores, en América Latina el 74% y en el resto del mundo el 73%, unas cifras que demuestran que la mujer aún tiene mucho terreno que avanzar en el campo del emprendimiento.

EL ORDEN MUNDIAL

 

 

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